Cinco mandos del ejército que decidieron tomarse la justicia por su mano.
El general tailandés retirado Khattiya Sawatdipho recibió de forma dramática un tiro en la cabeza hace unos días mientras daba una entrevista a un reportero en una calle de Bangkok. Khattiya llegó a ser uno de los más destacados mandos del Ejército tailandés, y afirma haber trabajado estrechamente con la CIA en los 80 para acabar con los rebeldes comunistas del sur del país. Pero después de que su amigo el ex primer ministro Thaksin Shinawatra fuera depuesto desertó para unirse a los camisas rojas, los manifestantes antigubernamentales del país. Este caso de un gobierno que pierde el control sobre un destacado militar no es ni mucho menos un incidente aislado.
Puede que los gobiernos obtengan su poder del “uso legítimo de la fuerza física”, como argumentaba el sociólogo Max Weber, pero existe una tensión natural entre los líderes que mandan directamente esa fuerza -los generales- y los políticos ante quienes responden. He aquí cinco casos en que los mandos militares han amenazado, para bien o para mal, la estabilidad de los mismos gobiernos que juraron servir.
.
LAURENT NKUNDA

País: República Democrática del Congo
Situación actual: Bajo arresto domiciliario en Ruanda, procesado.
Rebelión: Pocos mandos militares pueden presumir de haber luchado en tantos conflictos, ejércitos, bandos y países como el señor de la guerra Laurent Nkunda. Originario del este del Congo, y de etnia tutsi, estudió psicología en la universidad antes de marcharse a Ruanda para luchar con los rebeldes tutsis que en última instancia derrocaron al Ejecutivo del país, dominado por los hutus, durante el genocidio de 1993.
Más tarde Nkunda regresó a su país y lucho con los grupos rebeldes tutsis, que contaban con el apoyo de Ruanda, en la primera y segunda guerras civiles del Congo. Después de que su grupo, el Reagrupamiento Congoleño para la Democracia, se uniera al Ejecutivo en 2003, se incorporó a las Fuerzas Armadas nacionales como coronel y fue pronto ascendido a general. Pero Nkunda se impacientó bajo el liderazgo de Kinshasa y formó su propia milicia para perseguir a los hutus rebeldes en el este del Congo.
Las fuerzas de Nkunda han sido ahora acusadas de miles de asesinatos, del desplazamiento de cientos de miles de personas, de reclutar a niños soldados y de usar las violaciones como arma de guerra durante lo que ha pasado a ser conocido como el Conflicto de Kivu en el este del Congo. A pesar de todo esto, se cree que el actual Gobierno tutsi de Ruanda estuvo apoyando a Nkunda como protección contra el regreso de las milicias hutus que perpetraron el genocidio. A finales de 2008, no obstante, Kigali varió su postura, accediendo a dar caza a los hutus en cooperación con el Ejecutivo congoleño. Esto convirtió a Nkunda -que rechazaba categóricamente la cooperación con Kinshasa- en un estorbo, por lo que fue detenido ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF