A la industria de la inteligencia artificial le queda un largo camino para ser medioambientalmente sostenible. ¿Por qué el sector está replicando las mismas dinámicas que depredan el planeta? ¿Cómo puede la IA volverse verde?

Nube, algoritmos, redes neuronales o computación son conceptos asociados a la inteligencia artificial que evocan abstracción e intangibilidad. Sin embargo, la realidad de la industria de la IA dista bastante de esa sensación de inmaterialidad, ya que está fuertemente vinculada a la extracción de recursos, a un elevado consumo de energía y a infraestructuras globales. Esta tecnología está mucho más anclada a la tierra de lo que nos imaginamos, por lo que es urgente poner en el centro del debate la sostenibilidad del sector en un planeta en crisis medioambiental. Una discusión que no solo debe quedarse en cómo la IA puede proteger el medio ambiente y ayudar en la lucha contra el cambio climático, que también, sino sobre los riesgos que implican para el medio ambiente sus propios procesos.
La investigación de los múltiples beneficios de la inteligencia artificial para abordar desafíos climáticos ha cogido ritmo y cada vez cuenta con más atención y financiación. De hecho, proyectos vinculados al uso de la IA para la predicción y mitigación del cambio climático, la optimización de los recursos naturales y el consumo de energía, el deep learning para abordar problemas como la deforestación o la contaminación, entre otras muchas aplicaciones, están recibiendo esfuerzos y fondos de gobiernos, empresas, universidades, organismos internacionales y ONG con el fin de que esta tecnología pueda ayudar a la consecución de la Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que se denomina "AI for Good". Incluso los gigantes tecnológicos están donando también software y servicios en nube, así como financiando proyectos sin ánimo de lucro en este ámbito: AI for Earth de Microsoft o el Impact Challenge de Google son un par de ejemplos. Además, el cambio climático se ha convertido en un elemento central de las estrategias de inversión, el destino de un importante flujo de capital y, en definitiva, en una gran oportunidad comercial.
Las posibilidades que ofrece la IA para la transición ecológica y la lucha contra el cambio climático pintan muy prometedoras (y posiblemente muy rentables), pero no debemos olvidar que no tienen un coste cero desde el punto de vista medioambiental, por lo que es fundamental poner sobre la mesa las contrapartidas y riesgos sistémicos que implica el desarrollo de esta industria en expansión global. La IA será una aliada contra la crisis climática siempre y cuando cumpla con una doble y necesaria vertiente: trabajar por el bien del medio ambiente siendo a la vez sostenible y limpia, pero ¿actualmente lo es?
Los grises de la IA: lejos de ser verde
La literatura académica y la cobertura mediática sobre los efectos adversos medioambientales de la IA y la necesidad de que la industria se vuelva más sostenible existen, pero son significativamente más reducidas que aquellas investigaciones que abordan los beneficios y las ...
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