Con el crédito cayendo a cuentagotas, los proyectos arquitectónicos más cacareados del mundo son castillos en el aire.

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Torre Rossiya

Moscú, Rusia

Pretensiones: El magnate ruso Shalva Chigirinsky y el arquitecto británico Norman Foster compartían el sueño de erigir el edificio más alto de Europa. Concebido como la pieza central de un nuevo distrito de negocios, la torre, de 612,03 metros, hubiera tenido 118 plantas con apartamentos de lujo, oficinas y un hotel de cinco estrellas.

La dura realidad: El derrumbe crediticio dañó mucho las inversiones de Chigirinsky, y el proyecto perdió casi toda su financiación. La fecha de finalización se ha pospuesto cuatro años, hasta 2016.

Comentarios: El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, tiene especial interés en que el proyecto salga adelante: ha estado presionando a Chigirinsky para que venda su participación a un promotor rival. Está por ver si las aspiraciones municipales se impondrán al orgullo personal de uno de los capitalistas de mayor éxito de Rusia.

Torre Nakheel

Dubai, Emiratos Árabes Unidos

Pretensiones: La empresa promotora estatal de Dubai anunció hace tres años que tenía planes para levantar un rascacielos de 999,74 metros, el más alto del mundo. La torre, ya en construcción, era la pieza central de un proyecto de urbanización de 38.000 millones de dólares.

La dura realidad: Las grúas están paradas desde enero. Con la economía de Dubai en caída libre, Nakheel anunció que la construcción se suspendía durante un año hasta que la empresa reajuste sus finanzas para “reflejar mejor las tendencias actuales del mercado”.

Comentarios: Los esfuerzos interrumpidos de los promotores permanecerán a la sombra, literalmente, de la Torre Buri de Dubai, casi completada, de la promotora rival Emaar Properties, el edificio más alto del mundo en la actualidad.

El nuevo World Trade Center

Nueva York, EE UU

Pretensiones: Tras años de desencuentros políticos a raíz del 11-S, Nueva York se puso de acuerdo en llevar a cabo un ambicioso plan de reconstrucción del World Trade Center. El proyecto final incluye la Torre de la Libertad, un edificio de 426,72 metros diseñado por Daniel Libeskind, más varios rascacielos ideados por Norman Foster y Richard Rogers.

La dura realidad: La recesión en el mercado inmobiliario de Nueva York ha obligado al promotor inmobiliario Larry Silverstein a retrasar la construcción de la mayoría de las torres de forma indefinida.

Comentarios: Desechando las torres de Rogers y Foster, Silverstein planea ahora levantar dos pequeños edificios comerciales en espera de que el mercado se recupere.