Osama bin Laden está muerto, pero su legión de yihadistas en la red está más decidida que nunca.

 

A última hora de la tarde del 1 de mayo, los foros sociales de Al Qaeda en Internet se vieron sacudidos por la invasión de aspirantes a yihadistas de todo el mundo que entraban para descubrir si las noticias de que su líder, Osama bin Laden, había muerto en un ataque militar de Estados Unidos en Pakistán eran ciertas. A medida que los rumores de la desaparición del cerebro terrorista empezaron a extenderse, los participantes en los foros, anonadados, insistieron en que el anuncio de la Casa Blanca formaba parte de un nuevo plan ideado por la CIA para engañar y desmoralizar a los más firmes partidarios de Bin Laden. Los administradores, enfadados, amenazaron con expulsar de forma permanente a cualquiera que se atreviera a expresar su pena basándose en unos “rumores esparcidos por los cruzados y no comprobados”. Desde entonces, esos administradores de los foros han censurado docenas de hilos de mensajes y han borrado muchos otros.

El último mes ha supuesto una experiencia muy penosa tanto para los webmasters de Al Qaeda como para la morbosa muchedumbre de yihadistas virtuales que constituyen un núcleo cada vez más importante de la infraestructura de la red terrorista. A diferencia de los sitios web con direcciones puntocom fijas, los soldados de a pie, mensajeros y seguidores de Al Qaeda habitan una red flexible de foros de discusión en los que se entra, en general, con contraseña. Aunque estos enigmáticos foros han proporcionado a los movimientos yihadistas un poderoso instrumento de comunicación, propaganda y reclutamiento, también han permitido observar desde dentro las peculiares personalidades que se ocultan tras el grupo terrorista –además de su jerarquía, su mentalidad y su metodología–, una perspectiva especialmente importante ahora que Al Qaeda se esfuerza por reagruparse tras la muerte de su símbolo y fundador.

 

 

AFP/Getty Images

 

Dado que los demás dirigentes de Al Qaeda permanecen discretamente escondidos, estos foros de Internet ofrecen una ventana muy convincente para saber lo que piensa el entorno de Bin Laden en estos momentos en los que llora la muerte de su venerado icono. Observando las conversaciones, los interesados han podido ver en directo cómo los yihadistas recorrían sus particulares fases del duelo: incredulidad, pena, rabia y desafío.

Independientemente de lo que digan ahora, en retrospectiva, lo cierto es que la noticia repentina de la muerte de Bin Laden fue un golpe inesperado para sus partidarios. Su desaparición resultó especialmente difícil de aceptar tras el reguero de pérdidas que el grupo ha sufrido en los dos últimos años –entre ellas, la muerte del antiguo tercer hombre en el escalafón, Mustafa Abu al Yazid, apodado el jeque Saeed–, en gran parte resultado de una implacable campaña de ataques con misiles desde aviones no tripulados de Estados Unidos en la frontera entre Afganistán y Pakistán. El 2 de mayo, pese a las advertencias de los administradores de los foros de que no se especulara sobre la suerte de Bin Laden, en aquellos momentos incierta, el internauta Abu Zubaydah insistió en presentar sus más profundos respetos “a la familia del mártir… y también al jeque Ayman Zawahiri, que, en un solo año, ha perdido al jeque Saeed y ahora a su otro compañero de ruta… Por Alá, este es un año de tristezas”.

En las horas inmediatamente posteriores a la noticia de la violenta desaparición de Bin Laden, los usuarios y administradores de los foros de Al Qaeda empezaron a preocuparse por otro aspecto: su seguridad personal. Los medios de comunicación dijeron que los SEAL de la Marina estadounidense se habían incautado de un auténtico tesoro de información, con discos duros, memorias USB y otros rastros de comunicaciones electrónicas en el complejo de Bin Laden en Abbottabad. “Yaman Mukhadab”, uno de los participantes más creíbles y respetados en el foro de Internet “Shamukh”, el más importante de Al Qaeda, escribió un mensaje en el que advertía a sus colegas de que aquellas eran “las 72 horas más peligrosas en la lucha de Al Qaeda contra los sionistas y los cruzados, en la historia de la yihad”. Avisaba: “Es posible que América se haya infiltrado en las comunicaciones entre muyahidines e intente descubrir a los cerebros de las grandes operaciones [terroristas]”.

Para Mukhadab, esta posibilidad era razón suficiente para que las células yihadistas interrumpieran las comunicaciones con sus responsables contactos y siguieran adelante con sus operaciones terroristas por su cuenta. “En mi opinión, cualquier grupo de muyahidines que tenga asignada una operación debería seguir adelante y llevarla a cabo… sin vacilaciones ni retrasos, y tratar de no comunicarse con nadie… ni pedir nuevas órdenes en absoluto”, instó.

El sentimiento palpable de pánico y melancolía que estaba creciendo en los corazones de los seguidores de Al Qaeda en la Red quedó pronto sumergido por una marea de rabia pura y desenfrenada, sobre todo después de que se emitieran a todo el mundo las imágenes de las multitudes jubilosas de estadounidenses celebrando el hecho ante la Casa Blanca y en la Zona Cero. Un internauta, Ta’er Muhajir, colgó un mensaje abierto dirigido a “vosotros que habéis bailado ante la Casa Blanca… Nosotros también empezaremos a bailar la próxima vez que nos enteremos de que habéis sufrido una matanza, igual que bailamos cuando vuestros cadáveres putrefactos quedaron esparcidos por el Pentágono y el World Trade Center”.

Otro miembro registrado, Mukhadab ad Dima (un alias que se traduce como “empapado en sangre”), hablaba de “las grandes muchedumbres delante de la Casa Blanca” y preguntaba: “¿Quién será el héroe que convierta su noche en día y su mañana en un infierno, y quién renovará las glorias de septiembre? ¿Quién será el próximo en nuestra lista de héroes?”

El usuario Abu al Qassam al Maqdisi confesaba su pesar por la muerte de Bin Laden pero prometía “continuar por la misma senda”. Se dirigía al presidente estadounidense, Barack Obama, en tono despreciativo: “Si crees que matando al jeque Abu Abdulá [Bin Laden] has acabado con Al Qaeda, estás totalmente engañado… El martirio del jeque Osama no nos ha debilitado ni nos ha decepcionado; sólo nos ha dado más pasión para mantenernos firmes en el mismo camino”.

Todas estas declaraciones desafiantes desembocaban, como era inevitable, en la cuestión de cuál era la mejor forma de vengar el “martirio” de Bin Laden. Otro usuario registrado, Abu Musab al Maqdisi, se quejó del ambiente sombrío y fatalista de los foros: “Habría preferido ver cómo se afilaba el cuchillo de [Abu Musab al] Zarqawi hasta poder contemplar su brillo desde aquí”. Y animó a los partidarios de Bin Laden: “Ahora ha comenzado la batalla para erradicar el Estado de los infieles, América, y a cualquiera que se sitúe a su lado en las tierras musulmanas. No es más que cuestión de horas”.

los seguidores radicales de dicho movimiento están más decididos que nunca a continuar su lucha armada

Aunque las especulaciones de los medios de comunicación sobre quién va a ocupar el vacío dejado por Bin Laden han sido muy variadas –desde el jefe de seguridad de Al Qaeda, Saif al Adel, hasta el clérigo estadounidense de origen yemení Anwar al Awlaki, que se encuentra huido–, en los principales foros de Al Qaeda no se ha hablado de ningún posible sucesor aparte del histórico número dos de Bin Laden, Ayman al Zawahiri. Las bases de Al Qaeda en la Red están tan convencidas de que Zawahiri será el próximo líder que han empezado a referirse al grupo como “Jund Ayman” (“Los soldados de Ayman”).

Los participantes en los foros también han asumido la tarea de responder enérgicamente a los comentarios críticos de los detractores de Al Qaeda que menospreciaban la alianza entre Bin Laden and Zawahiri. Muheb Ruyat al Rahman quitó importancia a las críticas porque eran “veneno”, y preguntó: “¿De verdad creéis que nuestro jeque Osama no podía distinguir lo indigno de lo valioso ni lo bello de lo feo?” Luego insistió: “Nuestro jeque Osama, que Alá tenga piedad de él, es nuestro jeque Ayman, y nuestro jeque Ayman es nuestro jeque Osama”.

La conclusión fundamental que permite extraer el seguimiento de las discusiones que están produciéndose en los principales chats y foros de Al Qaeda es que, aunque Estados Unidos haya conseguido eliminar a un símbolo gigantesco del movimiento yihadista mundial, los seguidores radicales de dicho movimiento están más decididos que nunca a continuar su lucha armada. Incluso sin la dirección operativa de Bin Laden, su legado sigue viviendo en el corazón y la mente de quienes forman la red social de Al Qaeda. Lo preocupante es la posibilidad de que el vitriolo furioso que se cuece en estos días en los rincones de Internet acabe dejando de ser meras palabras para transformarse en actos violentos de represalia.

 

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