
Nuevas formas de economía local están apareciendo como opciones al sistema tradicional. La vuelta al entorno más cercano en la búsqueda de un desarrollo social sostenible se presenta como otra forma de afrontar el desempleo, el consumo o el respeto al medio ambiente.
Monedas virtuales, digitales, criptomonedas… multitud de alternativas han surgido en los últimos años o han conocido un auge inaudito en medio de la mayor crisis económica mundial desde el crack del 29; una crisis que ha puesto en jaque al sistema bancario tradicional y también ha destapado muchos de los agujeros negros de la economía globalizada. Precisamente como reacción a ambas cosas, tanto al sistema bancario tradicional como a la economía global, Europa está conociendo el auge silencioso -pero inaudito- de otro tipo de moneda que supone casi un regreso a los orígenes y una humanización del dinero. Son las llamadas monedas locales o sociales, una alternativa que está surgiendo en todos los países de Europa.
La diferencia más patente entre estas monedas y las monedas digitales (como el bitcoin) es que se trata de monedas impresas, en general en forma de billetes aunque también como cartillas. Pero, entonces, ¿qué las diferencia de las monedas o billetes del sistema bancario tradicional? En que son monedas que solo pueden funcionar para una pequeña comunidad local de consumidores y productores. Ellos son quienes lanzan la iniciativa y deciden imprimir la moneda y a veces cuentan con la participación o respaldo de los ayuntamientos. Estas monedas no tienen valor más allá de la comunidad en la que se crea y no tienen validez alguna para el sistema bancario tradicional.
La razón principal de su existencia no es la especulación bancaria ni la inversión ni el enriquecimiento. Es el fomento en las relaciones comerciales y productivas de una pequeña comunidad local y la propia sostenibilidad del entorno más cercano que pone en marcha dicha forma de pago social y local.
Se calcula que existen monedas locales en más de un centenar de ciudades europeas y que están presentes en prácticamente todos los países. Es complejo obtener un balance preciso de las que existen o del volumen de negocio que generan precisamente por su carácter alternativo, extraoficial y su voluntad localista. Sin embargo, el fenómeno está alcanzando tanta aceptación y auge que el Banco de Inglaterra encargó y publicó a finales del año pasado un estudio sobre estas monedas este asunto.
El caso más contundente sobre el calado de este fenómeno fue el de la libra de Bristol, lanzada en septiembre de 2012, bajo el lema Nuestra ciudad, nuestra moneda. Para esta comunidad, que ronda el millón de personas, el Banco de Inglaterra calcula que el valor de las libras bristolianas emitidas asciende ya a 250.000 libras inglesas. La libra de Bristol la imprime una institución local pública creada a tal efecto con el apoyo del Ayuntamiento, los comerciantes y con el respaldo del banco ético local Bristol Credit Union.
Según explica la ...
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