
El conflicto libio continúa intensificándose a pesar de la reciente conferencia de Berlín. La Unión Europea debe trabajar con Estados Unidos y presionar a las potencias regionales para que dejen de alimentar la lucha.
La reciente escalada de la guerra civil en Libia ha provocado que los europeos estén volviendo a pelear para recuperar la iniciativa de solución a la crisis en la que está sumido el país desde la intervención de la OTAN. Después de la campaña encabezada por Francia y Reino Unido en 2011, que apartó a Muamar al Gadafi del poder, los Estados miembros de la Unión intentaron estabilizar Libia sin lograrlo, dejándolo inmerso en una guerra civil desde mediados de 2014.
El conflicto se ha ido intensificando a medida que actores como los EAU (Emiratos Árabes Unidos), Egipto, Rusia y Turquía se han ido involucrando cada vez más, mientras que los esfuerzos europeos por negociar la paz han sido incoherentes e ineficaces. El peligro actual es que la guerra desencadene una nueva ola de refugiados y un resurgir del Estado Islámico en el país.
A mediados de abril de 2019 el general Jalifa Haftar, que tiene su base en el este de Libia, lanzó una ofensiva contra Trípoli para intentar derrocar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) presidido por Fayez al Sarraj y respaldado por la ONU. Un Gobierno que Europa ayudó a instaurar a finales de 2015. El asedio -que comenzó mientras el enviado especial de Naciones Unidas en Libia, Ghassan Salamé, estaba en Trípoli- ha causado la muerte de cientos de civiles y ha desplazado a 140.000 personas.
En un principio no parecía que el ataque fuera a prolongarse y progresar pero, a finales del año anterior, Haftar tuvo ciertas victorias importantes gracias al refuerzo del apoyo aéreo de EAU y la ayuda de cientos de mercenarios del grupo Wagner, una empresa de seguridad privada vinculada al Gobierno ruso. El GNA pidió ayuda internacional para defenderse tras el ataque pero se encontró con la negativa de la Unión y de Estados Unidos: hicieron un llamamiento para el cese de hostilidades, pero no tomaron ninguna medida para detener la ofensiva de Haftar.
Fue entonces cuando Fayez al Sarraj pidió ayuda a Turquía a cambio de un polémico acuerdo marítimo. Ankara comenzó a apoyarle con la presencia de alrededor de 2.000 mercenarios sirios en enero. El acuerdo de límites marítimos entre el GNA y Turquía ha indignado a muchos Estados miembros de la UE, en particular a Grecia, al incluir áreas de su designada como Zona Económica Exclusiva.

Aparentemente sorprendida por la influencia creciente de los rusos y los turcos ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF