Si saca usted a relucir en una conversación el tema de la frontera entre Pakistán y Afganistán, seguro que impresionará a todos, sobre todo si menciona el nombre de uno o dos líderes talibanes y hace una referencia a Waziristán del Norte. Lo malo, por supuesto, es que nadie sabe si lo que está diciendo es cierto o no. El mapa de la región fronteriza está abarrotado de nombres de organismos, provincias, regiones y distritos, que a veces se cambian y se utilizan mal. Movido sólo por el interés de hacer que sea usted capaz de impresionar a sus interlocutores, voy a tratar de dejar unas cuantas cosas claras.

En primer lugar, las Áreas Tribales bajo Administración Federal (ATAF)  no forman parte de la Provincia Fronteriza del Noroeste (PFNO). Son dos entidades separadas casi en todos los sentidos. La PFNO es una provincia con una asamblea elegida, y las ATAF son zonas separadas geográficamente que están gobernadas a través de “agentes políticos”, designados por el presidente y apoyados por el gobernador de la PFNO (que también es un nombramiento presidencial). Técnicamente, los residentes en la Provincia Fronteriza del Noroeste viven con arreglo a las leyes elaboradas por el Parlamento de Islamabad, mientras que la única ley no tribal que se aplica a los residentes de las ATAF es la de las Normas sobre crímenes fronterizos, un dictado de la era colonial que prevé castigos colectivos para las tribus y subtribus culpables de perturbar la paz.

Dentro de las ATAF, existen siete “agencias” y seis “regiones fronterizas” (RF). Las primeras son Bajaur, Mohmand, Khyber, Orakzai, Kurram, Waziristán del Norte y Waziristán del Sur; las segundas, algo más gobernadas, se aferran como lapas al borde oriental de las ATAF, e incluyen las RF de Peshawar, Kohat, Bannu, Lakki, Tank y Dera Ismail Khan, cada una denominada de acuerdo con los distritos “establecidos”con los que limitan.

Todos los residentes de las ATAF y la inmensa mayoría de los habitantes de la PFNO son pastunes. Esta etnia es asimismo mayoritaria en Beluchistán, la enorme provincia que limita con Irán y Afganistán, llamada así por la minoría de los beluch. Además de la PFNO y Beluchistán, existen otras dos provincias en Pakistán: Punjab, poblada fundamentalmente por habitantes de etnia punjabí, y Sindh, históricamente dominada por los sindhis hasta que millones de musulmanes llegaron de India en el momento de la partición y se establecieron en ciudades como Karachi y Hyderabad. Hoy, Sindh está habitada por personas de etnia sindhi y descendientes de aquellos inmigrantes, llamados mohajirs.

Los extranjeros no pueden entrar en las ATAF sin autorización del Gobierno. Si ven en un periódico alguna información fechada dentro de esta zona, lo más probable es que el Ejército paquistaní haya organizado un viaje sobre el terreno para periodistas. Quienes van por su cuenta, por ejemplo, a Warizistán del Sur, tienen o bien ganas de morir o bien una relación excelente con los talibanes, que son los que gobiernan de hecho Waziristán del Norte y del Sur y grandes áreas de las otras agencias y regiones fronterizas. La contumacia de los habitantes tribales no es nada nuevo. Como decía Lord Curzon, antiguo virrey de India, “ningún plan a base de parches -y todos nuestros planes recientes, bloqueos, asignaciones, etcétera, no han sido más que meros parches- resolverá el problema de Waziristán. No habrá paz hasta que el rodillo militar no recorra el país de un extremo a otro. Pero no quiero ser yo quien ponga en marcha esa máquina”.