
Quizá parezca una quimera hablar de un mundo con una Renta Básica Universal, pero existen indicios de que puede convertirse en realidad. ¿Podría reducir la pobreza? ¿Es sostenible económicamente? He aquí argumentos a favor y en contra, el debate está servido.
Imaginemos un país en el que el Estado cubre los costes básicos de la vida para todos los ciudadanos. Ricos, pobres, empleados, desempleados, autónomos: todos obtienen la misma cantidad de dinero, todos los meses. El sistema de bienestar rígido, en el que las prestaciones están tan condicionadas, es algo del pasado. En una economía moderna y dinámica ya no es ningún problema que una persona trabaje durante un tiempo y durante otro no. Por no hablar de otras ventajas de un mundo así: las mujeres tienen independencia económica, les es más fácil dejar a una pareja violenta, la salud de la población en general mejora, la gente tiene más tiempo libre para pasarlo con su familia o para ayudar a sus padres, que viven más años y necesitan que cuiden de ellos. Así como el principio del Estado del bienestar fue uno de los elementos característicos del mundo desarrollado tras la Segunda Guerra Mundial, este nuevo principio definirá el Estado en el siglo XXI. O no.
Quizá parezca una utopía hablar de un mundo con una Renta Básica Universal o incondicional (RBU), pero existen indicios de que puede convertirse en realidad. Numerosos partidos políticos alternativos y organizaciones de la sociedad civil defienden la idea de la renta universal desde hace décadas. Los experimentos de una renta básica de alcance limitado en India y Brasil han demostrado que los estereotipos de que los subsidios hacen que las personas estén menos motivadas no son ciertos. India está estudiando planes para instaurar una renta básica universal —o casi universal— en todo el país con el fin de reducir la pobreza.

Numerosos partidos políticos alternativos y organizaciones de la sociedad civil defienden el concepto de la renta universal desde hace décadas. La idea es que tener una renta garantizada da a la gente una sensación de estabilidad y le ayuda a pagar los costes de cuidar de los hijos o ir a trabajar. Se trata de que los ciudadanos en paro sigan recibiendo ayuda económica incluso cuando encuentren empleo. Un experimento con un grupo de participantes en Alemania, que recibieron durante un año 1.000 euros mensuales cada uno, demostró que ninguno se había quedado en casa sin hacer nada, tirado en el sofá y viendo la televisión. Uno dejó un puesto muy mal remunerado y se inscribió en cursos de formación. Otro dedicó ese tiempo a recibir tratamiento para una enfermedad que padecía desde hacía tiempo. Los demás, en su mayoría, siguieron trabajando o encontraron empleo. Todos dijeron que dormían ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF