La guerra de México contra la droga está teniendo repercusiones en toda Latinoamérica. Ante las presiones del Gobierno mexicano, los cárteles más terribles están buscando territorios más cómodos y encontrándolos en Guatemala, donde el Estado es débil y las instituciones frágiles. Si las cosas se ponen verdaderamente mal en 2011, este país podría acabar acogiendo una guerra perpetua de desgaste entre diversos cárteles, que rivalizan por el control de las rutas de la droga -y, cada vez más, los del tráfico de seres humanos- hacia Estados Unidos.

Hasta ahora, el mejor aliado del país centroamericano en esta lucha ha sido la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una especie de tribunal creado para eliminar a los funcionarios corruptos y comprados por los cárteles. Pero su mandato termina en 2011 y su fiscal estrella dimitió hace poco, tras afirmar que las autoridades políticas estaban obstaculizando su labor. Está prevista la celebración de  elecciones presidenciales en agosto, pero los primeros sondeos indican una Guatemala muy polarizada, con aproximadamente 20 candidatos y ningún claro favorito. Ése es el tipo de incertidumbre que los cárteles saben explotar.