“Lecciones sobre independencia: la experiencia de la antigua Checoslovaquia y la antigua Yugoslavia”
El pasado 21 de octubre se celebró un seminario organizado por esglobal y la Fundación Friedrich Ebert que bajo el título general Lecciones sobre independencia, pretendía analizar los aprendizajes realizados, si ha habido alguno, por Europa como consecuencia de la disolución de dos federaciones, Checoslovaquia y Yugoslavia.
Para ello se reunió a un grupo de expertos que analizaron de manera minuciosa las distintas causas de la desaparición de estas federaciones socialistas a principios de los años 90, así como el papel desempeñado por otros actores de la región como la Unión Europea.
Varias fueron las preguntas que se intentaron responder en este sentido para, con posterioridad, intentar extraer una serie de conclusiones sobre si efectivamente los procesos centrífugos que aplicaron en los noventa en estas federaciones son comparables a los actúale procesos que estamos presenciando en Europa occidental durante los últimos años, de los que Escocia y Cataluña son, probablemente, los ejemplos más significativos.
En todo caso, lo que si que se pudo concluir fue que se ha terminado uno de los grandes mitos de finales del siglo XX que señalaba que los procesos de construcción nacional en Europa Occidental se terminaron en los 90, mientras que en Europa Oriental comenzaban tras la Caída del Muro.
Introducción
Lo primero que hemos de considerar es el contexto general en el que se produjeron los procesos de disolución de Checoslovaquia y Yugoslavia.
Durante muchos años se especuló con que durante el periodo de dominación de los regímenes soviéticos el nacionalismo cayó en un largo letargo. Sin embargo, como muy acertadamente destacó Brzezinsky "el nacionalismo en la experiencia comunista, fue alimentado, más que molestado". Efectivamente, durante el periodo de la Guerra Fría se reforzaron las diferencias étnicas en parte gracias a la implantación del nacional comunismo basado en la construcción de estados étnicamente uniformes. Este nacionalismo fue en parte lo que llevó a las revoluciones contra la hegemonía soviética en Hungría y Polonia en 1956, en Praga en 1968 y en las revoluciones de 1989.
Una de las primeras consecuencias de esta ansia de libertad y autonomía fue la disolución de las federaciones. Todos querían hacer el camino hacia la triple transición política, económica, institucional, pero querían hacerlo solos en la creencia de que lo harían mejor y más rápido. Si unimos esto con la huella del concepto orgánico de nación importado de Alemania y con la estimulación del nacionalismo hacia la creación de estereotipos y percepciones acerca del “otro” con el que habían convivido durante los años de los regímenes soviéticos, casi hace inevitable el resultado final.
¿Cuáles fueron las causas de la independencia? ¿Qué papel jugó, si alguno, la aspiración de incorporarse a la UE en estos procesos?
El nacionalismo ha sido considerado como una de las principales fuerzas que llevaron a la disolución de las federaciones socialistas. La reaparición de nacionalismos de cariz más violento, especialmente en el caso yugoslavo, se analiza como consecuencia del fin del ...
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