¿Cómo llegó el país a la revolución?

 

  • Egipto: las claves de una revolución inevitable
    Alaa Al Aswany
    251 páginas
    Galaxia Gutenberg/ Círculo de lectores, Barcelona, 2011

A comienzos de 2011 el mundo entero observaba lo que pasaba en Egipto y otros países del Mediterráneo como Túnez. El pueblo egipcio se había levantado contra el régimen de Hosni Mubarak que gobernaba el país de forma represiva desde hacía 30 años. Los ciudadanos se apostaron en la Plaza Tahrir de El Cairo y tras 18 días de protestas el Faraón dimitió.

El pueblo había vivido bajo un yugo represivo y plagado de injusticias durante demasiado tiempo. Pero, ¿por qué los egipcios no se habían rebelado? Esta es la pregunta que plantea Alaa al Aswany en Egipto: las claves de una revolución inevitable y que trata de responder a través de una compilación de 45 artículos publicados en los periódicos egipcios Al Dustur y Al Shorouk, durante los dos años previos al estallido de la revolución.

Con sus crónicas este dentista de profesión, que hoy en día es uno de los egipcios con más proyección e influencia internacional, hace un reflejo sincero de la corrupción del Estado, el abuso del poder policial, la religión musulmana viciada, el fanatismo o la violencia ejercida contra las mujeres y la minoría copta. Analiza la devastadora situación económica y social del país, la violación constante de los derechos humanos y la frustración de los ciudadanos. Todos sus artículos plantean los problemas acaecidos en Egipto durante el gobierno de Mubarak, los estudia y aporta la única solución posible con la que concluye todos sus escritos: la democracia es la solución.

Una solución que era difícil de conseguir dado el débil estado en el que se encontraba el país. Para Al Aswany, la revolución estaba cociéndose desde hacía muchos años, pero no había estallado porque existían multitud de factores que impedían que ésta tuviera lugar. Sin embargo, era cuestión de tiempo que algo extraordinario pasara.

En su obra, el autor plantea tres soluciones al enigma de por qué los egipcios habían aguantado tantos años de represión. La primera se debe a la situación de hastío a la que habían llegado los ciudadanos después de tantos años de injusticia y sumisión que hacía imposible un levantamiento por temor a las represalias. La segunda, algo más compleja, se basa en que después de tres décadas de violencia y azote contra el pueblo, sumado a una ausencia completa de organización o poder de una oposición fuerte, además de la necesidad de los egipcios de subsistir (la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza), provocaba la emigración de miles de personas a Arabia Saudí, en su mayoría para trabajar, importando a su regreso una interpretación wahabí del islam, que, entre otros preceptos, obliga al musulmán a obedecer a su gobernante por muy injusto que éste sea. La tercera, refleja el carácter y la naturaleza egipcia,  poco violenta y muy comprometida, sin embargo, capaz de defenderse y rebelarse cuando son conscientes de la incompetencia de ese compromiso.

Al Aswany relata los males endémicos de Egipto, un país que antes había sido abierto y culto y que bajo el puño de hierro de Mubarak se ha guiado por las ideas más agresivas y cerradas del islam. La religión musulmana egipcia viciada y sus adeptos viven bajo una estela de hipocresía continua, donde siguen preceptos religiosos muy estrictos y se rigen con rigor por los símbolos como los cinco rezos diarios, la necesidad de cubrir a la mujer con el niqab y el ayuno durante el mes del Ramadán, pero obviando la esencia originaria de la religión islámica de solidaridad y humanidad. En el libro vienen reflejados algunos hechos acaecidos que son una muestra directa de esta idea. Para un policía egipcio es compatible y legítimo con el ayuno y el rezo violar a las mujeres de los detenidos o dar palizas a los reos hasta la muerte. Para cientos de jóvenes es totalmente aceptable abusar de mujeres en la calle durante una fiesta nacional ante los ojos de todo el mundo, incluidos agentes policiales.

El autor denuncia estos y otros muchos hechos sucedidos en Egipto durante los últimos años ante la mirada impasiva del régimen. Esta decadencia de la sociedad egipcia y esta violencia sin causa, vienen en su mayoría suscitadas por la falta de porvenir y la pobreza a la que está sometido el pueblo, que acorralado por la falta de un futuro, proyecta su frustración en el prójimo.

Ahora la incertidumbre y el miedo residen en la definición de un futuro justo y la construcción de un Estado democrático. Cómo crear una estructura estatal, hacer que una sociedad sometida y en la miseria trabaje junta para levantar una nación y adaptarla a los nuevos cambios. Configurar una oposición que tenga un papel relevante en el nuevo entramado político, entre ellos los Hermanos Musulmanes. Volver a la religión musulmana tolerante y respetuosa y definir el rol que deben desempeñar las minorías del país como las mujeres y los coptos. Todos estos asuntos están todavía en el tintero.

Egipto: las claves de una revolución inevitable es una muestra directa del país, un análisis de los hechos que revelan qué es Egipto, por qué se vivió allí la primavera árabe  a principios de 2011, hacia dónde debe dirigirse y cómo tiene que hacerlo. Por ahora, el primer paso se ha dado y se ha derrocado al régimen, pero el camino aún es muy largo. ¿Conseguirá Egipto la democracia?

 

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