El nuevo y gigantesco hallazgo de gas natural en Israel transformará Oriente Medio y añadirá más leña a una región ya inflamable.

 









AFP/Getty Images

 

El reparto mundial de los recursos de gas y petróleo que hace la Madre Naturaleza indica que tiene un travieso sentido del humor. El Golfo Pérsico, el Mar del Sur de China y el Mar Caspio cuentan con grandes yacimientos en zonas disputadas por vecinos hostiles.

Y ahora debemos añadir otro lugar a esa lista. Unos nuevos y gigantescos yacimientos de gas natural prometen transformar la seguridad energética y la economía de Israel y, tal vez, sus vecinos. Pero es difícil encontrar un sitio más conflictivo para ese tesoro, que viene a complicar tres de los conflictos más difíciles de resolver del mundo: entre Israel y los palestinos, entre Israel y Líbano y entre las partes griega y turca de Chipre. El reciente deterioro de las relaciones entre Turquía e Israel hace aún más peligrosa cualquier disputa sobre el gas.

Golda Meir, la batalladora y cascarrabias política que, como cuarta persona en ocupar el puesto de primer ministro de Israel, dijo tantas frases memorables, solía quejarse de que Moisés condujo a los judíos durante 40 años por el desierto para acabar en el único lugar de Oriente Medio que no tenía petróleo. En el  2000, después de que la compañía británica BG descubriera un volumen importante de gas en el yacimiento Gaza Marine, Meir quedó refutada, al menos en parte, cuando la empresa estadounidense de exploración Noble Energy descubrió un yacimiento de tamaño similar, Mari-B, en aguas israelíes.

Sin embargo, en 2009, el nuevo hallazgo de Noble eclipsó los esfuerzos anteriores. La aplicación de un pensamiento geológico audaz e imaginativo le permitió encontrar 240.000 millones de metros cúbicos (m3) de gas en alta mar en Tamar, el mayor descubrimiento mundial de aquel año. A finales de 2010, Noble dio con un yacimiento aún más grande, al que dio el apropiado nombre de Leviatán, con 453.000 millones de m3. Estos dos yacimientos, por sí solos, podrían satisfacer la demanda de Estados Unidos durante todo un año.

La Cuenca de Levante, el área geológica en la que se encuentran Tamar y Leviatán, abarca, además de las aguas de Israel, las de Líbano, Chipre y Siria. El US Geological Survey, el organismo del Gobierno estadounidense encargado de los estudios geológicos y científicos , calcula que puede contener 3,40 billones de m3 de gas. Dado que Chipre, Líbano, Israel y los territorios palestinos, entre todos, no alcanzan los 17 millones de habitantes, los beneficios podrían ser inmensos.

El gas elimina, de pronto, uno de los puntos débiles estratégicos y económicos que más preocupan a Israel: la falta de recursos energéticos propios. Solo Tamar podría abastecer a todas las centrales eléctricas del país durante más de 20 años. Y los hallazgos han sido muy oportunos, porque Mari-B estará agotado de aquí a ...