Con ellos llegó el escándalo: Super Star y otros programas participativos arrasan en el mundo árabe.
Con ellos llegó el escándalo: Super
Star
y otros programas participativos arrasan en el mundo árabe.
 

La primera edición del programa Super Star, en la cadena libanesa Future
TV en 2003, supuso una revolución: llegaron a enviarse 15 millones de
SMS. Sólo en la gala final se superaron los 30 millones de espectadores,
que mandaron 4,8 millones de mensajes. El show, que adaptó el británico
Pop Idol, ya va por la cuarta edición.

Casos como éste demuestran que la modernización de la televisión árabe
está llegando de la mano de formatos de éxito procedentes de
occidente y acomodados al gusto local. Más del 80% de la población
de entre 18 y 35 años siguió regularmente la segunda edición
de Star Academy, la versión libanesa de Operación
Triunfo
, según
The Transnational Broadcasting Studies. Menos éxito tuvo Al
Ra’is
,
una especie de Gran Hermano, emitido por la televisión de propiedad
saudí MBC, con sede en Dubai. El beso de un participante saudí a
una tunecina provocó tal oleada de protestas que la dirección
decidió retirarlo tras el tercer programa.

El último formato de interés es el talk
show
informativo Al-Ittijah
al-Muakis (En dirección contraria)
, de la televisión qatarí Al
Yazira, en el que los espectadores participan sin censura. Es habitual que
se emita la conversación entre un disidente en el exilio y un portavoz
oficial de un gobierno. Seis países han retirado a su embajador y otros
tantos han clausurado las delegaciones tras las acusaciones de corrupción
vertidas.

Se está produciendo una auténtica conexión panárabe
que influye en la cultura popular, en la diáspora y en los usos de la
política. El famoso columnista estadounidense Thomas Friedman está entusiasmado
y cree que es lo más parecido a la democracia que se ha visto en los
países árabes. En cambio, Abd al-Rahman al-Suadais, imam de la
Gran Mezquita de La Meca, equipara el fenómeno con las armas de destrucción
masiva, porque "mata los valores y la virtud". En cualquier caso,
por fin se habla en público de lo que importa en la calle, frente al
tradicional periodismo político. Aún no se ha consolidado la
nueva estructura audiovisual árabe, pero es un buen principio para poner
los cimientos de una futura democracia. —Juan Luis Manfredi

Con ellos llegó el escándalo: Super Star y otros programas participativos arrasan en el mundo árabe.
Con ellos llegó el escándalo: Super
Star
y otros programas participativos arrasan en el mundo árabe.
 

La primera edición del programa Super Star, en la cadena libanesa Future
TV en 2003, supuso una revolución: llegaron a enviarse 15 millones de
SMS. Sólo en la gala final se superaron los 30 millones de espectadores,
que mandaron 4,8 millones de mensajes. El show, que adaptó el británico
Pop Idol, ya va por la cuarta edición.

Casos como éste demuestran que la modernización de la televisión árabe
está llegando de la mano de formatos de éxito procedentes de
occidente y acomodados al gusto local. Más del 80% de la población
de entre 18 y 35 años siguió regularmente la segunda edición
de Star Academy, la versión libanesa de Operación
Triunfo
, según
The Transnational Broadcasting Studies. Menos éxito tuvo Al
Ra’is
,
una especie de Gran Hermano, emitido por la televisión de propiedad
saudí MBC, con sede en Dubai. El beso de un participante saudí a
una tunecina provocó tal oleada de protestas que la dirección
decidió retirarlo tras el tercer programa.

El último formato de interés es el talk
show
informativo Al-Ittijah
al-Muakis (En dirección contraria)
, de la televisión qatarí Al
Yazira, en el que los espectadores participan sin censura. Es habitual que
se emita la conversación entre un disidente en el exilio y un portavoz
oficial de un gobierno. Seis países han retirado a su embajador y otros
tantos han clausurado las delegaciones tras las acusaciones de corrupción
vertidas.

Se está produciendo una auténtica conexión panárabe
que influye en la cultura popular, en la diáspora y en los usos de la
política. El famoso columnista estadounidense Thomas Friedman está entusiasmado
y cree que es lo más parecido a la democracia que se ha visto en los
países árabes. En cambio, Abd al-Rahman al-Suadais, imam de la
Gran Mezquita de La Meca, equipara el fenómeno con las armas de destrucción
masiva, porque "mata los valores y la virtud". En cualquier caso,
por fin se habla en público de lo que importa en la calle, frente al
tradicional periodismo político. Aún no se ha consolidado la
nueva estructura audiovisual árabe, pero es un buen principio para poner
los cimientos de una futura democracia. —Juan Luis Manfredi