
La nueva forma de colonialismo financiero incorpora a la lista de sospechosos habituales de europeos y norteamericanos a chinos, rusos y unos cuantos israelíes. Luchar contra el terrorismo yihadista en el Norte de África y Oriente Medio ignorando el capitalismo amiguista y la corrupción hará que Occidente fracase.
The Looting Machine, Warlords, tycoons, smugglers and the systematic theft of Africa's wealth, Tom Sturgis, William Collins 2015
Thieves of State: Why corruption Threatens Global Security, Sarah Cheyes, WW Norton 2014
McMafia: Crime without frontiers, Micha Glenny Bodley Head, 2009
Capitalism’s Achilles Heel, our Love Affair with Dirty Money, and how we can reform the free-market system, Raymond.W Barker, John Wiley and Sons, New York and London, 2005
En los últimos años se ha puesto de moda afirmar que África es el continente del futuro: una impresionante tasa de crecimiento del 5% anual parecía estar sacándola del marasmo económico en el que habían caído muchas de sus naciones tras la independencia. Daba la impresión de que los años de conflictos violentos y epidemias eran ya cosa del pasado. Sin embargo, la realidad muestra una situación distinta, en la que todos, tanto Occidente como China, somos cómplices de la corrupción postcolonial y el saqueo de los recursos africanos hasta un punto que pocos occidentales pueden comprender. No olvidemos que la corrupción y el saqueo comenzaron con el rey Leopoldo II de Bélgica, dueño personal del Congo, así como con Cecil Rhodes en Sudáfrica. África posee el 30% de las reservas mundiales de hidrocarburos y minerales y el 14% de la población mundial, pero su representación en el sector de la producción industrial seguía siendo la misma en 2011 que en el 2000, y probablemente sigue siendo la misma hoy: el 1%. Que ha habido desarrollo es indudable, puesto que los teléfonos móviles, los bancos y las carreteras están transformando el continente, pero las desigualdades entre ricos y pobres son cada vez mayores.
Esta valoración más bien pesimista no puede extrañar a quienes conocen África. La maldición de los recursos existe también en otras partes del mundo, pero en ninguna parece que sea tan despiadada como en un continente que es, al mismo tiempo, el más pobre y el más rico del mundo. Desde los conquistadores españoles que explotaron el oro y la plata de América Latina hace cinco siglos hasta los modernos oligarcas rusos del petróleo, las rentas obtenidas de los recursos no solo concentran la riqueza y el poder en manos de unos pocos, sino que entrañan una lucha extrema por la supervivencia cuya consecuencia es la muerte de muchas personas. Las exportaciones de hidrocarburos y minerales de África ascendieron en 2010 a 333.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de euros), más de siete veces el valor de la ayuda encaminada hacia allí, y eso sin incluir las enormes sumas sacadas del continente debido a la corrupción y la evasión fiscal. “Sin embargo, las diferencias entre la vida en los ...
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