La suerte de este país en 2011 se fijará pronto, el 9 de enero, fecha en la que está previsto un referéndum sobre la autodeterminación del sur del país que probablemente desembocará en la independencia de la región. En 2005 terminaron dos decenios de guerra con la firma del Acuerdo Integral de Paz (AIP). Pero ahora que este inicia sus últimas fases, esa delicada paz corre peligro. Aunque la prioridad internacional ha sido garantizar la celebración del referéndum, la estabilidad a largo plazo de la región necesita que el norte y el sur de Sudán sean capaces de mantener una relación positiva.

Si todo va bien, el referéndum discurrirá sin problemas y el gobierno de Jartum respetará su resultado. Eso proporcionaría la base perfecta para unas negociaciones sobre las disposiciones posteriores. Sin embargo, si los comicios salen mal, podríamos ver la reactivación del conflicto entre el norte y el sur y una escalada de la violencia en Darfur, que podría acabar arrastrando a otros Estados de la zona. A estas alturas, cualquier cosa es posible.

Por último, está el espinoso asunto de crear un nuevo Sudán del Sur independiente, que muchos consideran ya por adelantado un Estado fallido. La frontera no está aún decidida, un aspecto importante es que el terreno en disputa, casualmente, contiene un gran yacimiento de petróleo. Y en Yuba, la nueva capital, habría que construir con urgencia y desde cero las instituciones y los servicios necesarios.