¿Qué se juega el país en los históricos comicios del 8 de noviembre?

Un día de finales de marzo de 2013 se produjo una situación sin precedentes en la historia reciente de Birmania. Los campesinos de varios pueblos de la División de Sagaing, en el centro del país, increparon y gritaron a Aung San Suu Kyi, la indiscutible líder del movimiento birmano por la democracia y premio Nobel de la Paz, sin que el Gobierno hubiera pagado a nadie para hacerlo.
La Dama, como se conoce popularmente a Suu Kyi en el país, había acudido a la zona para presentar un informe elaborado por una comisión gubernamental sobre el impacto de una gigantesca mina de cobre explotada conjuntamente por un conglomerado del Ejército birmano y una empresa china. Numerosos agricultores han sido expulsados de sus tierras en los últimos años para dejar paso a la mina y el impacto medioambiental y en la salud de la población local resulta devastador. En noviembre de 2012, el Gobierno reprimió brutalmente unas protestas contra la ampliación de la mina, empleando fósforo blanco contra manifestantes desarmados.
Los habitantes de la zona se llevaron una amarga decepción cuando descubrieron que Suu Kyi apoyaba el proyecto de ampliación. Cuando viajé a la zona hace dos años, todos los agricultores con los que hablé expresaron un profundo desengaño y muchos afirmaron sentirse traicionados por ella.
Sin embargo, en un viaje reciente a los mismos pueblos, puede comprobar que Suu Kyi es allí ahora tan popular como en cualquier otra zona del centro de Birmania. El domingo se celebran unas históricas elecciones en el país, cuatro años después de que el Gobierno militar que había gobernado con mano de hierro durante cinco décadas decidiera emprender una incierta transición a una “democracia disciplinada” y antiguos generales como el actual presidente, Thein Sein, asumieran el poder con ropajes civiles en lugar de uniformes militares.
En Letpadaung, muchos habitantes parecen tener claro a quién quieren votar, a pesar de sentirse abandonados por Suu Kyi hace dos años. Ma Nyo Lay, una agricultora de 43 años a la que el Gobierno expropió las tierras hace cinco años, expresó su deseo de votar al partido de la Dama, la Liga Nacional para la Democracia (LND), “para eliminar la dictadura”.
“Confío en Aung San Suu Kyi porque ha hecho sacrificios por el país y es la hija de Aung San,” decía Ma Me Tu, una agricultura de 42 años y madre de tres hijos que ahora vive de la lana que producen sus ovejas.
Las políticas de una LND en el Gobierno son una incógnita y el partido apenas tiene un programa electoral digno de ese nombre, pero, como indican las palabras de Ma Nyo Lay y Ma Me Tu, el apoyo de los partidarios de Aung San Suu Kyi parece basarse en el odio a una dictadura que ...
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