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El microvehículo aéreo no tripulado "Saka", desarrollado para la exploración y vigilancia por la corporación de defensa turca Aselsan, durante pruebas de vuelo en Ankara, Turquía. (Emin Sansar/Anadolu Agency via Getty Images)

Tanques con IA, armas energéticas, misiles hipersónicos y otros sistemas marcarán los conflictos en las próximas décadas.

El 1 de octubre de 2019 un imponente desfile recorrió las calles de Beijing para conmemorar el 70º aniversario de la fundación de la República Popular China. Toda una exhibición de poderío militar del país: centenares de soldados, tanques y vehículos de última generación. Pero entre toda esta panoplia, los analistas internacionales repararon en la aparición del misil balístico DF-17 (Dongfeng, viento del este), un proyectil hipersónico —con capacidad para superar velocidades de Mach 5—.

Mirando al futuro cercano, la generalización en los medios de comunicación desde el año 2000 de conceptos como drones o ciberguerra hace saltar la pregunta ¿cómo evolucionarán los sistemas de armas en las próximas décadas? Michael O’Hanlon, analista de The Brookings Institution, asegura en su informe Forecasting change in military technology, 2020-2040 (Pronosticando el cambio en la tecnología militar, 2020-2040) que “los cambios en la tecnología bélica serán más rápidos e importantes en los próximos veinte años que en los veinte anteriores”.

Los misiles hipersónicos son solo uno de los sistemas llamados a dominar los campos de batalla en los próximos decenios. Otros son evoluciones de lo que hemos visto en los conflictos post 11-S como los drones actuando en enjambres o a altas velocidades. También parece que estarán presentes los tanques dirigidos por algún tipo de inteligencia artificial. Incluso no hay que descartar armas que pueden evocar a la ciencia ficción como los láseres o microondas.

De hecho, estos misiles se suelen presentar como una de las bazas que utilizaría China para atacar portaviones estadounidenses en un hipotético conflicto entre ambas potencias. Así lo manifestó recientemente el vicealmirante Jon Hill, director de la agencia de defensa de misiles (MDA), quien declaró ante el Senado de EE UU que “nuestros portaviones afrontan el riesgo de los misiles hipersónicos que están entrando en el inventario de nuestros adversarios”.

Mientras, Rusia ha manifestado que estas armas le sirven para contrarrestar el despliegue del escudo antimisiles de EE UU cerca de sus fronteras. Así lo declaró el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, el 20 de julio pasado, horas después que el Ejército de su país probara con éxito un misil Tsirkon que habría logrado una velocidad de Mach 7 (siete veces más que la velocidad del sonido).

EE UU quiere recortar distancias con sus rivales. Según datos de la organización Janes, la MDA ha solicitado al Congreso un presupuesto total de 3.800 millones de dólares para abarcar todos los campos en esta disciplina armamentística. De esta partida, destacan 256 millones destinados específicamente al desarrollo de sistemas defensivos contra los misiles hipersónicos.

Esta competición por desarrollar misiles hipersónicos y sistemas que los contrarresten hace pensar en una posible carrera de armas. En un artículo publicado por el  Instituto ...