Desde su puesto de presidente de la Confederación Europea de Sindicatos y secretario general de Comisiones Obreras en España, Ignacio Fernández Toxo defiende que la salida de la crisis, que ha arrastrado a más de 23 millones de ciudadanos de la Unión al desempleo, precisa también de un nuevo pacto social.

Líderes de varios sindicatos húgaros y la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, en sus siglas en inglés) lideran una protesta en Budapest, 2011.

FP en español: ¿Cómo valora sus primeros seis meses al frente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES)?

Ignacio Fernández Toxo: Dentro de lo complejo que es, estamos intentando dirigir una organización con expresiones múltiples: no solo por los diferentes países que se integran a nivel sindical, sino porque en cada país hay realidades distintas. Armar un discurso sindical en Europa es complejo, pero al mismo tiempo una tarea apasionante.

 

FP: ¿Qué camino se pretende seguir desde la CES?

IFT: Después de reafirmar lo inadecuado de las políticas que empezaron a ponerse en circulación en Europa en la cumbre del Ecofin de mayo del año pasado (en el que se decidió la creación del actual fondo de rescate), ahora se trata de ver cómo se construye una respuesta europea, que para la CES tiene dos prioridades: la defensa del empleo, dado que hay 23 millones de parados, y el Estado de bienestar. El saldo de la crisis no puede ser menos derechos y menos presencia de lo público en la organización social. Las instituciones europeas están conduciendo la crisis económica de una manera que lleva a que Europa vaya unos pasos por detrás de los movimientos especulativos de los mercados financieros.

 

FP: ¿Por qué la CES no tiene mayor protagonismo en esta coyuntura de desempleo?

IFT: A la CES le ha pasado un poco lo que le ha ocurrido a las políticas europeas en general. Con el fracaso del Tratado de Lisboa ha habido casi una renacionalización de las políticas en Europa y la crisis ha puesto en evidencia los límites de la construcción europea. Los sindicatos hemos acompañado excesivamente a los gobiernos. Cierto que a nivel europeo, también por la debilidad del diálogo social, esto ha sido menos visible o está siendo menos visible.

 

FP: ¿Por qué no tienen efecto las políticas y las medidas que se aplican desde Bruselas?

IFT: Porque las instituciones europeas están bloqueadas por los efectos que sus propias políticas están generando alrededor de las deudas soberanas. Cuando en Europa se empecinan, con la conducción del directorio franco-alemán, en aplicar medidas de ajuste para el equilibrio de las cuentas públicas de todos los países al mismo tiempo, por muchas iniciativas de empleo que se desplieguen, éstas no serán eficaces. Lo que está produciendo es una contracción de la economía europea y ahora es evidente el riesgo de una nueva recesión cuando aún no hemos superado los efectos de la primera. Se abren debates, impulsamos discusiones, pero los debates se queman en sí mismos.

 

FP: Entonces, ¿cuál es la solución?

IFT: Europa tiene unos cuantos déficits estructurales, pero el fundamental es el que nos abre en canal frente a los movimientos especulativos en los mercados de la deuda. El problema es que tenemos un área económica que tiene una moneda, pero no tiene instrumentos de gobierno económico. La diferencia entre los mercados de la zona euro con Gran Bretaña, Japón y Estados Unidos que es que nosotros no tenemos un banco emisor y el Banco Central Europeo no juega el mismo papel que los de aquellos países. En términos de deuda, Inglaterra, y en términos de desequilibrios comerciales, Japón y Estados Unidos, tienen una realidad peor que la zona euro. Sin embargo, adquieren recursos financieros para financiar el funcionamiento de su economía al 2% y en Europa de media se paga a más del 4% y creciendo.

 

FP: ¿EL BCE debería jugar ese papel?

IFT: Evidentemente, esta es la primera medida. Nunca diré que es la solución mágica a los problemas europeos, pero ahora sobre todo con Italia, España, Austria o Francia en el foco de la presión de los movimientos especulativos es necesario un gran movimiento de movilización masiva de recursos para la compra de deuda soberana. De esta manera, se envía un mensaje muy potente a los mercados: Europa no va a permitir que el euro caiga. Pero la derecha alemana lo está impidiendo. A continuación se necesita un presupuesto para Europa. Nosotros planteamos que se incremente en un punto el PIB y se destine esos recursos a la generación de un ambicioso plan de infraestructuras físicas y tecnológicas que sirva de motor, de arrastre, de la actividad económica en la UE.

 

FP: ¿De dónde deben venir esos recursos?

IFT: De una tasa a las transacciones financieras, de un impuesto a los bancos para que contribuyan a paliar parte de los daños que han generado en la UE y en cada uno de los países en particular. Por otro lado, un proceso de armonización fiscal que en primera instancia debería abordar el reto de unificar impuesto de sociedades y una dieta básica fiscal en Europa que vaya armonizándose.

 

La izquierda en general, tiene que reformular idearios y volver a colocar un discurso potente y redistribuidor en el escenario político para volver a entonar a la mayoría de la sociedad es fundamental

FP: ¿Se aventura a decir una fecha en la que se comience a crear empleo?

IFT: No, en absoluto. Hay quien piensa que de lo que se trata es de conseguir una reducción estadística del paro, yo no. No hay atajos a la reducción del desempleo en la modificación de las leyes laborales. Hay que caer en la cuenta de que los problemas del desempleo tienen que ver con la actividad económica. Uno puede reducir estadísticamente las tasas de paro, pero a costa de empobrecer a una franja creciente de la población del país.

 

FP: ¿Qué repercusión podría tener una Europa a dos velocidades?

IFT: El riesgo ya no es una Europa a dos velocidades, de hecho ya va a dos velocidades: la zona euro y el resto. El problema es de viabilidad del propio proyecto europeo y traspasadas determinadas fronteras la viabilidad es más cuestionable. Ahora encima, además, se abdica de la política, se dice que los asuntos públicos deben de ser conducidos por los técnicos, los mercados se imponen y los gobiernos cambian los primeros ministros. A mí me puede gustar más o menos, que no me gusta nada, Berlusconi, pero me gusta mucho menos que sean los mercados financieros quienes impongan a Italia, y no las urnas, los cambios de gobierno.

 

FP: ¿Por qué no ha tenido este hecho una repercusión social como se podría esperar?

IFT: En Italia ha habido una gran movilización social previa, pero es cierto que no ha sido la sociedad la que ha echado a Berlusconi del Gobierno. Supongo que a los italianos les habría gustado que fuera resultado de esto y no que la prima de riesgo ascienda a 500 y puntos básicos. Pero el problema es que hay una pérdida de confianza de la ciudadanía en las instituciones y también del movimiento sindical en ocasiones. Porque la gente desconfía cada vez más de aquello que aparece como institucionalizado. Esto tiene un riesgo altísimo. La llegada del nazismo en Europa tiene bastante que ver con la forma con la que se resolvió la salida de la primera guerra mundial y los costes sociales que provocaron.

 

FP: ¿Qué opina sobre los distintos movimientos sociales que se están dando en Europa?

IFT: He mostrado públicamente mi simpatía, pero creo que falta un punto, dar un paso, no se puede armar solo la contestación. Para evitar que se consolide algo que está produciéndose ya, la fractura entre esa franja de la población que se moviliza y lo que ha sucedido, por ejemplo, en las urnas en España, es necesario organizar la respuesta y ésta tiene que tener alternativas, no solo hacer de forense de la realidad.

FP: ¿Pero no es un proceso a largo plazo?

IFT: El movimiento tiene sus propias expresiones, que son múltiples, porque tiene bastante de magmático, pero yo creo que sinceramente se ha pasado el tiempo ya de juntarse para oponerse a lo que se hace y ha llegado el tiempo de agrupar para buscar salidas. El recorrido puede ser largo, pero la gente necesita soluciones ahora a los problemas. Sobre todo los casi cinco millones de personas que no tienen empleo y quieren trabajar.

 

FP: ¿De qué manera se logra eso?

IFT: Nosotros hemos hecho dos propuestas. Un gran pacto por el empleo y la cohesión, que aborda toda una batería de iniciativas en el terreno de la fiscalidad, del sistema financiero, de la contratación, formación… Y la otra, una apuesta por el estado social mediante la que proponemos una gran convergencia cívico-ciudadana de defensa de las bases del Estado de bienestar.

 

FP: ¿Por qué no se habla de crisis social y nos centramos en la económica?

IFT: La crisis social es consecuencia de la crisis económica. Lo que pasa es que hablamos de cifras macro, de estadísticas, las personas se convierten en números y las personas desaparecen físicamente. Cuando se cuantifica o se cosifica a las personas parece que uno se blinda a sí mismo. No hay solución en la reducción estadística del paro, lo que hay que hacer es buscar trabajo para que la gente pueda tener un salario y construir sus proyectos de vida. Hay que recuperar la política para recuperar a las personas y ponerlas en el primer plano de las preocupaciones de los gobiernos y del conjunto de las instituciones.

 

FP: ¿Por qué se deterioran los elementos básicos del Estado de bienestar y pagamos los ciudadanos la crisis?

IFT: Porque quienes han generado la crisis económica, que entraron en pánico los primeros momentos de la misma pensando que la sociedad les iba a exigir la retribución correspondiente, han visto que no pasaba nada. Además los partidos de la derecha y la izquierda, pasados los primeros momentos, volvieron a insistir en la misma línea de comportamiento y de políticas que habían generado la situación actual. Creo que la social-democracia, la izquierda en general, tiene que reformular idearios y volver a colocar un discurso potente y redistribuidor en el escenario político para volver a entonar a la mayoría de la sociedad es fundamental.

 

FP: Como presidente de la confederación que da voz a los trabajadores europeos, ¿qué mensaje mandarías a los gobiernos?

IFT: Que hay otra manera de salir de la crisis. Una forma que tenga presente a las personas, que el trabajo vuelva a ocupar el centro de las relaciones sociales de Europa y que la salida de esta situación además de ser con más Europa, sea con más Europa social. Desde esa idea de un nuevo pacto social en Europa podemos construir bases de desarrollo nuevas y distintas.

 

 

 

 

 

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