
A pesar de los avances en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario, estas tribus amazónicas se enfrentan en los últimos años a las amenazas de los narcotraficantes, madereros y buscadores de oro.
Uno de los conflictos diplomáticos más insólitos del mundo tiene lugar en la frontera entre Perú y Brasil, en plena selva amazónica: se trata de la disputa por la llamada Tierra Kampa/Aislados, demarcada por el Paralelo 10º en el estado brasileño de Acre. Allí, se enfrentan narcotraficantes, empresarios madereros, indígenas de la etnia ashaninka y nativos en aislamiento voluntario. El conflicto saltó a los medios el pasado mes de julio, cuando la Fundación Nacional del Indígena de Brasil (Funai) hizo público un vídeo que mostraba el primer contacto con nuestra civilización de la llamada tribu del Río Xinane: varios de sus miembros llegaron a un poblado ashaninka, se hicieron con hachas, cuchillos y cacerolas, intercambiaron unas palabras y se aprestaron a regresar a la frondosa selva. La organización internacional Survival International denunció que la tribu hasta entonces aislada se había movido de un lugar a otro de la frontera a causa de la violencia con que está siendo desplazada de su territorio.
No es la primera vez que una tribu en aislamiento voluntario realiza este tipo de incursiones, pero esta vez los intérpretes consiguieron traducir sus palabras: los aborígenes relataron que han sufrido los virulentos ataques de hombres no indios y que muchos de sus miembros han sido masacrados. Eso los obligó a huir de las tierras que ocupaban desde hacía décadas, dentro de las fronteras peruanas. Las sospechas de la Funai y de Survival International apunta a que detrás de estos ataques están los narcotraficantes y los empresarios madereros, legales o ilegales.
El narcotráfico avanza en la región con tal contundencia que, en 2011, su violencia provocó el cierre de una base del Frente de Protección Etnoambiental (FPE), unidades creadas por la Funai para proteger un corredor de alrededor de 636.000 hectáreas de selva dedicado a los pueblos indígenas. Esta ausencia estatal en un área tan delicada se agrava ante el riesgo de que, como ha advertido Survival International, las incursiones de los aborígenes los lleven a contagiarse de enfermedades como la gripe, para las que no cuentan con anticuerpos. No es un detalle menor: desde la llegada de los europeos a América hace 500 años, el contagio de enfermedades occidentales ha diezmado a las poblaciones nativas y sigue siendo el mayor riesgo para la supervivencia de las 200 tribus que se mantienen en Sudamérica en aislamiento voluntario, la mayor parte de ellas, en la Amazonia y otros bosques tropicales.
Es por ello que Survival International ha solicitado a los gobiernos brasileño y peruano que trabajen conjuntamente para resolver la raíz del problema, a saber: que las tribus aborígenes están siendo expulsadas de sus tierras por la acción combinada de la tala ilegal y el tráfico de drogas, que en ocasiones actúan con ...
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