
Cuatro países de América Latina habían conseguido romper una larga secuela de fallidas alianzas comerciales en ese continente, pero los sedujo el fervor ideológico.
Desde hace 17 años, cuando ya competía en la arena política por la posición que hoy ocupa, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha repetido un concepto que, básicamente, solo significa algo para él, pero que terminó por regir la política exterior de su gobierno, más como un mantra, un silabeo mágico, antes que una estrategia detallada del ejercicio público.
Para justificar, o escabullirse de ofrecer explicaciones sobre las extravagancias del jefe del Ejecutivo en su relación con el mundo, se dice: “La mejor política exterior es la interior”. Y eso es todo.
“Gobierno que tiene prestigio, que tiene resultados, que tiene el respaldo de la mayor parte de la población, puede tener voz y peso en el exterior”, ilustró el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, en enero de 2022, al abundar sobre el significado de esa frase, oración dorada, que es el eje de la política exterior del país estos días. No hay más. López Obrador cree en duendes y fantasmas; también imagina que domina las relaciones internacionales.
El hombre se resiste a viajar fuera del país —es el líder mexicano con menos giras internacionales en los últimos 65 años; intentó, de hecho, vender el avión presidencial; como no pudo, lo arrumbó —, pero tiene, no obstante, grandes ideas para el gobierno global.
En 2021, propuso, en voz del canciller Ebrard, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, cuya tribuna no ha pisado en cuatro años de mandato, de seis, que le confirió el voto popular, algo que denominó el Plan mundial de fraternidad y bienestar, para dar “vida digna” a 750 millones de personas. Y en 2022, envió al Consejo de Seguridad de la ONU su propuesta para poner fin a la invasión rusa a Ucrania; para esto, invitó como mediadores al primer ministro de la India, Narendra Modi; al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y, sorpresa para un par de naciones católicas ortodoxas, al papa Francisco. Sugirió además una tregua de cinco años para que Volodimir Zelensky y Vladímir Putin se saluden y dialoguen. La iniciativa de paz fue ametrallada por las críticas. Hasta el principal asesor del presidente ucraniano la distinguió con su desprecio: Mijailo Podoliak llamó pro ruso a López Obrador.
“Nos respetan. A México lo respetan y al pueblo lo quieren mucho en todas partes”, comentó el presidente el 15 de junio de 2022, cuando tituló su habitual sermón, una conferencia de prensa diaria caracterizada por el escaso apego a la veracidad, con la mentada frase de “la mejor política exterior es la interior”.

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