Pescador filipino prepara su barco para faenar pese a la presencia de guardacostas y milicia china en aguas disputadas en Mariveles, Filipinas. (Jes Aznar/Getty Images)

Así es cómo Pekín emplea estas fuerzas irregulares para reforzar sus reclamaciones marítimas en los mares vecinos.

Pescadores chinos entran en aguas de la isla Thithu de soberanía filipina, tensiones entre Hanoi y Pekín por la plataforma Haiyang Shiyou 981 en el mar del sur de China, acoso al buque auxiliar de la armada estadounidense USS Howard O. Lorenzen… Esta lista es solo una muestra de las decenas de incidentes protagonizados por las milicias marítimas del gigante asiático en la última década. 

La República Popular recurre a estas fuerzas irregulares para hacer valer sus intereses en las regiones marítimas que se disputa con sus vecinos, como el mar del sur de China —donde protagoniza periódicas situaciones de tensión con Vietnam y Filipinas— o las islas Senkaku/Diaoyu

En todos estos escenarios, estas fuerzas irregulares actúan muchas veces bajo la apariencia de pescadores que actúan por su cuenta, por lo que no puede considerarse una agresión de unidades militares convencionales. Estos navíos aprovechan su presencia para acosar a embarcaciones de otros países. Mientras que en ocasiones las autoridades se limitan a decir que son grupos de patriotas que actúan por su cuenta. En definitiva, se trata de aplicar las estrategias de conflictos de la zona gris. 

Este modus operandi lo ha detallado a esglobal Nguyen Khac Giang, investigador en asuntos de Asia de la Universidad Victoria de Wellington (Nueva Zelanda), asegurando que "la milicia marítima ayuda a Pekín a ejercer un mayor control sobre las aguas en disputa del mar de China Meridional sin arriesgarse a una escalada de la respuesta militar de otros Estados reclamantes". 

También suelen operar juntamente con la Armada del Ejército Popular de Liberación. En mayo de 2014 en las islas Paracel (mar de China Meridional), Pekín desplegó la plataforma petrolífera Haiyang Shiyou 981 para hacer prospecciones en aguas disputadas con Vietnam. Hanoi envió seis barcos guardacostas para evitar estos trabajos y fueron rodeados por unos 40 navíos que incluían barcos militares y milicias.  

En este incidente, los barcos de la milicia embistieron contra algunos buques vietnamitas, elevando la tensión entre ambos países. Las maniobras agresivas también son características en estas escaramuzas navales. La milicia no suele exhibir armas, pero sí que emplean las colisiones o cañones de agua contra los barcos de otros Estados presentes en la zona en disputa. 

El Pentágono también ha apuntado a las vinculaciones entre las autoridades chinas y la milicia. A finales de 2022, en el último informe anual del Departamento de Defensa sobre las capacidades de Pekín (Report on Military and Security Developments Involving the People’s Republic of  China). La cúpula militar estadounidense señala que estos contingentes (a los que denomina PAFMM por las siglas inglesas de People’s Armed Forces Maritime Militia) no solo participa en estas reclamaciones territoriales, sino que también realiza tareas auxiliares para la Armada china como "reconocimiento, protección de zonas pesqueras, apoyo logístico y salvamento". 

En este informe del Pentágono, también se añade un importante matiz, esta milicia es muy útil "para lograr los objetivos políticos de China sin combatir, y estas operaciones forman parte de la teoría militar china más amplia que considera que confrontaciones sin llegar a la guerra son un medio eficaz para lograr los objetivos estratégicos".

Si actúan como auxiliares de la Armada, ¿pueden considerarse una fuerza militar? La respuesta es compleja, como sucede con otros actores que operan en los conflictos. Para Giang, "la milicia marítima es una fuerza civil que China puede emplear para imponerse en las zonas en disputa, como ha demostrado en el banco de Scarborough desde 2012″. 

A lo largo de esta última década, en este atolón que el gigante asiático disputa a Filipinas, la continuada y extensa presencia de navíos de pesca chinos ha servido para que Pekín imponga de facto su soberanía ante la impotencia de los guardacostas enviados por los sucesivos gobiernos de Manila que no han querido escalar un conflicto con su poderoso vecino desplegando más efectivos militares. 

Antidisturbios tras una red de pescadores filipinos que protestan frente a la embajada china en Manila, Filipinas. (Ezra Acayan/Getty Images)

Volviendo sobre la vinculación con las autoridades chinas, Giang también explica que "desde Pekín se niega que a estos pescadores se les pueda considerar como integrantes de la Armada del Ejército Popular de Liberación". Otras fuentes como el informe del Center for Strategic & International Studies (CSIS), Pulling Back the Curtain on China’s Maritime Militia, resaltan la vinculación económica: "en los últimos años se ha puesto en marcha una amplia gama de programas del gobierno central y local para financiar la milicia". 

Para el CSIS estos lazos económicos "demuestran de forma concluyente que la mayoría de los buques pesqueros chinos que faenan en las zonas en disputa del Mar de China Meridional no operan como actores comerciales independientes, sino como agentes a sueldo del Gobierno chino".

Otra cuestión es saber de cuántos efectivos dispone esta milicia marítima. El informe del CSIS cifra en 300 las embarcaciones que dispondría esta fuerza en el mar de China Meridional. También sitúa sus bases principales en 10 puertos en las provincias de Hainan y Guangdong, cerca de las islas que Pekín se disputa con sus vecinos del sureste asiático.

Los barcos pesqueros de la milicia tienen una longitud media de unos 50 metros de eslora y unas 500 toneladas de desplazamiento promedio, según los datos del CSIS. Siguiendo con el citado informe, la propiedad de los navíos sospechosos de formar parte de la PAFMM no está centralizada —para diluir la responsabilidad del gobierno de Pekín—, sino muchas que dependen de empresas o entidades regionales como China Oilfield Services Ltd, una compañía de propiedad pública. 

En algunos incidentes más remarcables en los últimos años, se han llegado a desplegar varias decenas de ellos. Por ejemplo, la mayor acumulación de estos barcos en un único incidente se dio en diciembre de 2018, cuando 95 embarcaciones de la milicia se desplegaron entre 2 y 5 millas náuticas de Thithu. Fue durante un episodio de tensión porque Filipinas comenzó a construir instalaciones en la isla; las autoridades de Manila declararon que ninguno de estos navíos chinos estaba pescando.

También es habitual avistar decenas de embarcaciones sospechosas de pertenecer a la milicia en las inmediaciones de las islas Spratlys, punto habitual de tensiones entre los Estados con reclamaciones en el mar de China meridional.  

El resto de países del sureste asiático con los que rivaliza China por el control de estas zonas marítimas han comenzado a reaccionar a estas tácticas de zona gris. Giang señala que "Vietnam ha creado también una milicia marítima para contrarrestar los esfuerzos de Pekín". 

Este investigador ha analizado en detalle este caso, y ha resaltado que la intención de Vietnam con estas fuerzas irregulares son puramente defensivas. El experto de la Universidad de Wellington también apunta que "Filipinas tiene previsto hacer lo mismo".

Una larga tradición, pero diferente en sus orígenes

Las noticias sobre estos incidentes protagonizados por la milicia marítima china han proliferado en la última década, pero se trata de un fenómeno que viene muy de lejos. Los orígenes de esta fuerza se remontan a 1949, al final de la guerra civil. El régimen de Mao organizó una serie de flotillas para proteger sus costas frente a las incursiones de fuerzas nacionalistas que operaban desde Taiwán y otras islas. 

La idea de crear estas “guerrillas marítimas” no surgió de la nada. Tal y como recoge, Derek Grossman, analista de Defensa en Rand Corporation, las autoridades de Pekín siguieron la doctrina soviética conocida como «Joven Escuela» que apostaba por priorizar la defensa costera. Se trataba de una contraposición al pensamiento clásico de estrategia naval —que primaba en época zarista— que abogaba por una gran armada que proyectara su poder en los océanos del mundo. 

De hecho, uno de los primeros comandantes en jefe de la Armada del Ejército Popular de Liberación, Xiao Jingguang, se había formado en Moscú en los años veinte. Allí conoció las teorías de la «Joven Escuela» y las puso en práctica al ver que el nuevo régimen no disponía del músculo financiero y militar para desplegar una gran flota de guerra. 

Barco guardacostas chino patrulla el mar en Yantai, China. (Costfoto/Getty Images)

Al poco tiempo, en los años 50, la milicia centralizó su mando y pasó a depender de la Oficina de Productos Acuáticos. Su objetivo era defender a los pescadores del acoso de las fuerzas navales nacionalistas que operaban desde Taiwán (entonces existía un mayor equilibrio militar entre Taipéi y Pekín). 

Siguiendo con la historia, estas milicias fueron aumentando sus efectivos y en los 70 dieron un salto en su manera de operar más parecida a la vista en los últimos años. El 14 de enero de 1974 una fragata de Vietnam del Sur descubrió dos pesqueros chinos intentando instalarse en la isla Robert (en el archipiélago de las Paracel) y los hizo retirarse. 

Dos días después, Vietnam del Sur envió comandos a ocupar posiciones en las Paracel, pero se encontraron varias islas ocupadas fuerzas de la República Popular (no está claro si fuerzas regulares o milicianos), y acabaron intercambiando disparos con las fuerzas de Saigón llevándose la peor parte al sufrir varios muertos. La escaramuza escaló a un enfrentamiento con fuerzas navales que acabó con 75 survietnamitas fallecidos y 17 chinos. La conocida como batalla de las Paracel permitió a Pekín hacerse con el control de este grupo de islas. 

Cuatro años después, en abril 1978, la milicia hizo acto de presencia en las islas Senkaku que China se disputa con Japón, se desplegaron centenares de pesqueros. Aunque finalmente, Tokio y Pekín optaron por la diplomacia y la cuestión quedó calmada hasta principios del siglo XXI. A su vez, en 1994 y 1995 se produjo el primer incidente similar con Filipinas que acabó con la ocupación del arrecife Mischief.

Para Giang, el salto definitivo en el uso de la milicia marítima como herramienta coercitiva a principio de la década de los 2000, "el éxito económico de la República Popular trajo consigo objetivos geopolíticos más ambiciosos y desde entonces utiliza la milicia marítima con este fin; y la capacidad de la milicia también ha aumentado sustancialmente". En una fecha tan reciente como marzo de 2023, el gobierno de Filipinas ha declarado que sus guardacostas serán más activos a la hora de hacer frente a las operaciones de zona gris de la milicia china en las aguas en disputa entre Pekín y Manila. Posturas así de una y otra parte hacen presagiar que los incidentes marítimos en esas partes del Pacífico irán a más.