Alumnos africanos sentados en su pupitre de madera. (Foto vía Getty Images)

La alfabetización es un elemento básico para el desarrollo individual y social del ser humano. Un “derecho fundamental” proclamado durante la Declaración de Persépolis en 1975 para reducir la desalfabetización, que en ese momento afectaba a cerca de mil millones de habitantes del planeta. Hoy, 773 millones de personas aún no saben leer ni escribir según datos de la UNESCO, con una distribución mundial desigual y una importante brecha de género: dos tercios de la población no alfabetizada son mujeres.

Entre 1960 y 2015, según datos de la UNESCO, se produjo un crecimiento constante del 4% anual de los índices de alfabetización en el mundo, pasando del 42% al 86% en 2015. A pesar de que la tendencia se ha mantenido al alza, el ritmo se ha reducido y la media mundial actual se sitúa en un 87%, con cerca de 800 millones de personas que, aún hoy, no saben leer ni escribir.

La distribución mundial de la alfabetización es desigual y responde al patrón de países ricos y desarrollados con una tasa mayor -aunque los países que encabezan la clasificación son Ucrania y Uzbekistán, con una tasa del 100% en ambos según los últimos datos, de setiembre de 2021-, mientras que aquellos que cuentan con índices más bajos son los llamados países en vías de desarrollo, la mayoría de ellos en África Subsahariana. Chad (22,31%), Níger (35,05%) y Sudán del Sur (34,52%) lideran el ranking por la cola. Uno de los motivos principales es la dificultad de acceso a la escuela y a la educación, agravada por la brecha digital que no favorece la educación desde casa. En Chad, por ejemplo, el país con la tasa más baja según los datos de la UNESCO, se estima que más de 700.000 niños no fueron a la escuela en 2019, de los cuales un 71% eran niñas.

Esta brecha de género educativa es una tendencia global, no exclusiva de los países menos alfabetizados. De hecho, una de las metas de la lista oficial del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la ONU es reducir la brecha de género en la educación, con iniciativas recientes alrededor del mundo que han sido premiadas por la UNESCO, como Aid Afghanistan for Education (AAE), GA-TIC Côte d’Ivoire o Limitless Horizons Ixil (LHI) en Guatemala. Aún así, las disparidades entre géneros más significativas se dan en los países del Norte de África, África Subsahariana y el oeste y sur de Asia. En este caso, podría atribuirse al alto índice de matrimonios infantiles. Volviendo al ejemplo de Chad, aproximadamente el 37% de las mujeres se casan antes de los 18 años, quedando así excluidas del sistema educativo para centrarse en las tareas domésticas.

INFOGRAFIA ANDREA PRUEBA