• De Tánger al Nilo. Crónica del norte de África
    232 páginas
    Los libros de la Catarata, Madrid, 2011

 

Hace unas cuantas semanas nadie podía imaginar que la chispa prendiera en el norte de África, iniciando un camino hacia el cambio después de décadas de regímenes autoritarios. Nadie podía imaginarlo, pero la mecha estaba lista desde hacía tiempo.

A lo largo de 25 años como corresponsal, o como observador cualificado, Javier Valenzuela ha ido relatando las aspiraciones y las frustraciones de los marroquíes, de los argelinos, de los egipcios de a pie, de sus intelectuales y de algunos representantes de una sociedad civil incipiente. Ha dado voz a una masa anónima que para una mayoría de españoles no son más que los moros, esos que están al otro lado del Estrecho, sentados en la calle viendo pasar el tiempo o esperando el momento propicio para cruzar el mar.

De Tánger al Nilo. Crónica del Norte de África es un recorrido de oeste a este, por Marruecos, Argelia y Egipto –siguiendo la estela del viajero tangerino Ibn Batuta– a lo largo del espacio y del tiempo; el que ocupa desde los diez últimos años del reinado de Hassan II hasta el anuncio de la visita a El Cairo de Barack Obama, ya presidente de Estados Unidos. Se trata de una recopilación de los artículos que el autor fue escribiendo para el diario El País, en los que trata de hacer comprender al lector español, tan cerca, pero tan lejos, la realidad de sus vecinos. Para ello ofrece penetrantes pinceladas del contexto político, como un minucioso retrato del anterior monarca alauí o los dedicados a la esperanza, primero, y el desengaño, después generados por su hijo Mohamed VI tras su subida al trono. Entra aquí también la descripción del clima de tensión creciente en la Argelia de Chadli Benyedid, agudizada tras la llamada “revuelta de la sémola” y que culminó en la terrible borrachera de violencia, integrismo y sangre que asoló el país a finales de los 90; un relato que guarda sospechosas similitudes, en algunos momentos, con la situación actual de sus compañeros de continente.

 

AFP/Gettyimages

 

Además de la política, Valenzuela comparte sus reflexiones y sus conversaciones con algunos de los intelectuales más destacados en cada momento, como los escritores marroquíes Fátima Mernissi y Mohamed Chukri, el egipcio Naghib Mazuf, a quien dedica un emocionado obituario, y Juan Goytisolo, imprescindible para tratar de comprender, desde España, el alma marroquí.  Rescata también del olvido a Ángel Vázquez, autor tangerino que recrea la primera mitad de siglo de la ciudad internacional, en un esfuerzo por recordar al lector el pasado español en el Norte de África, y charla con Alí Lmbaret, periodista rifeño empeñado, pese a todo, en ejercer la libertad de prensa en su país. La búsqueda de nuevas formas de expresión en el cine y la música, especialmente el rai, la fusión magrebí equivalente en cierto modo al rap a la hora de plasmar los deseos e inquietudes de  la juventud árabe, son asimismo objeto de sus crónicas. Esa aspiración a subirse al carro de la modernidad sin perder la identidad propia contrasta con la expansión imparable del conservadurismo islámico, personificada en la figura de Ahmed Omar Hashem, rector de la Universidad de Al Azhar, la Sorbona del islam.

Pero sobre todo, el periodista da voz a un sinfín de voces anónimas que observan la realidad que les rodea y expresan sus anhelos por un futuro mejor. Es la reivindicación de la dignidad, del derecho a contar con oportunidades que el poder establecido, con formas diferentes en cada país, se ha empeñado tradicionalmente en negarles. Si uno elimina las referencias cronológicas del texto, bien pareciera estar leyendo testimonios recientes, los que en los días pasados han llenado los medios de comunicación ilustrando y personalizando la primavera árabe. Un germen que durante décadas parecía en barbecho, pero que ha culminado en las revueltas de 2011 que, esta vez sí, auguran cambios sustanciales.

Por último, De Tánger al Nilo es la reivindicación del periodismo, de un periodismo amenazado hoy por las estructuras de los conglomerados mediáticos y por la presión de la inmediatez que han impuesto las televisiones, primero, e Internet, después. Son textos ágiles, amenos, en los que sin embargo no faltan los apuntes a las auténticas raíces de los problemas y de las situaciones. Se trata de un ejercicio más necesario hoy que nunca, si cabe. Es precisamente la avalancha de información bajo la que vivimos sometidos la que requiere de determinados prismas que ayuden a seleccionar y comprender, y que vayan más allá del puro acontecimiento. Y, por tanto, de profesionales que sepan trasladar la realidad a cada tipo de audiencia.

 

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