• El amigo americano
    682 páginas
    Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2011

El amigo americano es un libro en el que el autor deja hablar a las fuentes intentando responder a las dudas que puedan surgir sin pretender encajarlas en su visión previa de los hechos. Lo fácil, conspiraciones imposibles de probar, teorías sin soporte documental detrás de ellas o una narración sin notas a pie de página, lo tendrán que hacer otros. Charles Powell ha optado por la investigación y la recopilación de documentación y testimonios orales contrastados.

Es un trabajo moderno en varios sentidos: primero, muchas fuentes están recogidas directamente de la red y otras se han conseguido de archivos estadounidenses; segundo, una parte importante del material recopilado tanto en Estados Unidos, como en España se ha digitalizado y tercero, no se ha guardado para que nadie más lo tenga, sino que se comparte a través de Internet. En definitiva, el autor ha puesto en práctica los nuevos métodos de trabajo. Además, El amigo americano no se agota en las 682 páginas sino que amplía y difunde su mensaje a través de su sitio web, donde se pueden escuchar entrevistas al autor, leer reseñas, ampliar más datos sobre el proyecto de investigación, etcétera.

 

chales powell

De izquierda a derecha, el presidente Ford, José María de Areilza, Henry Kissinger y don Juan Carlos conversan en la Casa Blanca en 1976.

© Gerald R. Ford Library / Por cortesía de Galaxia Gutenberg

 

Powell analiza cómo actuó Estados Unidos en su política exterior siendo presidentes Nixon, Ford, Carter y Reagan y nos responde, entre otras cuestiones, a si eran verdaderamente todopoderosos, como algunos pensaban. ¿Hasta dónde llegaba su verdadera influencia? La combinación entre los casos de Vietnam y Watergate debilitó al Ejecutivo estadounidense hasta el extremo de hacer que Henry Kissinger no fuera demasiado optimista sobre el futuro del bloque occidental; también supuso una enorme crisis en el seno de la CIA. Profundizando en ciertos detalles de funcionamiento interno de la política exterior de EE UU podemos conocer cómo ésta influyó, o no, en el régimen de Franco y en la transición a la democracia española. De esta manera, se abordan temas de suma relevancia: los últimos años del Generalísimo, el papel de los príncipes de España, la crisis del Sahara, la Ley para la Reforma Política, la actuación de los embajadores Stabler (quien fue un extraordinario actor para acompañar al proceso de transición) y Todman, la importancia de Suárez o los intentos de golpe de Estado. La conclusión de esta exposición de los hechos a la luz de fuentes inéditas y de una completa bibliografía, es que fue una relación interesada y desigual en la que el aislado régimen franquista no tenía mucho margen de maniobra. El libro explica la historia de la redefinición de la relación bilateral y cómo los convenios se fueron modificando hasta el de 1988 que es básicamente, a grandes rasgos, el que afecta a la actual relación con Estados Unidos. En estas negociaciones, el amigo americano siempre estuvo condicionado por su gran dilema: cómo favorecer una eventual democratización en España sin poner en peligro sus bases.

Esos enclaves estratégicos fueron, si cabe, aun más valorados precisamente por este contexto de pesimismo político estadounidense de finales de los 60, y, también, de tramas internacionales que condicionaban la política de Estados Unidos (el golpe de Estado de Gadafi en 1969 con la consecuente pérdida de la base libia de Weelus o la Revolución de los claveles en Portugal). La Casa Blanca comenzó, a principios de los 70, a valorar la importancia de las bases en España. Powell explica la iniciativa de EE UU de apoyarse en el entonces príncipe Don Juan Carlos, quien fue invitado a visitar Washington en 1971. Allí se dieron cuenta de la importancia que éste iba a tener para el futuro de la democracia en el país. Por el contrario, unos años más tarde, no sucedió de la misma manera con los movimientos socialistas, ni en el caso español, ni en el portugués. Kissinger estuvo poco acertado al no ver el potencial de las izquierdas democráticas moderadas. Mientras que Felipe González no visitó Estados Unidos, Mário Soares sí se entrevistó con Kissinger, aunque éste no captó el interés de apostar por ninguno de los dos.

El libro expone testimonios de los propios protagonistas, la fuente deja al descubierto el retrato del hecho o del personaje detrás de él. Se tratan figuras como la de Adolfo Suárez, quien tuvo una relación con Estados Unidos mejor de lo que se ha venido diciendo. En España no hemos profundizado en él como puente entre el mundo árabe y Occidente y, sin embargo, Carter sí se tomó en serio esta faceta del presidente español —como lo demuestra que valorara positivamente la entrevista de Suárez con Arafat, ya que él mismo no podía ser interlocutor con la OLP—. Por el contrario, la relación no fue buena para recibir ayuda en asuntos internos, a Suárez le irritaba que Carter no entendiera la importancia de ayudar a España en la lucha contra ETA. Nunca consiguió hacerle ver la necesidad de que Washington se implicara.

En definitiva, el libro refleja las verdaderas relaciones entre los dos países desde 1969 a 1988. No hay grandes conspiraciones de Estados Unidos en España, ni tampoco un rotundo apoyo al que agradecer el despegue de la democracia española. EE UU no estuvo detrás del asesinato de Carrero Blanco, ni de la proclamación del Rey Don Juan Carlos, ni del Golpe de 1981, ni de ninguna victoria electoral. La relación entre ambos Estados fue siempre asimétrica y, desde el mismo momento en que se estableció, España intentó cambiarla para hacerla menos favorable al lado americano, que siempre fue el más poderoso —lo cual no significa que fuera todopoderoso—.

 

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