Fotomontaje del dólar y el renminbi chino (Bildquelle/ullstein bild / Getty Images)

Así es cómo el auge de la internacionalización del renminbi comienza a intensificarse, beneficiándose de la diplomacia china desplegada a través de la iniciativa de la Franja y la Ruta.

Ninguna iniciativa global ha alcanzado la dimensión de transformación de la geopolítica mundial como la generada por la Franja y la Ruta desde su lanzamiento hace una década. Concebida como la mayor inversión en desarrollo de infraestructuras mundial liderada por China, con capacidad de remodelar el esquema del comercio internacional entre Oriente y Occidente, el gasto en infraestructuras se ha convertido en una de las herramientas de diplomacia más eficaces con la que Pekín no sólo ha generado una mayor esfera de influencia global, sino que además ha iniciado un proceso de desacople de las potencias occidentales. El yuan, una de las piezas de esta reducción de dependencia, comienza ya a convertirse en el protagonista de la próxima década.

La iniciativa ha ido en este tiempo cumpliendo etapas, desarrollando infraestructuras, generando un nuevo esquema de conexiones, ampliando mercados, reforzando lazos bilaterales e impulsando una potente esfera de influencia regional y global, pasando el testigo ahora a que sea el yuan el protagonista en el proceso de desacople de Occidente.

El posicionamiento del renminbi en los mercados financieros internacionales todavía es bajo. De hecho, su quinto puesto entre las monedas internacionales, detrás del dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés, no está en línea con la posición de China como segunda economía mundial. No obstante, aunque actualmente la hegemonía del dólar está fuera de toda cuestión, el proceso de internacionalización del renminbi ha ido creciendo a medida que la nueva Ruta de la Seda ha ido expandiéndose a más países. Algunos de ellos ya han comenzado a establecer relaciones comerciales basadas en la moneda china como resultado de esta mayor esfera de influencia generada por el gigante asiático a través de la iniciativa, como es el caso de las transacciones de petróleo y gas establecidas por China con Arabia Saudí formalizadas durante la visita de Xi al país a finales del año pasado.

En esta geopolítica del comercio, los países del Sur Global están jugando un papel muy destacado en el fortalecimiento del rol de China en la gobernanza mundial. Un escenario en el que las sanciones internacionales a Rusia por la invasión a Ucrania han tenido, asimismo, un efecto amplificador de la diplomacia del gigante asiático, alejando los flujos comerciales de la influencia del dólar y pasando a establecerse las transacciones en yuanes. Tras un año de conflicto, el yuan ha pasado de una posición insignificante como moneda extranjera en los volúmenes de negocio de la Bolsa de Moscú, a escalar posiciones en la balanza de transacciones entre China y Rusia, superando en febrero por primera vez el volumen realizado en dólares, para pasar a consolidarse en marzo, según datos de Bloomberg.

Transcurrido un año del conflicto, la participación del renminbi en la plataforma internacional de pagos Swift se ha multiplicado, pasando de representar un 2% en febrero de 2022 a situarse en el 4,5% un año después, impulsado en gran medida por el uso de esta moneda en el comercio con Rusia. De hecho, el giro que la coyuntura internacional está produciendo sobre los mercados financieros sitúa al renminbi en clara competencia con el euro, que representa el 6% del total de los pagos internacionales a través de Swift. Lejos de esta pugna queda el dólar, cuyo dominio en la clasificación de monedas de financiación de comercio en los pagos internacionales hechos por Swift alcanza el 84,3%, aunque reduciendo protagonismo desde el 86,8% que representaba sólo un año antes.

Aunque la coyuntura internacional no favorece que China recupere rápidamente su ritmo de crecimiento económico después de levantar las restricciones de Covid cero, el auge de la internacionalización del renminbi comienza a intensificarse beneficiándose de la diplomacia china desplegada a través de la nueva Ruta de la Seda. Las sucesivas subidas de los tipos de interés realizadas por la Reserva Federal de Estados Unidos, nueve veces desde 2022, también están impulsando el atractivo del renminbi, que ha pasado a situarse en este nuevo contexto como una moneda de bajo tipo de interés, lo que ha propiciado que una parte muy importante de los nuevos acuerdos suscritos bajo la iniciativa china se realicen utilizando el yuan como moneda de referencia en las transacciones.

El Presidente brasileño Lula da Silva y el Presidente chino Xi Jinping en abril de 2023 en Pekín, China (Ken Ishii,-Pool/Getty Images)

La reciente visita de Estado del presidente brasileño, Lula da Silva, a su homólogo chino, Xi Jinping, ha puesto de relieve la diplomacia estratégica desplegada por la nueva Ruta de la Seda, sumándose el país más grande de Suramérica a realizar transacciones comerciales y financieras con la economía más grande de Asia en yuanes, un giro importante en las relaciones bilaterales tras las críticas del líder brasileño al dominio del dólar. China refuerza así su posicionamiento en América del Sur, ampliando su influencia sobre los países del Sur Global, además de tener a Brasil como aliado para “equilibrar la geopolítica mundial”, según indicó el propio Lula da Silva durante su visita a Pekín, marcando una senda que otros países podrían seguir alejándose de la postura más dura contra el gigante asiático promovida por Estados Unidos.

Un cambio potencial de 173.000 millones de dólares, que representan el volumen alcanzado por el comercio bilateral entre China y Brasil durante 2022, podría pasar a realizarse directamente en yuanes, esquivando además futuras subidas de tipos de interés, ya anticipadas por la autoridad monetaria estadounidense para reducir la inflación. Una cifra que podría incrementarse sustancialmente si finalmente Brasil se adhiriera a la iniciativa de la Franja y la Ruta, teniendo en cuenta la alta necesidad de financiación de capital que necesitan los proyectos de infraestructuras. Se consolidaría así la influencia china desde la vinculación con el yuan, a diferencia de cómo venía materializándose hasta el momento con la diplomacia del gasto en infraestructuras.

Reducir la dependencia del dólar, pero también del euro, el yen y la libra esterlina, para protegerse de “posibles repercusiones geopolíticas”, según indicó el presidente de Indonesia, Joko Widodo, ha centrado el foco de interés en la reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales de la ASEAN celebrada en Indonesia el pasado marzo. Como resultado de esta creciente sensibilidad a la exposición del dominio del dólar, y del resto de monedas extranjeras entre determinados países, el renminbi toma el testigo de la diplomacia que hace ocho décadas inició el dólar, aunque el control de capitales que ejerce China no propiciará que el renminbi ascienda rápidamente entre las monedas de pagos internacionales. No obstante, la senda emprendida por el yuan para fortalecer las relaciones bilaterales entre China y el Sur Global bajo el esquema de la nueva Ruta de la Seda podría marcar la tendencia en la evolución de la iniciativa en la próxima década.