El Gobierno chino se adapta también a esta nueva realidad de los medios sociales.
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AFP/Getty Images |
El líder chino de esta quinta generación, Xi Jinping, ha heredado de Hu Jintao el poder económico y el prestigio del que disfruta el país. Pero Xi ha heredado también el despertar de la opinión pública en China. La generación de los microbloggers ya no se deja seducir por la propaganda tradicional, como demostró la disputa generada por la censura en el diario Southern Weekend.
Esta generación obliga a los líderes chinos a gobernar con más transparencia, pero también les proporciona las herramientas necesarias para usar la manipulación propia de los sistemas autoritarios con el fin de mantener su poder.
Uno de los legados de la década de Hu-Wen son los medios de comunicación social, en chino llamados weibo. Los microblogs prácticamente no existían en 2003 pero han sufrido una explosión desde 2009, dando lugar a un total de unos 300 millones de personas en continua, e instantánea, comunicación.
Incluso el curtido seguidor de lo que pasa en China Kevin Rudd, ex primer ministro de Australia, se vio sorprendido por esta fuerte corriente en el fondo de la sociedad china cuando se unió a Weibo.com y 700.000 chinos se pegaron a él. Rudd lo llama ahora "una de las mayores lagunas en cualquier análisis occidental de lo que está pasando en China”.
Weibo es aun así una esfera pública repleta de restricciones. Hay búsquedas de palabras que están prohibidas (sí, los disidentes Ai Weiwei y Liu Xiaobo entran en esa categoría, pero también los nombres de los principales líderes) aunque a menudo esta medida es burlada por los hábiles ciberciudadanos con el empleo de juegos de palabras.
En weibo, las personas populares pueden reunir un número de seguidores del tamaño de un país. El crítico social Li Chenping tiene más de 6 millones que le leen, aproximadamente el equivalente a la población de Dinamarca. La popular actriz Yao Chen puede presumir de más de 30 millones de seguidores. Normalmente publica inocuos tuits sobre su vida diaria como estrella de cine.
Recientemente, sin embargo, añadió su voz al rifirrafe provocado por la censura en el Southern Weekend cuando publicó una cita de Solzhenitsyn sobre el valor intrínseco de la verdad. Este gesto tuvo eco por toda China a pesar incluso de que las búsquedas y los posts relacionados con Southern Weekend (Nanfang Zhoumo) estaban bloqueados por los ciberburócratas chinos.
Los ciberciudadanos del gigante asiático que buscan la verdad hacen que la propaganda clásica sea más difícil. La excesiva contaminación de Pekín es otro ejemplo demasiado sucio para poder ser escondido con las habituales estrategias de negación del Gobierno. Durante los últimos años, la embajada de Estados Unidos en Pekín ha estado realizando mediciones independientes de la calidad del aire que filtraba a la opinión pública china, proporcionando ...
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