El edificio ‘Le Vele’ en Scampia, a las afueras de Nápoles (Filippo Monteforte/Getty Images)

He aquí las cinco nuevas mafias, no necesariamente locales, que operan en suelo italiano.

Al igual que las empresas legales, las mafias evolucionan y se adaptan a los cambios que se producen en la economía formal, a la que parasitan y, al mismo tiempo, retroalimentan con sus inversiones. Un reportaje publicado hace unos meses por la agencia de noticias de Italia, Ansa, titulado Pentacamorra, il nuovo ordine ha situado en el centro del debate público italiano un fenómeno bien conocido desde hace años por los grupos policiales del país: el ecosistema mafioso italiano se ha vuelto más complejo. Salvo la Societá Foggiana, la única de las nuevas mafias formada por locales, el resto de las cinco mafias emergentes abordadas en el reportaje proceden del exterior: cultistas nigerianos, mafia georgiana, mafia china y bandas latinas (podría añadirse también la mafia albanesa, con una presencia en aumento). De ser un país exportador de mafias, Italia se ha convertido en un país importador.

El mundo criminal no es ajeno –más bien al contrario- a las dinámicas de la globalización económica legal. Si las grandes empresas de la economía formal llevan años externalizando muchas de sus actividades, las cuatro grandes mafias italianas –la siciliana Cosa Nostra, la napolitana Camorra, la calabresa ‘Ndrangueta y la pugliese Sacra Corona Unita- parecen haber optado por una estrategia similar. Los objetivos son parecidos en los dos mundos interconectados, el legal y el ilegal. Ahorrarse costes de gestión y, sobre todo, problemas: con los sindicatos y los marcos regulatorios restrictivos, en el caso de las empresas formales, o con la policía, en el caso de los mafiosos. Las mafias tradicionales italianas, plenamente integradas en muchos de los principales sectores de la economía formal del país a través de las grandes licitaciones y de las inversiones en negocios legales de todo tipo, acuerdan con otros grupos criminales (como en el caso de los cultistas nigerianos con la Cosa Nostra) la labor de la distribución de sus drogas. En otros casos, si no hay colaboración directa, hay acuerdo sobre el uso de sus territorios. No quiere decir que las viejas mafias hayan abandonado completamente las tradicionales actividades de la cadena de valor económico mafioso. Pero han evolucionado: se han aligerado aprovechando –y a la vez estando condicionadas- por las dinámicas globalizadoras y migratorias y por las políticas públicas. Resultado: un panorama criminal cada vez más fragmentado que, con las particularidades propias de cada país, encontramos también en otros Estados europeos. Incluida España, uno de los países donde las mafias hayan un entorno legal menos desfavorable y una estructura económica más propicia tanto para obtener ingresos como para blanquearlos.

Societá Foggiana

Territorio: Apulia

Actividades principales: tráfico de drogas, extorsiones, asaltos y robos a camiones blindados.

Evolución: formada a partir de los clanes de la Camorra que trataron de expandir en los 70 sus operaciones desde la napolitana Campania hacia Apulia. La Societá Foggiana es una mafia que combina las nuevas formas empresariales de actividad mafiosa con atávicas reglas de omertá y venganza. Aunque su área de actividad se concentra en su región de origen, se han documentado algunas acciones en ciudades del norte del país, donde cometerían atracos para después regresar a su feudo del sur.

Se distingue de las mafias extranjeras, de este pentafenómeno, por una implantación en el territorio basada en lazos familiares, y por su control directo de esos mismos territorios sin tener que someterse a tratos con otros grupos mafiosos, más allá de puntuales pactos operativos. Sus acciones de intimidación contra empresarios para pedir el pizzo –han llegado a usar pequeñas bombas para forzar el pago de este impuesto mafioso- y sus atracos y enfrentamientos con la policía usando armas automáticas, les sitúan como una de las mafias más peligrosas de la actualidad. Además, mantienen relaciones fluidas con la mafia albanesa para el tráfico de drogas y de armas.

Un cartel en el que se lee "Somos las víctimas de la guerra entre el Estado y la mafia" en Brindisi, 2012 Carlo Hermann/GettyImages)

La Societá Foggiana, sin embargo, no deja de ser el nuevo primus inter pares en una región infestada de grupos criminales. El diversificado ecosistema mafioso de la región de Apulia, dominado durante años en las noticias por el grupo Sacra Corona Unita, aparece ahora más fragmentado que nunca. Los investigadores no siempre tienen clara las redes de asociaciones y enfrentamientos entre estos grupos. El temor es que en un futuro próximo puedan crearse asociaciones estables de varias organizaciones criminales de la región consolidando el alcance de sus operaciones y de su infiltración en estructuras empresariales, políticas y administrativas. Tas años operando en un segundo plano informativo –algunos investigadores han denominado a este tipo como “mafias silenciosas”-, se ha comenzado a hablar en medios nacionales e internacionales de la Societá Foggiana, pero existen otros grupos con una firme implantación, como el clan de los Gargano o el de Cerignola.

Bandas Latinas

Territorio: barrios periféricos de grandes ciudades, como Milán, Génova, Roma o Perugia

Actividades principales: venta de droga, robos y extorsión.

Evolución: el 12 junio de 2015 los medios italianos informaron de que la noche anterior, en un tren de cercanías de la periferia milanesa, se había producido una agresión contra uno de los revisores. Nada sorprendente, si no fuera porque el acto de violencia se ha cometido con un machete. Y porque los dos jóvenes agresores –un ecuatoriano y un salvadoreño- eran miembros de la Mara Salvatrucha, conocida como MS13. El revisor estuvo a punto de perder el brazo. ¿Maras salvadoreñas en Italia?

Se estima que podría haber hasta unos 40.000 salvadoreños –oficialmente censados hay unos 18.000- en los barrios periféricos de Milán, la comunidad salvadoreña más numerosa fuera del continente americano. Las fuerzas policiales calculan que los miembros de las pandillas podrían oscilar entre los 2.000 y los 2.500. A los salvadoreños se suman jóvenes de otras nacionalidades suramericanas, sobre todo ecuatorianos, que entran en organizaciones como la propia Salvatrucha, el Barrio 18, los Latin Kings, los Ñetas y Trinitarios. Estas bandas –que mantienen relaciones entre sus células transnacionales- ejercen la extorsión y el menudeo de drogas en sus barrios. Su expansión, sin embargo, está muy limitada a sus lugares de residencia. De América se han traído los rituales de iniciación para los aspirantes y las rivalidades viscerales entre grupos. La policía italiana comenzó a crear unidades especializadas en estos grupos en 2005, tras detectarse su presencia incipiente. A pesar de su crecimiento, no se han convertido en un problema de seguridad pública más allá de las fronteras de sus barrios, que a menudo controlan mediante las extorsiones y la violencia. Por sus dimensiones, tendrán complicado dar el salto evolutivo que supone entrar en contacto con el gran capital legal y los contactos políticos.

Además de en el norte de Italia, se ha detectado una creciente presencia de bandas en algunos barrios romanos, como el de Magliana, conocido por ser la cuna de la organización criminal que lleva su nombre, activa en los 70 y 80.

Mafia Georgiana

Territorio: operan en todo el territorio italiano, especialmente en el Lazio y Apulia

Actividades principales: robos en domicilios, tráfico de drogas y ciberdelincuencia.

Evolución: la expansión internacional de los mafiosos georgianos creció exponencialmente, según los investigadores, tras 2004, cuando el nuevo Gobierno de Mikheil Saakashvili comenzó una lucha por el poder en Georgia, controlada en parte por estas mafias. Las detenciones de muchos de sus miembros y las investigaciones judiciales en curso forzaron al exilio a líderes y soldados de grupos mafiosos.

Las conexiones transnacionales entre los grupos son parte de su dinámica operativa. En 2016, una operación contra las mafia georgiana llevada a cabo en España terminó con un orden de detención contra su líder, residente en Italia. Las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades italianas hacen suponer que la implantación mafiosa en el país es casi exclusivamente operativa. Para obtener ingresos que después son enviados a los fondos de inversión de cada clan (los llamados obschak). El dinero se envía a Georgia y a Rusia, a través de redes de blanqueo con destino, principalmente, a empresas y bancos de todo el espacio exsoviético.

Uno de los principales problemas para los cuerpos policiales está en la necesidad de coordinarse y adecuarse a los tiempos de investigación de las policías de otros países. Además, cuando logran detener a los mafiosos –dedicados principalmente a los robos en viviendas y negocios- saben que el éxito total de la operación depende de que otro país acepte la extracción de sus líderes. Estos son los encargados de asegurar el cumplimiento del código de honor en el que se basa la jerarquía de estos grupos, y de hacer de intermediarios en la gestión de los ingresos.

Su implantación en Italia se sitúa principalmente en el Lazio y Apulia. Se han documentado acuerdos de los “ladrones en ley” (vory v zakonie) con la ‘ndrangheta para llevar a cabo robos en mansiones con técnicas de asalto militares. También realizan asaltos cibernéticos a las páginas de negocios para exigir un rescate a cambio de su “liberación”.

Familia china trabajando en una fábrica en Carpi, Italia (Paco Serinelly/Getty Images)

Mafias chinas

Territorio: Lazio, Toscana, Lombardia, Emilia-Romagna y Sicilia

Actividades principales: extorsiones, tráfico de personas y de droga, productos falsificados, juego y prostitución.

Evolución: la combinación era ganadora: salarios y condiciones de trabajo casi al mismo nivel que los de China y la ventaja de poder incluir el “Made in Italy” en los productos textiles. Ese fue el punto de partida del desembarco chino en una de ciudades italianas que habían sido un emblema de la industrial textil del país transalpino: Prato, en la región de Toscana. Actualmente, los habitantes chinos de la ciudad ascienden a unos 50.000, en torno a un 30% del total. Las condiciones de trabajo en las empresas textiles de la ciudad no son las mejores, rozando en muchos casos la esclavitud. Prato es un ejemplo extremo, por su altísima concentración, de la implantación de esta comunidad en Italia, pero la expansión se ha producido en otras regiones del país. En 2016 estaban registradas en toda Italia unas 49.000 empresas con propietarios chinos, radicadas sobre todo en Toscana, Lombardía y Véneto.

Como ha ocurrido con otros procesos migratorios, junto con la población han llegado grupos pertenecientes a las mafias chinas, las Triadas. Llegaron para lucrarse con los inmigrantes y las extorsiones. Pero, poco a poco, se han ido haciendo con el control de multitud de negocios, en apariencia legales, que les sirven para blanquear dinero. No tardaron en establecer contactos con la Camorra napolitana para producir y también para importar desde China productos de grandes marcas falsificadas.

Su rango de actividades no ha dejado de aumentar. Las principales: prostitución en pisos, improvisados casinos en las zonas traseras de los bares y producción y venta de drogas sintéticas. Parte de las ganancias se blanquean con compras de locales o de negocios legales. La mayoría de los ingresos, sin embargo, según las investigaciones, se transfieren a China. Durante la última década, varias investigaciones antifraude han detectado hasta 4.500 millones de euros de dinero negro enviados a China. Las investigaciones se complican porque el envío de dinero negro usa los mismos canales que las remesas de los inmigrantes. Hace unos meses, el periodista Roberto Saviano advirtió de que las mafias chinas –y otras locales como la Camorra- estaban usando para sus grandes operaciones de lavado de dinero el país de San Marino, al que definió como un “agujero negro” en la jurisdicción italiana.

Cultistas Nigerianos

Regiones: Piamonte, Lazio, Puglia y, en menor medida, Sicilia

Actividades principales: prostitución, drogas, estafas online y extorsiones.

Evolución: su nombre procede de los ritos, incluido el vudú, que realizan tanto sus miembros como las prostitutas a las que obligan a salir cada noche a las calles. Las últimas operaciones contra uno de los grupos más importantes, el Black Axe (Hacha negra), tuvo lugar en Palermo hace unos meses. Al parecer la Cosa Nostra está subcontratando los servicios de los mafiosos nigerianos para gestionar el menudeo de droga en las calles de Palermo y otras ciudades sicilianas. La detención de varios de los cabecillas de la célula palermitana se produjo tras una investigación de varios meses. Los agentes han podido documentar actos de extrema violencia llevados a cabo con hachas, botellas o barras de hierro. El acuerdo comercial con la Cosa Nostra les impediría usar armas de fuego dentro del territorio de la vieja mafia. El último acuerdo comercial entre Cosa Nostra y los Black Axe incluiría la gestión comercial del tráfico de personas que llegan a las costas italianas.

Son organizaciones basadas en jerarquías bien ordenadas. Todos los miembros tienen un rango y unas funciones bien precisadas, incluidas las mujeres, las madames, que se encargan de dirigir las actividades de las prostitutas semiesclavizadas: se calcula que entre 14 y 18 mil en toda Italia (aunque hay estimaciones superiores).

Las bandas (otra de las más importantes es la Eye, “pájaro en vuelo”) están conectadas internacionalmente. Hace unos meses, en una operación para desarticular actividades de estos grupos en el noroeste italiano, se realizaron detenciones tanto en ciudades italianas como del sur de Francia (también están conectadas con otros países como Portugal, España, Holanda y Bélgica para proveerse, sobre todo, de drogas). Usan Internet profundo tanto para comunicarse internacionalmente con para hacerlo con otros miembros y para realizar las conocidas estafas online (la inmensa mayoría las hacen desde fuera de Europa), una de sus fuentes de ingresos para financiar la compra de drogas. Buena parte de sus beneficios se envían a Nigeria.