Después de dejar Irak en mejor situación de la que tenía cuando llegó, ¿puede el general David Petraeus salvar Afganistán y el resto de la región? Para ello tendrá que aplicar algunas de las duras enseñanzas de Bagdad, pero no las que ustedes piensan.
El general David Petraeus se ha ido de Irak con la correspondiente fanfarria por el éxito obtenido: ha reducido de forma espectacular la violencia que estaba devorando el país hasta el pasado verano. A finales de octubre se hará cargo del Comando Central de EE UU (CENTCOM, en sus siglas en inglés) que supervisa los asuntos militares de Estados Unidos en todo Oriente Medio y Asia Central. Su nueva lista de tareas será larga y compleja. Seguramente, el general aplicará varias lecciones importantes extraídas de Irak. No necesariamente aquéllas en las que piensa la mayoría de la gente, pero quizá las que Washington -que intenta con desesperación contener una guerra cada vez más extendida en Pakistán y Afganistán, y se encuentra en un tenso enfrentamiento regional con Irán- necesita aprender con urgencia.
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Paul J. Richards/Getty Images |
Traspaso: Petraeus tiene mucho que aportar en su nuevo puesto. |
La clave del éxito en el país árabe fue, ante todo, diagnosticar de modo correcto y abordar el problema fundamental. Parece obvio, pero hasta ahora no lo habían hecho ni los comandantes anteriores ni la Casa Blanca. “El deber del líder es captar bien las grandes ideas”, me dijo Petraeus durante una entrevista realizada el 2 de septiembre en su despacho de la Zona Verde de Bagdad. Cuando llegó a Irak en enero de 2007, creó un grupo de estudios multidisciplinares de primera categoría, formado por expertos militares, académicos y diplomáticos, para analizar con detalle la situación de la guerra y trazar una estrategia bien elaborada. Llegaron a la conclusión de que el conflicto se había convertido, sobre todo, en una “lucha entre comunidades”, una manera cortés de decir guerra civil. El plan de campaña que propusieron exigía que todos los esfuerzos -políticos, militares y económicos- se centrasen en conseguir un acuerdo político. Hasta entonces, las tropas estadounidenses habían empleado tácticas de contrainsurgencia pero de manera localizada, aislada y provisional, en vez de un enfoque integral y de alcance nacional.
Cuando Petraeus tome las riendas de CENTCOM tendrá que hacer un examen similar, profundo y objetivo, de la región fronteriza de Pakistán y Afganistán para hacer el mismo diagnóstico del problema. Como en Irak, es probable que llegue a la conclusión de que la respuesta no consiste en limitarse a enviar más soldados a la zona sino en cómo utilizarlos. Tampoco habrá, y que el periodista estadounidense Bob Woodward me disculpe, ninguna solución técnica milagrosa para matar o capturar a los dirigentes de Al Qaeda. El volumen de tropas y la tecnología no fueron los factores decisivos que dieron la vuelta a la situación en Irak. ...
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