
El término es nuevo, pero el problema no y amenaza a la democracia. ¿Cómo deberían consumir los ciudadanos la información que les llega de los medios de comunicación y las redes sociales?
Independientemente de la definición de democracia que prefiera cada uno, lo importante es que se basa en las personas y los votos. En su libro de 1956 A Preface to the Democratic Theory, el politólogo Robert Dahl proporcionaba una lista de ocho condiciones para determinar una mayoría decisiva, que, a diferencia del embarazo o de la afición o el odio al cilantro, tiene distintos niveles de fortaleza y debilidad. Después de establecer el voto en las cuatro primeras condiciones, la quinta cláusula que presenta Dahl es que "todos los individuos posean una información idéntica sobre las alternativas existentes".
Este requisito puede parecer obvio hasta que nos detenemos a reflexionar sobre la labor de los medios de comunicación y lo que ha pasado en la política en este último año (con el consiguiente gesto de resignación y exasperación). ¿Idéntica información para todos a pesar de las grandes diferencias de educación y acceso a los medios? ¿Qué tal una información veraz y basada en hechos? Y aquí entra el término posverdad, uno de los escogidos por el Diccionario de Oxford como palabras del año por su uso tan extendido a propósito del Brexit y de la elección presidencial en Estados Unidos. Un concepto que representa un enorme reto para nuestras democracias, pero que no tiene nada de nuevo.
A los escritores estadounidenses les encanta utilizar la expresión "beber de una manguera contra incendios", recibir más de lo que se puede absorber, que describe muy bien el mundo de la comunicación hoy, con sus infinitas opciones y sus abrumadores volúmenes de información. En gran parte no son más que señuelos para que la gente haga clic, más entretenimiento que información, organizado por alguien que trata de ganar algo de dinero. También hay mucha propaganda —definida como el intento deliberado de manipular las percepciones para lograr una reacción determinada— de las partes interesadas.
Un gran ejemplo de esa propaganda en las campañas del Brexit y de la elección presidencial en Estados Unidos es el material que distribuye la Patriot New Agency, dirigida por James Dowson, un activista británico de extrema derecha y fan de Putin. Endingthefed.com publica sin cesar noticias falsas. Y la mano derecha de Donald Trump, Steve Bannon, es un maestro de las artes oscuras, como presidente ejecutivo de la red de noticias Breitbart News, de la otra derecha o derecha alternativa, y como fundador de GAI, una agencia de noticias y reportajes de investigación que sirve pizcas de verdad a los grandes medios con la esperanza de desarrollar unos relatos negativos sobre sus adversarios, en particular Hillary Clinton. Como táctica, quizá es innovadora, pero el hecho de que nuestras cuentas de Twitter o Facebook estén llenas de noticias falsas no es ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF