Este año, los inmigrantes enviarán a sus países más de 400.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de euros) en remesas. India, China, Filipinas y México serán los principales receptores en términos absolutos, pero no los que más dependen de estos ingresos. Los países más adictos a las remesas, que figuran a continuación, son economías rudimentarias que viven de la pujanza de potencias vecinas. El flujo de remesas reduce la pobreza, pero perpetúa su dependencia respecto a ellas.
Tayikistán
AFP/Getty Images
Atrapado en las entrañas de Asia Central, Tayikistán posee el PIB per cápita más bajo de todas las ex repúblicas soviéticas y una economía basada en el algodón y el aluminio; la exportación de trabajadores es la única manera que ha encontrado el país de lidiar con los traumas del deshielo soviético. Ante las dificultades para encontrar empleo en su país, los tayikos surten de mano de obra barata fundamentalmente a Rusia, que ve cómo la fuerza laboral autóctona mengua y se hace más necesaria la importación de trabajadores. Esta simbiosis entre el gigante ruso y la rezagada economía tayika ha hecho que el PIB del país centroasiático dependa hasta en un 48% de las remesas, según el Banco Mundial. Alrededor de 900.000 de sus nacionales (sobre una población total de ocho millones) trabajan en Rusia; se estima que el año pasado enviaron remesas por valor de 3.600 millones de dólares. Ningún país del mundo tiene una dependencia de las remesas tan elevada.
Los beneficios económicos y de reducción de la pobreza que se derivan de esos valiosos envíos tienen su contrapartida negativa: además de que alrededor de la mitad de los varones tayikos en edad de trabajar están fuera del país, estos emigrantes poseen un nivel educativo superior a la media nacional; esta fuga de trabajadores potencialmente cualificados deja al país desprovisto de sus talentos, mantiene su economía en una relativa parálisis e incrementa aún más la dependencia respecto a las remesas. Además, esta dependencia concede un poder desproporcionado a Rusia sobre Tayikistán, ya que el Kremlin siempre tiene la opción de amenazar con la posibilidad de introducir visados para los trabajadores centroasiáticos, lo que produce un escalofrío en esta economía sobredependiente y tan vulnerable a los requerimientos de su otrora amo imperial.
Kirguistán
Kirguistán se asienta también en el corazón de esa geografía del olvido centroasiática, y posee una economía rudimentaria, basada en la agricultura y la minería, que no ofrece alternativas sólidas a la inmensa tentación de las necesidades de mano de obra en Rusia. Casi 600.000 kirguisos trabajan en territorio ruso legalmente, pero datos no oficiales hablan de más de un millón (sobre una población en edad de trabajar que no llega a los tres millones). Se desconocen las cifras exactas de trabajadores emigrados a Rusia y Kazajistán, el segundo destino prioritario, pero en todo caso su número es formidable y contribuye a que la economía del país dependa hasta en un ...
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