Através de los siglos, cuando un
país desaprobaba el comportamiento
de otro, los líderes políticos
encontraban vías para comunicar
su descontento sin
recurrir a la guerra. Ésa es
la idea que subyace en las
sanciones económicas, que
permiten castigar a otro
Estado sin emplear la violencia.
Al menos, así era
antes.

Sin embargo, un
reciente estudio de
David Lektzian y Christopher
Sprecher, de dos
universidades de Texas
(la Tecnológica y la A&M,
respectivamente) revela que
sólo acrecientan las posibilidades
de que dos países acaben
batiéndose en el campo de batalla.

Estos investigadores analizaron
más de doscientos casos y descubrieron
que hay seis veces más probabilidades
de que se produzca un conflicto
armado entre dos Estados cuando
se interponen sanciones entre ellos.
Debido a que los países prefieren establecer
medidas que no les supongan
un gran coste, las naciones castigadas,
con frecuencia, interpretan la acción
como falta de firmeza. Esto conduce
“al país penalizado a volverse casi provocativo”, dice Sprecher. “Si se
intenta lograr algo en política exterior
recurriendo a lo fácil, es muy
probable que se desemboque en
guerras no deseadas por culpa de
una mala comunicación”, añade
Lektzian.

Entonces, ¿qué hay que hacer
con las actuales sanciones a
Corea del Norte e Irán?

Los autores de esta
investigación consideran
débiles las de Corea, con
lo que sugieren que el
mundo puede estar en un
peligroso –y no planeado–
camino hacia una confrontación
militar en el este de Asia.
Y aunque reconocen que las
medidas contra el régimen de Teherán
han sido más costosas para la
comunidad internacional –lo que
implica una mayor determinación por
su parte–, no creen que éstas sean la
herramienta más efectiva.

“Hay más probabilidades de entrar
en guerra con Irán ahora (…) a causa de
las sanciones”, sostiene Sprecher. Los
iraníes están “sacando la lengua, diciendo
[a Estados Unidos]: ‘No vais a hacer
nada”. Si estas medidas hacen que los
iraníes recurran más a la provocación,
puede que el Gobierno de Washington
tenga que demostrarles su error.