En medio de una brutal e impopular campaña militar contra organizaciones criminales, México podría aprender del programa de policía pacificadora de la ciudad carioca.

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El país se encuentra en medio de una brutal e impopular campaña militar contra organizaciones criminales que ha costado más de 60 mil muertos, otros muchos desaparecidos y una creciente sensación de inseguridad en los ciudadanos mexicanos. Sin embargo, dos de las grandes consecuencias son la pérdida de control territorial por parte del Estado y el creciente número de abusos de las fuerzas de seguridad. La actual Administración mexicana, ante estos problemas, ha mostrado escasos resultados.


Mientras tanto en Brasil, el Gobierno de Río de Janeiro ha implementado un innovador modelo de seguridad pública denominado Unidad de Policía de Pacificación (UPP), que busca promover vínculos más estrechos entre la población y la policía. El programa pacificador tiene el objetivo de recuperar el control de las favelas, al igual que la confianza de los residentes después de años de negligencia estatales y abusos de la policía. En esencia es un intento de traer de vuelta a estas barriadas el Estado de Derecho.


En general el UPP ha tenido un alto nivel de aprobación de la población carioca. Un sondeo de la encuestadora brasileña IBPS revela la extensión del apoyo ciudadano a estas Unidades. En comunidades donde éstas fueron desplegadas, su sostén alcanza el 92%, mientras que en aquellas favelas sin UPP el apoyo es del 77%. Algunos proyectos en curso incluyen la construcción de infraestructura para alojar a las UPP, especialmente para convencer a los residentes que han llegado para quedarse


Las UPP no están libres de problemas. Ignacio Cano, un especialista en seguridad pública y derechos humanos en Brasil, menciona que les ha faltado atender las inquietudes específicas de las favelas. Asevera que fueron traídas desde fuera para tratar la necesidad general de pacificación, pero no ha habido un intento sistemático para incorporar las demandas de la comunidad. Según Rodrigo Pimentel, asesor en seguridad y ex miembro de la policía militar BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), el programa pacificador también carece de un marco legal que comprometa a los próximos gobiernos a mantener las <>UPP.


Ante la presencia de un poder criminal, el Estado busca intervenir para reemplazar a esta autoridad ilegítima. En el caso de Río, se desplegaron unidades del BOPE para despejar las favelas de delincuentes. En comparación con otras ciudades con mayores tasas de homicidio, la tasa de mortalidad por acción policial es desproporcionada. Aunque controvertidas debido a su brutal reputación, la popularidad del BOPE se ha elevado después de su despliegue junto a las UPP. Según el informe de IBPS, el apoyo al BOPE es el doble en comunidades con UPP (60% contra 28%). Además, ofrecen mayor confianza y seguridad a los residentes de las favelas que han sufrido directamente la violencia tanto de los criminales como de la policía.


De forma similar, México ha sido testigo de un desvanecimiento del poder del Estado en partes del país. Un cable diplomático de Wikileaks de diciembre 2010 expresa preocupación sobre este asunto, alegando que la Administración mexicana admitió haber sido rebasado por ...