
El nuevo Informe sobre Desarrollo Humano 2016 elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) plantea una idea ambiciosa: todos los habitantes del planeta pueden contar con un desarrollo equilibrado que incluya satisfacer las necesidades básicas y tener acceso a derechos fundamentales. A esa meta universalista se le oponen una serie de barreras.
El concepto de desarrollo humano fue introducido en 1990 en el primer informe del PNUD. El punto de partida fue que el desarrollo debe estar centrado en las personas. Esto supuso un profundo cambio. El desarrollo ya no debería crear riqueza de forma genérica (teniendo como referencia sólo el PIB), sino orientarse hacia las necesidades fundamentales de las personas, definidas en torno a una serie de derechos y libertades.
El economista indio y Premio Nobel Amartya Sen inspiró esta conceptualización. Sen define el desarrollo “como el proceso de ampliar las libertades reales que las personas disfrutan”. Esas libertades “dependen de diversos determinantes, como acuerdos sociales y políticos (por ejemplo, infraestructuras educativas y de cuidado de la salud) al igual que derechos políticos y civiles (por ejemplo, la libertad de participar en discusiones públicas y votar)”. Para alcanzar el desarrollo es preciso eliminar las mayores causas de falta de libertad, como la tiranía, las débiles condiciones económicas, o la privación de sistemáticas de servicios sociales. La expansión de libertades es, para Sen, “un fin primario” a la vez que “un medio esencial” para alcanzar el desarrollo.
En la presente edición es definido como “un proceso de ampliación de las capacidades de elección de las personas”. A la vez, se trata de “un proceso y un resultado” que implica que los individuos deben influir en los procesos que dan forma a sus vidas. En este proceso, el crecimiento económico es un elemento importante pero no un fin en sí mismo. Esta definición incluye implícitamente la participación y deliberación democrática en las decisiones sobre la vida de las personas. Los autores del informe vinculan los objetivos del desarrollo humano con los Objetivos del Desarrollo del Milenio y la Agenda para los Objetivos del Desarrollo Sostenible para el 2030.
El concepto se basa en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que integra tres dimensiones: esperanza de vida, vida educativa que permite contar con conocimientos y el ingreso nacional por persona que refleja la capacidad de contar con un nivel de vida digno. El nuevo Informe añade el grado de desigualdad, el índice de desigualdad de género, el grado de empoderamiento de la mujer y el índice multidimensional de la pobreza que observa dimensiones de ésta no relacionadas directamente con el ingreso.
A modo de ejemplo, según el Informe Noruega ocupa el primer puesto en el IDH, España el puesto 27, Estados Unidos el 10, Colombia el 95, Rusia el 49, e Irak el 121.
Combinación de factores

En el nuevo informe se pone ...
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