
Las tensiones geopolíticas derivadas de este conflicto afectan a las nuevas rutas marítimas.
A mediados de noviembre de 2022, el petrolero rompehielos de bandera rusa Vasily Dinkov completó la ruta entre Múrmansk y el puerto chino de Rizhavo en las costas del mar Amarillo. El navío, con sus bodegas cargadas de crudo, realizó una travesía de 3.300 millas (más de 6.100 kilómetros) por aguas del océano Ártico en poco menos de tres semanas. Era la segunda vez que un barco de este país completaba un trayecto similar (la primera fue en 2020), pero la guerra en Ucrania daba a esta segunda navegación un significado especial.
El Ártico lleva tiempo siendo objeto de especulación sobre las intenciones de las grandes potencias y multinacionales para estas aguas en los próximos años. El deshielo permanente, consecuencia del calentamiento global, durante largas épocas ha abierto nuevas vías para la navegación y permite la explotación de yacimientos de recursos valiosos como hidrocarburos o tierras raras. Por estos motivos, los actores internacionales han aumentado el interés económico y militar en la región.
Pero, con la guerra en Ucrania, la especulación del pasado ha dado paso a algunas certezas. Por ejemplo, la mencionada especificidad del segundo envío de crudo de la Federación Rusa a China hace referencia al giro que Moscú está dando a sus exportaciones de hidrocarburos hacia Asia por las sanciones de Occidente.
Los vasos comunicantes entre Ucrania y el Ártico se explican por la ascendencia que tiene Rusia sobre la conocida como Northern Sea Route (NSR en sus siglas en inglés o Ruta Marítima Septentrional). Transcurre entre el mar de Barents y el Estrecho de Bering por aguas cercanas a territorio controlado por el Kremlin o que corresponden a su Zona Económica Exclusiva.
Antes del inicio de la invasión rusa, los beneficios de la NSR para la navegación ártica eran evidentes (aunque sus efectos climáticos eran más que discutibles). Por ejemplo, en 2019 y por primera vez desde que hay registros, la ruta estuvo totalmente libre de hielos entre agosto y octubre. No hay que olvidar que estudios científicos como este publicado en la revista Nature, afirman que la temperatura del Ártico ha aumentado cuatro veces más que la del resto del planeta desde 1979.
Este deshielo (que irá a más en los próximos años) reduce los tiempos de navegación entre Asia y Europa. Por ejemplo, el documento Commercial Navigation Along the Northern Sea Route del Foro de Transporte Internacional de la OCDE indicó que los días de tránsito marítimo entre Rotterdam y China se reducirán un 40% respecto a la ruta que transcurre por el Canal de Suez.
Además, en algunos meses que las aguas de la NSR no están libres de hielos también se puede operar gracias a los rompehielos rusos. Unos navíos que han adquirido un rol estratégico para Moscú, ya que ayudan a mantener transitable esta ...
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