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Las consecuencias económicas de que Grecia abandone la eurozona serían malas para el pueblo griego y el resto de la UE. Pero las repercusiones en la diplomacia también serían negativas.

Salvo en el caso de la relación con Rusia, la coalición encabezada por Syriza ha seguido las tendencias europeas. Si, después de marcharse, Grecia pasara de un gobierno populista de izquierdas a otro nacionalista de derechas, su diplomacia podría ser un problema todavía mayor para Europa.

La Unión Europea y Grecia se han puesto por fin de acuerdo sobre un nuevo rescate. Pero los defectos del pacto son tan graves que es probable que acabe por fracasar. Antes de que disponerse a expulsar a Grecia de la eurozona, los líderes de la Unión deberían pensar en la importancia geopolítica del país (y no hablamos solo de sus coqueteos con Rusia).

Según Thanos Dokos, del think tank ELIAMEP, los últimos gobiernos griegos ignoraron la política exterior porque estaban sobrepasados por la crisis económica; el Ejecutivo actual, en cambio, ha vuelto a interesarse en una serie de áreas importantes. Dokos opina que, mientras Grecia permanezca en la eurozona, lo más probable es que el primer ministro, Alexis Tsipras, siga gobernando, en coalición con los populistas de derechas de la agrupación Griegos Independientes.

Los sondeos muestran que, en la actualidad, el apoyo a los Griegos Independientes y al partido de extrema derecha Amanecer Dorado está alrededor del 10%. Ahora bien, si el país deja la eurozona, la gente podría llegar a la conclusión de que, después de haber probado con los partidos tradicionales y los populistas de izquierdas, su última esperanza es una coalición en la que intervenga Amanecer Dorado. Y eso tendría repercusiones en la política interior y en la diplomacia. He aquí siete aspectos que conviene vigilar:

Migraciones. En los seis primeros meses de 2015, llegaron a Grecia más de 70.000 refugiados. El país tiene problemas para absorberlos. El ministro de Defensa griego (y fundador de los Griegos Independientes), Panos Kammenos, amenazó en marzo con que el país “inundaría Europa de inmigrantes” si sus socios de la Unión le expulsaban del euro. Si su posición se viera reforzada después de un Grexit, tendría más posibilidades de llevar a cabo su amenaza.

Turquía. Con toda la cautela, Syriza ha intentado mejorar las relaciones con Ankara. Aunque la retórica de Kammenos ha sido enérgicamente antiturca, a la hora de la verdad no ha interferido en las relaciones con el país vecino. Sin embargo, el gobierno sucesor podría estar formado por Griegos Independientes y otros extremistas de derechas, que quizá verían en el enfrentamiento con Turquía una forma de consolidar su apoyo popular.

Chipre. Ideológicamente, Syriza está lejos del gobierno chipriota actual, de centro derecha, pero respalda un acuerdo para la isla que incluya la retirada de las fuerzas turcas. El apoyo de Grecia, como garante de poder, es fundamental para cualquier pacto. Si se deterioraran las relaciones con Ankara, las posibilidades de acuerdo disminuirían.

La seguridad energética. Grecia podría convertirse en un ...