Alina Fernández, hija de Fidel Castro y opositora al régimen cubano, abandonó la isla en 1993. En esta entrevista, evalúa a su padre, a su hermano Raúl y el futuro de su tierra natal.

 


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FOREIGN POLICY: ¿Quién es Raúl Castro?

Alina Fernández: Ha sido siempre el segundo líder de la política cubana, de este proceso denominado Revolución Cubana. Tiene un gran talento administrativo, que demostró dirigiendo las Fuerzas Armadas, la única institución eficiente en Cuba. No es liberal ni demócrata; es un comunista de la vieja escuela. Es un hombre que, por primera vez en su vida tiene el poder de tomar decisiones como primer mando, en vez de como segundo. Va hacer toda clase de cambios económicos excepto aquellos que podrían afectar de alguna manera al sistema político, como muestra el hecho de que designara a personalidades de la vieja guardia.

FP: Como dice, es la primera vez en su vida que Raúl va a tener la oportunidad de decidir solo. ¿Esto va a afectar a su personalidad y decisiones?

AF: Sé que el poder cambia a la gente. Lo sé porque lo vi. Se produce casi un efecto físico. Con poder, puedes ver a la persona sufriendo un dramático cambio de personalidad. Pero lo que te cuento es que el Raúl Castro que yo conozco no sufre de ninguna forma el delirio mesiánico. Es una persona muy racional, organizada y cariñosa… más que cualquiera de la familia. Pero al final del día, es verdad que el poder transforma a la gente.

FP: ¿Qué recuerda de Raúl Castro como persona?

AF: Era a quien podías acudir y pedir ayuda siempre que tenías un problema práctico. Yo personalmente se la pedí en un par de ocasiones, y siempre me ayudó inmediatamente. En la familia era la única ayuda que podías encontrar. En esta clase de asuntos, Fidel no ayudaba.

FP: ¿Cuándo viste a Raúl por última vez?

AF: En 1989, comencé a tener contacto con los disidentes cubanos. Obviamente, cuando estás en contacto con oponentes políticos al régimen, automáticamente te transformas en su enemigo. Vi a Raúl por última vez en aquella época, y no lo he vuelto a hacer desde entonces.

FP: ¿Es duro para usted criticar a su propia familia?

AF: Ha pasado tanto tiempo desde que tomé mi decisión y comencé a hablar de este modo que ahora estoy acostumbrada. Es duro, por supuesto, pero hay muchas cosas duras en la vida y sé que tengo que hacer esto por Cuba. Quiero compensar al menos un poco a mi país por el gran desastre que ocasiona mi familia. Castro es la razón por la que tres millones de cubanos tienen que vivir en el extranjero, escapar en barcas. Y por él he tenido que huir con mi hija de mi país.

FP: ¿Por qué las cosas se torcieron? Al principio, decían que la revolución tenía la intención de ayudar a los cubanos.

AF: Todo el mundo sigue hablando de la revolución como algo ideal, pero simplemente olvidaron que esto fue hace 50 años. Hoy, la gente en Cuba está viviendo al límite de lo que se consideran condiciones acetables. No pueden encontrar nada en el mercado porque no hay ropas, ni productos que vengan desde fuera. Y algunas de las cosas que puedes hallar son tan caras que ningún cubano puede permitírselas. La población ha estado comiendo, durmiendo y respirando ideología durante estos últimos años, pero no se puede vivir de la ideología, y Raúl Castro lo sabe.

[Como persona crítica con el régimen cubano] no se debe hablar sobre libertad o todas esas otras grandes palabras. Lo único en lo que tienes que centrarte es en la pobreza total en la que viven los cubanos. En la Cuba actual, hay un sistema de doble moneda, con el cual aquellos que sólo poseen pesos cubanos deben sobrevivir con cinco o diez dólares al mes. Básicamente, en la isla no hay nada para aquellos que carecen de pesos convertibles. Irónicamente, en la tierra de la revolución, hay una dramática desigualdad social entre quienes pueden contar con ayuda extranjera y dinero, o trabajan en turismo, y los cubanos normales. 

FP: ¿Sueña con volver alguna vez a Cuba? 

AF: No sé. Durante estos largos años me he convertido en un árbol que se va haciendo más y más viejo, pero que no tiene raíces.

 






Alina Fernández es hija de Fidel Castro. Se marchó de Cuba en 1993 y ahora vive en Miami.