Activar a las bases del partido y atraer a la vez a los votantes independientes no es tarea fácil para los republicanos estadounidenses.

 

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El gobernador de Texas, Rick Perry, habla durante su anuncio de candidatura a las primarias del partido Republicano en Charleston, Carolina del Sur, EE UU.

 

No es suficiente con ser carismático, tener buenas ideas o pronunciar discursos electrizantes. Si uno quiere ser presidente de Estados Unidos, debe ser capaz de movilizar votos en los Estados adecuados, lo que requiere una combinación de la habilidad de activar a las bases del partido y la de atraer a los independientes. La capacidad de un candidato para activar a las bases de su partido se pone de manifiesto de manera muy visible durante la fase de primarias. Una vez que éstas acaban, el candidato elegido se ve obligado a gravitar hacia el centro y a luchar por los votantes independientes, lo que obviamente supone un mayor desafío para aquellos que ganaron consiguiendo atraer a lo más extremo de su partido. Las actuales primarias para la presidencia de los republicanos son un fantástico ejemplo de esta paradoja: la interminable búsqueda del candidato perfecto está debilitando las perspectivas futuras para los candidatos que ya están sobre el campo, algunos de los cuales representan la mejor opción que tiene el partido de conquistar la Casa Blanca en 2012.

El ascenso de la influencia del movimiento Tea Party dentro del Partido Republicano, que exige pureza ideológica a los candidatos, tiene gran parte de la culpa de esta indecisión. Aunque desde entonces se han producido en los debates momentos que han atraído titulares, el más revelador se produjo al principio, en Iowa, cuando Bret Baier, de Fox News, preguntó a los candidatos si se opondrían a un acuerdo sobre la deuda que ofreciera 10 dólares en recortes de gasto por cada dólar en subida de impuestos. Todos los candidatos levantaron la mano. Este tipo de absolutismo ideológico hará que sea muy difícil para quien finalmente resulte elegido candidato el volverse hacia los independientes con propuestas más pragmáticas.

En realidad se puede afirmar que ha sido a las mujeres -Michelle Bachmann y Sarah Palin- a quienes mejor se les ha dado atraer a las bases del Tea Party. La victoria de Bachmann en la votación de tanteo conservadora de Iowa es una magnífica indicación de este apoyo, pero su candidatura parece haberse debilitado tras la entrada en la carrera del gobernador Rick Perry, lo que en la práctica la ha convertido en una lucha a dos entre él y Mitt Romney. Palin ha estado haciendo campaña como si fuera candidata a la presidencia, viajando por el país en un autobús personalizado y realizando numerosos viajes a Iowa y New Hampshire, pero evitando hacer un anuncio de su candidatura. Finalmente, ha confirmado que no se presentará, y es que parece estar mucho más interesada en lograr la atención de los medios de comunicación que en ser presidenta.

Desde luego lo más indicativo del estado de ánimo general entre las bases del partido han sido las reacciones de la audiencia en estos debates: vitoreando ante la perspectiva de dejar morir a alguien porque carece de seguro médico; abucheando a un militar en Irak porque era gay; y aclamando efusivamente el récord de 234 ejecuciones en Texas del gobernador Rick Perry. Los republicanos se ven a sí mismos como duros individualistas, pero estas reacciones de la audiencia mostraron una actitud predominantemente inhumana. Una despiadada visión de la sociedad que -en palabras de Barack Obama- les dice a los ciudadanos que "se las tienen que arreglar por sí solos".

Rick Perry parecía el candidato perfecto -conservador, carismático y un buen recaudador de fondos- hasta sus tres vacilantes intervenciones en los debates. A pesar de mostrarse duro con el crimen, Perry mostró una debilidad en lo referente a los hijos de los inmigrantes ilegales. Esto le hizo perder mucha credibilidad conservadora cuando defendió una ley de Texas que permite a los hijos de inmigrantes ilegales pagar la modalidad de matrícula de la universidad reservada a los residentes en el Estado, que es más barata: “Si lo que dice es que no deberíamos educar a los niños que llegan a nuestro Estado por la única razón de que les han traído aquí sin que ellos cometieran ninguna falta, creo que no tiene corazón”. Leyes como éstas también son necesarias para lograr ser gobernador en un lugar como Texas, donde no se puede ganar sin una gran proporción del voto hispano, algo que se necesita además para conseguir la presidencia.

De modo que la búsqueda continúa y la más reciente gran esperanza de la semana, hasta su anuncio el martes de que no se lanzará a la carrera, era Chris Christie: un hombre que lleva la rudeza a nuevos niveles e incluso tiene una web llena de vídeos para demostrar lo desagradable que puede ser con cualquiera que se atreva a desafiarle. A pesar de sus muchas negativas a presentarse candidato y su confesión de que sencillamente no lo desea lo suficiente (también captada en vídeo), ha estado siendo presionado por Rupert Murdoch, el ex secretario de Estado Henry Kissinger, Nancy Reagan y el columnista conservador William Kristol. Resulta interesante que, en realidad, su agresivo estilo se contradice con sus posiciones políticas, que se sitúan más hacia el lado moderado del espectro, con Mitt Romney, y nos habría devuelto directamente al dilema de cómo agradar a las bases del Tea Party a la vez que se posee la capacidad de atraer a los independientes.

El candidato que se sitúa más fuerte en las encuestas, y a quien la propia campaña de Obama más teme, es Mitt Romney. Si finalmente consiguiera la nominación, esta interminable búsqueda de "cualquiera menos Romney" sólo habrá servido para arrojar dudas sobre su candidatura. La indecisión también está dificultando la recaudación de fondos de los candidatos que ya se han postulado, ya que muchos donantes prefieren esperar para dar su apoyo a un potencial ganador. Cualquiera que decida lanzarse ahora se enfrentará a un gran desafío para montar su maquinaria organizativa y de recaudación: el próximo debate es el 11 de octubre y la votación quizá comience en una fecha tan temprana como el 31 de enero.

Nicholle Wallace, ex director de comunicaciones de la Casa Blanca bajo el presidente George W. Bush, que apareció recientemente en The Rachel Maddow Show, considera esta búsqueda actualmente en marcha como un "juego peligroso" para las esperanzas del partido de recuperar la Casa Blanca en un año en el que los independientes están ahí para quien logre captarlos. En sus comentarios, el cortejo disfuncional se convierte en una metáfora de lo que está pasando: "Yo creo que todo este proceso disfuncional de cortejo que está realizando el partido al continuar despreciando a los tipos que están sobre el campo -presentarse a la presidencia es torturante y cualquiera que lo hace en uno u otro lado debe ser alabado por meterse en el área-, él [Christie] no ha entrado todavía al estadio y pienso que volverá para morder al partido republicano en el trasero, pero ellos han continuado deseando a los tipos que no están interesados en presentarse. Ya sabes, es como lo que lleva a desear siempre al tipo que no se muestra accesible, ya sea emocionalmente o de cualquier otra manera”.

 

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