
El Ejecutivo italiano ofrece un discurso y acciones políticas moderadas, aunque algunas persiguen eliminar derechos, de cara a los socios europeos, mientras mantiene la narrativa que les llevó al gobierno.
El gobierno de Giorgia Meloni ha vuelto a ocupar portadas internacionales tras la reciente declaración del estado de emergencia para hacer frente a la llegada de inmigrantes. Para algunos analistas, la medida, cuyo objetivo principal es acelerar las deportaciones de inmigrantes, supone cruzar una línea roja que debería reavivar los justos recelos y temores que despertó su elección, que cuenta entre sus filas con neofascistas, como la propia Meloni o el presidente del Senado, Ignazio La Russa, y ultraderechistas como Matteo Salvini.
Una parte significativa del atractivo electoral de Giorgia Meloni para muchos votantes fue la promesa de que, si ganaba, el nuevo Gobierno ultraderechista iba a imponer límites estrictos a la inmigración. En los primeros meses de mandato, se promulgaron de hecho nuevas medidas que complicaron el rescate de los migrantes por parte de las ONG, obligando a los barcos de rescate a recorrer, en ocasiones, cientos de kilómetros para poder desembarcarlos. De poco sirvieron las protestas de las propias ONG o del Consejo de Europa contra el decreto gubernamental. En ese contexto de tensión se inició 2023, que está registrando un número de llegadas de inmigrantes altísimo. Algo más de 30.000 por mar hasta las costas italianas en los primeros tres meses del año –un 300% respecto a 2022–, de las que 13.000 se produjeron solo en marzo (con fecha de 16 de marzo, habían llegado a España por mar en estos primeros meses de 2023 algo menos de 4.000 inmigrantes). A finales de febrero tuvo lugar uno de los naufragios más graves de la historia reciente, con casi 100 inmigrantes muertos tras el hundimiento de la nave precaria que les llevaba hasta las costas de Calabria (la mayoría de migrantes suelen dirigirse hacia Sicilia). Sólo la presión mediática hizo que el Gobierno enviase a representantes de alto rango al entierro, incluida la propia Meloni. Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, el primer trimestre del año ha sido el más mortífero desde 2017 en la ruta migratoria Mediterránea, con 441 muertes de inmigrantes documentadas. Si en 2022 ya se registraron en todas las fronteras europeas las cifras más altas de llegadas de inmigrantes desde 2016, de seguir así la tendencia, en este 2023 podrían alcanzarse cifras inéditas.
Los países del sur de Europa llevan años exigiendo a la UE que se implemente un programa de migración y asilo en el flanco sur con responsabilidades compartidas entre todos los países de la Unión (en la reciente visita del presidente español, Pedro Sánchez, a Roma ambos mandatarios coincidieron en eso).
La UE, por su parte, se defiende diciendo que Italia es de los mayores receptores de ayuda económica y logística –de Frontex y Europol, por ...
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