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A: Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la UE
DE: Vanessa Villalibre
RE: Qué hacer con la Constitución Europea
En 2005 tuvo lugar en Francia y en los Países Bajos un verdadero paso atrás para la construcción europea. El rechazo del texto constitucional en estos dos países ha hecho replantearse la situación sobre el futuro de la UE. Estas negativas han servido para trasladar responsabilidades de los mandatarios a los ciudadanos de la Unión, lo cual, resulta, como mínimo, injusto. Los miembros del Consejo Europeo conocían perfectamente los riesgos de celebrar referendos en varios de los Estados miembros y no se pueden escudar en la falta de concienciación de los ciudadanos sobre el proceso de integración política. No se debe olvidar que los gobernantes han tardado 40 años en hacerse eco de esa voluntad de integración política, todavía hoy deficiente.Nadie pensaba a priori que serían dos de los países fundadores los que pusieran en esta tesitura a los 25, ya que era Reino Unido el que se percibía como el principal escollo en esta fase. A partir de los noes francés y holandés, Europa se encuentra en un periodo de reflexión que deberá finalizar con una posición definitiva respecto a la Constitución. Llegados a este punto, se barajan dos líneas de actuación: aprovechar las posibilidades que ofrece el proyecto constitucional o avanzar a partir de los tratados en vigor. Para conocer la decisión habrá que esperar al segundo semestre de 2008, cuando sea paradójicamente Francia quien presida el Consejo Europeo.
En junio de 2007, después de las elecciones presidenciales francesas y las legislativas holandesas, ya podremos tener un avance del final del proceso cuando la presidencia alemana presente un estudio sobre posibles evoluciones futuras. En la elaboración de este informe deberán contribuir, muy especialmente, los países que han votado no y los que aún no hayan ratificado la Constitución, es decir, Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa y Suecia.
Asimismo, algunas instituciones de la UE han realizado sus aportaciones al proceso. La Comisión, con su iniciativa Plan D, ha puesto en marcha una serie de acciones con el objetivo de intensificar y ampliar el diálogo con los ciudadanos europeos. Por su parte, el Parlamento Europeo aboga encarecidamente por la aprobación del Tratado Constitucional, al menos en su contenido esencial. Sin embargo, hay que ser consciente de las dificultades que supone sacar adelante el mismo texto que ha sido rechazado por dos países. Además, se plantea a la vez el problema de qué hacer con los Estados, como por ejemplo España, que ya han ratificado el proyecto originario en el caso de que se realicen modificaciones posteriores. El panorama se aventura complicado, pero al mismo tiempo excitante.
Otra de las cuestiones planteadas es la propia denominación de “Constitución” para hacer alusión a un tratado internacional . La mal llamada Constitución Europea consistía sobre todo en refundir los tratados anteriores de una manera sistemática y coherente. Si bien es cierto que introducía innovaciones ...
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