
Las venezolanas llevan trabajando mucho tiempo en los múltiples frentes de la grave crisis que atraviesa país y deberán estar incluidas en la negociaciones cuando estas se reanuden.
Venezuela, antiguamente uno de los países más prósperos de América Latina, es actualmente uno de los principales productores de refugiados del mundo. La crisis de del país es grave. Tres cuartas partes de los venezolanos viven actualmente en la pobreza extrema mientras que el 95% de toda la población está por debajo del umbral de la pobreza. La devastación económica, la violación de los derechos humanos, la destrucción sistemática del Estado de Derecho y la corrupción han convertido la vida en una lucha constante.
La crisis ha afectado a todos los venezolanos, pero el impacto que ha tenido sobre las mujeres y las niñas ha sido especialmente nocivo. Las mujeres del país tienen más probabilidades de estar desempleadas o subempleadas y muchas han suspendido su educación y sus carreras para satisfacer las necesidades básicas de sus familias. Ante la falta de alternativas económicas, un número récord de ellas se han visto involucradas en el tráfico sexual, el trabajo forzado y la prostitución. A medida que el sistema sanitario de Venezuela colapsa, el acceso de las mujeres a la atención de salud reproductiva es cada vez menor. Los embarazos en adolescentes, las enfermedades de transmisión sexual y la mortalidad materna e infantil han aumentado drásticamente en la Venezuela de Nicolás Maduro.
Una crisis que afecta desproporcionadamente a las mujeres no puede resolverse sin ellas. La solución para Venezuela a largo plazo debe provenir de un acuerdo negociado y creíble que resulte en elecciones presidenciales libres y justas. El verano pasado se generó una esperanza en lograrlo cuando comenzaron las negociaciones en la ciudad de México entre el régimen de Maduro y la Plataforma Unitaria, intermediadas por Noruega.
Como miembro de la delegación de la Plataforma Unitaria (que en total involucra a seis mujeres en la mesa formal de negociación), fue un triunfo sin precedentes cuando las partes acordaron incluir un enfoque de género durante las negociaciones. Es precisamente esa la dirección en la que hay que seguir remando con insistencia para que más mujeres se incorporen al proceso cuando éste se reanude.
Actualmente, las negociaciones se encuentran suspendidas desde octubre. Sin embargo, ahora surgen esperanzas de que una nueva ronda pueda reanudarse pronto. Si ello sucede, será clave que las mujeres no solo estén presentes en la mesa de negociación, sino que tengan un rol protagonista en la transición democrática de Venezuela.
La inclusión de mujeres es clave para el éxito de las negociaciones y, durante la última década, han sido organizaciones dirigidas por mujeres quienes han liderado la lucha para lograr avances que mejoren la vida del pueblo venezolano.
Organizaciones lideradas por mujeres como CEPAZ y Red Naranja han visibilizado el impacto desproporcionado del conflicto en las mujeres, el alcance de la violencia sexual, y los pasos ...
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