La situación de las cárceles en un país suele reflejar las virtudes y, demasiado a menudo, los defectos del Estado que las gestiona y de su sistema de justicia. Son muchas las variables que se pueden utilizar para describir la salud de un sistema penitenciario. En la siguiente lista nos centramos, principalmente, en dos de ellas: la población total de reclusos con la que cuenta un país y el número de presos por cada cien mil habitantes. Los problemas de un sistema penitenciario son, en la mayoría de los casos, el reflejo de los problemas que tiene esa sociedad: desigualdad social, falta de libertades y, sobre todo, un sistema de justicia penal con muchos aspectos cuando menos cuestionables.

 

Estados Unidos





















AFP/Getty Imges


Cifras: 730 reclusos por cada 100.000 habitantes*; 2,3 millones de reclusos.

Situación: con algo más del 4% de la población global, Estados Unidos cuenta con un 25% de los presos del mundo. Encabeza con diferencia tanto la clasificación de países con más población penitenciaria como la clasificación de Estados con más reclusos por cada cien mil habitantes, uno de los parámetros comparativos más utilizados. China, con un número de habitantes cuatro veces superior al de EE UU, cuenta con 1,6 millones de reclusos. La población penitenciaria en Estados Unidos se ha doblado en los últimos 15 años. Si nos retrotraemos a 1980, la cifras muestran que el número de reclusos se ha cuadriplicado desde entonces.

Una de las críticas más frecuentes al sistema penitenciario y judicial estadounidense –además de la vigencia de la pena de muerte en muchos estados– es la desigualdad a la hora de condenar a los enjuiciados en función de su origen racial. En torno a un 60% de los presos estadounidenses son afroamericanos  o hispanos, mientras que ambas comunidades representan tan sólo el 30% de la población estadounidense.  Otra crítica bastante frecuente tiene que ver con la progresiva privatización de muchos centros penitenciarios, que supone un buen negocio para algunas de las empresas del sector, cuyos beneficios aumentan conforme aumentan los reclusos. Algunos de estos centros penitenciarios privados utilizan la mano de obra casi gratuita de los presos para producir una amplia diversidad de bienes cuya venta también produce unos considerables beneficios. A pesar de sus promesas, la Administración Obama no ha cerrado aún una de las cárceles estadounidenses más cuestionables, la de Guantánamo. Tras iniciar su guerra contra el terrorismo, EE UU abrió varias prisiones  –como Abu Grahib, en Irak, o la de la base afgana de Bagram–, a las que se sumaron acuerdos con varios países  –la mayoría con dudosa respetabilidad democrática– para el uso de cárceles ya existentes.

 

Antillas


Cifras: entre los 25 primeros puestos de la clasificación de países con más presos por cada 100.000 habitantes encontramos 12 islas de las Antillas. San Cristóbal ...