Escribo esta compilación encabezada con una advertencia: no soy iraní y sólo he viajado al país en una ocasión, hace poco más de cuatro meses. Sin embargo, me he sentido siempre fascinada por la antigua Persia y llevo años intentando leer todo lo que caía entre mis manos sobre el país, su historia y su pueblo. Más allá del orientalismo más abyecto, centrado en los estereotipos que giran en torno al Eje del Mal, las acusaciones de terrorismo y fanatismo religioso, las menciones del Gran Satán. Más allá también de la geopolítica per se, consciente de que Irán es un país de asombrosa riqueza y tradición – presente y pasada – artística, cultural y… demográfica. 2.600 años de historia.

Esta puede ser una buena lista para aproximarse por primera – y segunda vez – a Irán desde nuestro sempiterno papel de occidentales sometidos a información sesgada.

 

Libros y cómics

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Dos personas tocan la tumba del poeta Hafez en Shiraz, Irán. (John Moore/Getty Images)

Hafez

Irán ha regalado al mundo una gran cantidad de poetas y pensadores místicos: Rumi, Farid ud-Din Attar, Saadi, Khayyam. El poeta más popular (para comprobarlo una visita a su tumba en la ciudad de Shiraz, donde niños y ancianos recitan sus composiciones de memoria) lleva más de 600 años encandilando a sus lectores, y es también una de las figuras más importantes de la literatura mundial. Héroe nacional para un pueblo que ama con fervor la poesía, sus palabras consiguen aglutinar a iraníes de cualquier condición, clase y creencia. Una tradición exquisita simboliza la relevancia del poeta: en Nowruz, el año nuevo persa, las familias del país se reúnen en torno a un tomo del poeta (imprescindible en cada hogar, muy particularmente su Diván), y a través de una página elegida al azar interpretan lo que los próximos 365 días les depararán. A su poesía se le atribuyen dotes adivinatorias, quizás por lo enigmático de alguno de sus gazales. Poco se sabe de la vida de Hafez, y mucho se confunde con leyendas. Se cree que vivió en el siglo XIV, convulso para el antiguo Imperio Persa.

Sus versos y poemas son sensuales, profundos, sabios. Escribe sobre lo sagrado y lo profano, sobre la vida y la muerte, sobre el amor y la desesperanza, sobre lo más profundo y sobre lo más (en apariencia) ligero, sobre el alma y la inmensidad del ser humano. Para muestra un botón, o más bien un verso: “No me critiques haber dejado la mezquita por la taberna; el sermón era largo; el tiempo se iba”. Se sirve de las metáforas para incomodar sin atacar, particularmente incisivo con los entresijos y mezquindades del poder y la hipocresía religiosa. Fue amado y odiado, pero sobre todo temido por lo afilado de su pluma y su lengua. Ese temor se sigue sintiendo a día de hoy: los ayatolás han sido incapaces de erosionar el culto a Hafez, a pesar de sus poemas dedicados a la embriaguez y al amor desinhibido, y se han aprovechado de su figura para mostrar que el país no ha sepultado su rica cultura.

 

Marjane Satrapi

A riesgo de caer en el tópico más absoluto, Satrapi ha marcado gran parte de mis preconcepciones sobre el Irán moderno, y esto es una buena noticia, porque seguramente pueda ser también el caso de aquellos lectores no interesados en sumergirse en volúmenes interminables. Sus novelas gráficas, engañosamente simples por sus dos dimensiones en blanco y negro, consiguen que varios exiliados iraníes – de acuerdo con Annabelle Sreberny-Mohammadi, una cifra aproximada de dos millones de personas abandonó el país en la primera década tras la Revolución de 1979 – se identifique con la biografía y traumas de la familia Satrapi.

Persepolis: The Story of a Childhood (2003) y Persepolis 2: The Story of a Return (2004) (Persepolis integral)

Libros (y película) cuentan la historia de la Revolución con énfasis particular en mostrar el día a día durante los años inmediatamente anteriores y los primeros coletazos de la guerra con Irak, desde el punto de vista de una niña en ocasiones desvergonzada – como el propio país -, que no sólo es testigo indirecto de los levantamientos, sino de la vida en el exilio y regreso de miles de iraníes (en este caso, de clase privilegiada).

Chicken with Plums (2006) (Pollo con Ciruelas)

En esta novela gráfica de suculento nombre y siguiendo el mismo estilo pictórico, Satrapi relata en forma de cuento de hadas la historia de su tío abuelo, Nasser Ali Khan, un talentoso músico que deleitaba a los habitantes de Teherán en la década de 1950. Cuando su amado instrumento – el tradicional tar – es destruido y se ve incapaz de encontrarle un sustituto, pierde su razón de vivir y se acuesta en la cama esperando a la muerte. Gracias al flashbacks a su pasado en sueños a lo largo de sus últimos 8 días de vida, el lector revive las experiencias y sentimientos del músico, y se ve inmerso en reflexiones trascendentales sobre el sentido de la vida.

 

Dalia Sofer

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Un hombre judío iraní lee la Torá en el cementerio de Beheshtie, en Teherán, Irán. (Behrouz Mehri/AFP/Getty Images)

The Septembers of Shiraz (2007) (Otoño en Shiraz)

La primera novela de esta autora irano-americana, que ha vivido en el exilio la mayor parte de su vida, relata un año en la historia de una familia judía, los Amin, desperdigada por el mundo como consecuencia de la Revolución (una gran parte de la comunidad judía del país huyó en los años siguientes a la creación del Estado de Israel, y se estima que de los 100.000 que quedaban en el país en 1979 permanecen hoy 10.000, de acuerdo con las cifras oficiales del país). El padre es encarcelado en la prisión de Evin por sus conexiones con el régimen del Sha, mientras que su esposa (cuyo amor por él se desvela más simbólico que real) y jovencísima hija – obligada a convertirse en adulta en un abrir y cerrar de ojos – luchan por encontrar información sobre él y por continuar con sus vidas en la casa familiar en Teherán, cada vez más asediada por los Guardianes de la Revolución. El hijo mayor se enfrenta a sus propios desafíos y dilemas en Brooklyn, donde ha sido enviado para estudiar arquitectura y en donde su supervivencia también pende de un hilo. En Estados Unidos habita la diáspora iraní de mayor tamaño (más de un millón de individuos), una de las más acomodadas, educadas y vibrantes de Norteamérica. Se trata, sin embargo, de un grupo enormemente polarizado y dividido, dado que varios de sus miembros empacaron consigo las viejas rencillas que alimentaron en la antigua Persia. La gran mayoría se siente más concernida por los problemas domésticos en su tierra natal. La nueva generación, sin embargo, se muestra cada vez más activa en la escena política y civil estadounidense, conscientes de que el retorno al hogar con el que soñaban sus padres puede no llegar nunca.

Sofer recurre a la tercera persona para entrelazar las tres historias de individuos que creían tener la vida resuelta, pero se ven obligados a encarar los mismos dilemas que muchos de sus compatriotas, debatiéndose en ocasiones entre la vida y la muerte. La memoria y la religión, o más bien el cuestionamiento de la misma, juegan un papel no desdeñable en la narración.

 

Roy Mottahedeh

The Mantle of the Prophet: Religion and Politics in Iran (1985)

El autor de esta obra es un reconocido profesor de la Universidad de Harvard. Se trata de un texto académico, con tintes de novela íntima, conmovedora y elegante, una introducción al pensamiento persa y chií (Irán es la principal potencia chií de la región) para cualquier lector occidental ligeramente iniciado – por la complejidad del texto. Éste se centra en la biografía de un joven clérigo, con el telón de fondo de siglos de excepcionalidad intelectual que marcaría al resto del planeta, desde Zoroastro a Avicena, pasando por Kasravi y Jomeini. El libro ayuda a entender los comienzos del ayatolá Jomeini, las raíces de la Revolución y los orígenes de la República Islámica y los siglos de historia y cultura iraníes entretejidas que precedieron y, en parte, determinaron el desarrollo de estos acontecimientos. El epílogo se erige en elegía a los ideales de los protagonistas de la revolución.

 

Ryszard Kapuscinski

Shah of Shahs (1980) (El Sha o la desmesura del poder)

El legendario corresponsal polaco se encontraba en Irán antes y durante la Revolución, pero entre el caos y el desconcierto no llegaba a entender el porqué de estos acontecimientos hasta que no se sentó ante todas sus evidencias, que entretejió con datos históricos, reflexiones sesudas y la experiencia que sólo sus viajes por el globo le habían podido otorgar. En este pequeño y ligero libro sobre el ascenso y la caída del Sha Mohammed Reza Pahlavi, figura controvertida donde las haya, cuenta una historia desgarradora de un antiguo imperio en el ojo del huracán de la manera más elegante, con toques majestuosamente localizados de sentido del humor ligeramente irreverente. Va más allá, hasta el fondo de la psique del país y se formula preguntas sobre el futuro del pueblo iraní. Ha sido de los pocos autores occidentales con la habilidad de huir del punto de vista orientalista y sus narraciones son no sólo detalladas y precisas, sino objetivas y cercanas a un mismo tiempo. Narraciones que con el tiempo acaban explicando gran parte del destino del mundo en su totalidad: del poder y la geopolítica, del ser humano, de la historia de los pueblos…

 

Afshin Molavi

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Unas jóvenes iraníes se hacen una foto con su móvil en la plaza de Naqsh-e Jahan, Isfahan, Irán. (Atta Kenare/AFP/Getty Images)

The Soul of Iran: A Nation’s Journey to Freedom (2006)

Completa crónica periodística, arroja una visión aguda y repleta de matices, no sólo sobre la historia contemporánea y las luchas del pueblo iraní, sino también sobre la cultura, la literatura e incluso el paisaje iraní. Molavi, nacido en Irán, pero residente en Estados Unidos, recorrió el largo y ancho del país durante más de un año. Allí conoció a comerciantes de bazar, estudiantes, clérigos, intelectuales… todos ellos de ideología y origen diversos. El periodista consiguió que le hablaran con franqueza sobre las cuestiones que de verdad les eran prioritarias: desde el desempleo hasta Internet, pasando por la religión y el exilio. Uno de los objetivos del periplo del periodista es investigar si la nueva generación odia a América (el Gran Satán), arrojando una imagen de jóvenes menos idealistas que sus padres, deseosos de acceder a un mayor abanico de oportunidades sin por ello tener que poner su vida en riesgo. El reportero describe con naturaleza el efecto de la modernidad liquida de Bauman en la escena privada y pública iraní (en donde las fronteras son extremadamente difusas), con avances y retrocesos continuos perfectamente calibrados por el sistema.

 

Iraj Pezeshkzad

My Uncle Napoleon (1973) (Mi tío Napoleón)

Esta novela se ha convertido en uno de los libros más populares en Irán, a pesar de que fue prohibida durante un tiempo tras la Revolución. Está ambientada en el Teherán de principios de la década de 1940 y relata la vida de una gran familia gobernada por un patriarca despótico y paranoico, ‘Querido tío Napoleón’ (apodo con el que sus sobrinos se mofan a las espaldas del aristócrata), que admira a Bonaparte y se empeña en contar en público batallitas quijotescas sobre su valor frente a los británicos (el origen, o chivo expiatorio, de todos los males persas) durante la Segunda Guerra Mundial. El protagonista y narrador es un niño de 13 años sin nombre que está enamorado de su prima Layli, la hija del ‘Querido tío’. Su amor se ve frustrado por las desavenencias y maquinaciones entre los miembros de la familia, y por un matrimonio concertado. El libro se convierte en cada página en una aguda sátira de la sociedad iraní – muy particularmente, la clase adinerada – de la época, pero refleja también las envidias y sentimientos encontrados propias de una familia en cualquier parte del mundo. Personajes secundarios como el mayordomo del ’Querido tío’ y otros sirvientes, funcionarios, clérigos o un limpiabotas representan un microcosmos de la sociedad iraní moderna – incluida la ausencia de una voz femenina fuerte y con personalidad.

 

Cine

Abbas Kiarostami

Kiarostami fue uno de los directores más aclamados tanto dentro como fuera de Irán: permaneció en el país tras la Revolución y continuó alimentando sus películas de detalles que escapaban a la censura y matices de humanidad e intimidad que incomodaban a las superproducciones de Hollywood. Allanó el camino a decenas de cineastas e inspiró a artistas y a espectadores a partes iguales.

Where Is the Friend’s Home? (1987)

Su primera película – que inaugura la Trilogia Koker – ocupa esta lista como una obra de nuevo engañosamente simple que se sirve de la mirada de un niño para exponer los males de una sociedad. Está rodada con actores no profesionales y transcurre como un documental en el que los protagonistas son conscientes a cada minuto de la presencia de la cámara. La trama gira en torno a la odisea de Ahmed, un chiquillo que necesita devolverle a su amigo, temiendo que éste sea expulsado, un cuaderno de ejercicios. Desoyendo las órdenes de su madre, recorre el pueblo y viaja al pueblo vecino buscando el domicilio de Mohammed. La película celebra los actos de heroísmo cotidiano, así como la compasión, determinación e inocencia de los niños, en contraste con la malicia, la corrupción (una de las razones que llevó a que miles de iraníes tomaran las calles a finales de 2017 y principios de 2018, en protestas que no se han apagado definitivamente), el desdén y el autoritarismo de los adultos que desdeñan esa ilusión, dan lecciones que nadie ha solicitado y actúan con condescendencia.

Taste of Cherry (1997)

Un hombre desesperado conduce por las afueras de Teherán, atravesando un campo de belleza impetuosa, aunque la película no busca en casi ningún momento que el espectador huya del claustrofóbico interior del vehículo. Ofrece a tres pasajeros una suma considerable de dinero a cambio de ayudarlo en su plan de suicidio: encontrar a alguien dispuesto a comprobar si está muerto y, en ese caso, arrojar 20 paladas de tierra en su tumba. Kiarostami evita deliberadamente la pregunta que debería surgir de forma natural – ¿por qué?, y se centra en la reacción, conversación y personalidad de los pasajeros: un joven y apocado soldado kurdo, un seminarista afgano profundamente religioso y un franco taxidermista azerí. La película, más misteriosa a cada fotograma, reflexiona sobre el sentido de la vida (o, más bien, sobre cómo cada uno lo interpreta y saborea), sobre la amistad y el desaliento, a medida que se desenvuelven conversaciones cada vez más íntimas e intensas. Cuando llega el inesperado final, recae sobre el espectador la responsabilidad de interpretar el filme.

 

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Una mujer pasea por las calles de Teherán, frente a un graffiti con la bandera del país. (Atta Kenare/AFP/Getty Images)

Jafar Panahi

Jafar Panahi es uno de los directores iraníes más famosos y respetados, con la tarea pendiente de convertirse en profeta en su tierra. Es al mismo tiempo una de las principales pesadillas de la República Islámica, que en 2010 le arrestó y condenó a una pena de prisión de seis años. Por si fuera poco, también se le prohibió rodar películas durante 20 años. Tal y como denuncian organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, las autoridades del país reprimen con regularidad y dureza el derecho a la libertad de expresión, de asociación y de religión, y persiguen y arrestan a decenas de personas que expresan sus críticas de forma pacífica.

The White Balloon (1995)

Esta película, que también contó con el talento de Abbas Kiarostami como productor y guionista, fue rodada en tiempo real antes de que Panahi fuera encarcelado, y recuerda por momentos al Ladrón de Bicicletas de Vittorio de Sica. En los 90 minutos previos al comienzo de Nowruz, el nuevo año persa, una inocente, pero decidida niña, Razieh, tiene como objetivo e ilusión conseguir un pez que corone la mesa de celebraciones. De camino, su dinero (para comprar el pez y pagar las facturas de la casa) cae primero entre las manos de un encantador de serpientes, y luego bajo una reja en el suelo. Varios extraños se detienen para ayudarla a recuperarlo. Cada uno de los viandantes – en principio benévolos – no representan sólo un estrato social distinto, sino también una región diferente – y, por tanto, un dialecto distinto -, una pequeña y exquisita muestra del rico mosaico de la sociedad iraní. La protagonista y el espectador descubren el mundo que rodea a la primera, en donde el bien y el mal se dan la mano y entresconden obligados a sobrevivir juntos, pero no revueltos, en un sistema marcado, en público, por el disimulo y las medias verdades.

This Is Not a Film (2011)

Esta obra personalista de título Magritteano, desafiante celebración del imparable impulso creativo de Panahi, fue rodada, en gran parte, con un teléfono móvil y al parecer sacada del país en un dispositivo USB enterrado en un pastel. En ella, Panahi documenta su vida bajo arresto domiciliario como culmen de su lucha contra la censura impuesta y declaración de amor a un país que parece rechazarle y renegar de su genio.  A lo largo de la cinta, el director habla con su abogado, visiona sus películas, crea guiones futuros que quizás nunca verán la luz y alimenta a su iguana. Actividades mundanas, pero teñidas de soledad y ansiedad.

Taxi (2015)

Para desviar (¿o quizás respetar?) la prohibición de no rodar películas, Panahi instala cámaras en su automóvil y se disfraza de simpático taxista, siempre a la espera de aventuras, para capturar un retrato en movimiento del Teherán de hoy en día. La película es una explosión de contrastes: ficción y documental, historia y realidad, lo que está escrito y lo que es casualidad, tristeza y comedia, profundidad y ligereza… Los verdaderos protagonistas (no sabemos si actores profesionales o meros espontáneos) – un fan y contrabandista de DVD, un hombre al borde de la muerte, unas mujeres que necesitan que su pez atraviese la ciudad, su sobrina superdotada, una valiente abogada de derechos humanos… – encarnan a personajes coloridos que se ajustan a los perfiles y estereotipos de algunos ciudadanos de la capital. Sus conversaciones (que en muchas ocasiones ignoran al artista) permiten vislumbrar (sin llegar a entender por completo) tanto la vida en la República Islámica como la filosofía de Panahi.

 

Asghar Farhadi

Fireworks Wednesday (2006)

Se trata de un drama familiar absorbente que huye de reivindicaciones políticas. La película comienza con Rouhi, una humilde y optimista joven probándose ilusionada su vestido de novia, ensueño e inocencia que entrará en fuerte contraste con el desmoronado matrimonio de sus empleadores de clase media. En las vacaciones antes del Año Nuevo persa, la esposa recluta a Rouhi, su ama de llaves, para averiguar si su esposo ha estado engañándola. La joven intenta salvar al matrimonio, pero en el camino se le abrirán los ojos a la duplicidad humana. Serán días repletos de fuegos artificiales fuera y dentro del hogar. La película huye de moralinas y acierta al mantener algunos detalles borrosos y ambiguos para activar la imaginación y sospechas de la audiencia, sin dejar nunca de arrojar luz sobre la asfixiante tradicionalidad de la sociedad iraní.

A Separation (2011)

Poco ha dejado de escribirse sobre la primera película iraní en ganar el Oscar a la Mejor película de habla no inglesa (también nominada a Mejor guión original). Se trata de un drama devastador, aunque libre de moralejas, sobre una pareja al borde del divorcio que se enfrenta a un dilema insostenible: irse al extranjero para garantizarle a su hija una buena educación o quedarse en casa para cuidar del padre enfermo del esposo. La presencia de una perspicaz y tradicional asistente siempre acompañada de su hija y la reacción de todos frente a un incidente doméstico saca a la luz contradicciones y sentimientos ocultos. El filme se centra en asuntos increíblemente mundanos, pero acaba analizando cuestiones tan existenciales como la religión, el género y la clase, y arrojando luz sobre las fisuras crecientes en una sociedad que valora las apariencias, la masculinidad y el peculio sobre todo lo demás. Aunque el ayatolá Jomeini prometió a las mujeres, para ganar su confianza y apoyo, concederles libertades y derechos, decretó en 1979 la obligación de llevar el velo. El país se rige por la sharía. Sin embargo, las iraníes han logrado alcanzar un nivel elevado de educación y desempeñar papeles destacados en la sociedad (no en los niveles más altos), a pesar de la discriminación de facto y de iure. La película otorga un papel destacado a las figuras femeninas, pero los protagonistas se enfrentan, aun así, a dilemas familiares para cualquier ser humano, muy particularmente a la dicotomía central para la sociedad iraní entre verdad y honor y mentira y compromiso. De nuevo es el espectador quien juzga y sentencia.

About Elly (2015)

Este inquietante drama psicológico se centra en la dinámica entre varios amigos de la universidad que viajan al Mar Caspio para unos días de vacaciones. Sepideh invita a Elly – bella profesora, enigmática y de sonrisa amable – con la esperanza de que surja la chispa con Ahmad, joven divorciado que acaba de regresar de Alemania. Cuando Elly desaparece, los miembros del grupo comienzan a culparse unos a otros de la desaparición. A medida que sus mentiras se acumulan y descubren, se dan cuenta de que en realidad nunca se llegaron a conocer – y quizás nunca lo intentaron, obligados a soportar tabúes y medias verdades. A medida que avanzan los fotogramas, el espectador descubre las mil y un capas, entidades y complejidades de la clase media iraní. El director invita, a su vez, a plantearse preguntas provocativas sobre interacciones grupales y elecciones morales, con la cultura del secreto y la deshonestidad engendrada por una herida todavía abierta y una sociedad cuyas vidas son medidas y juzgadas a cada paso como telón de fondo.

 

Negar Azarbayjani

Facing Mirrors (2011)

Esta película intimista, la primera que presenta a un transgénero como personaje principal, trata de acabar con algunos estereotipos de género en Irán. Al final del largometraje aparece un mensaje de la productora que reza: “El hecho de que Irán apoye a estas personas [transgénero] desde un punto de vista médico y lógico en virtud de la fatua del Imán Jomeini ha sido una gran sorpresa para el mundo. Ahora no solo es fácil obtener una operación de cambio de sexo en Irán, sino que el Gobierno también proporciona préstamos. Facing Mirrors no pretende haber analizado o encontrado una solución a este problema, pero trata de adoptar una mirada humanista en este rincón oscuro de la sociedad de una manera dramática para apoyar la idea de que negar o ignorar a estas personas, no es la respuesta”. En Irán, ser homosexual o travestido está penado con la muerte y representa un tabú social insuperable. La transexualidad, en cambio, solo se considera un defecto de nacimiento que debe ser tratado.

Rana, una mujer religiosa, naif y extremadamente conservadora, se ve obligada a aceptar un empleo como taxista – profesión legal pero mal vista por la sociedad y, en particular, por su familia – para mantener a su familia y a su marido en prisión. Un día se encuentra como cliente con Adineh (futuro, en persa) /Eddie, un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer, de familia rica y carácter rebelde, que ha huido de su casa y ciudad tras meses de peleas y enfrentamientos en torno a su matrimonio concertado y su condición de transgénero. A pesar de provenir de entornos completamente diferentes y de un intenso encontronazo inicial, entablan una amistad, cada vez más profunda e íntima, más allá de la mera tolerancia, de los prejuicios, de las convenciones, susurros y rumores y de los obstáculos a los que se ven sometidas las mujeres de toda condición.

 

Bahman Ghobadi

No One Knows About Persian Cats (2009)

Esta ligera, refrescante y divertida película está basada en hechos reales, fue rodada en dos semanas sin la autorización del Gobierno, y coescrita por la periodista Roxana Saberi, encarcelada en Irán tras haber sido acusada de espionaje en 2009. Gira en torno a las vidas de dos jóvenes músicos que han sido recluidos por intentar crear una banda de rock underground. Tras cumplir su condena, sueñan con tocar y triunfar en escenarios europeos. Mientras consiguen pasaporte y dinero, se convierten en amigos de Nader, un productor buscavidas y entusiasta de ese género de música que les ayuda a viajar por Teherán y sus alrededores para conocer a músicos interesados en formar una banda y luego abandonar el país. El filme celebra a una generación posterior a 1979 respetuosa con sus tradiciones y cultura, pero decidida no a rebelarse y echarse a las calles para cambiar el sistema (no quieren años teñidos de sangre y desgracias). Decidida a luchar por la libertad creativa. La película representa así un ataque, feroz (quizás en ocasiones demasiado directo) contra un régimen que censura el arte y cualquier muestra de disconformidad. Un consejo: podéis prescindir de los últimos 5 minutos y soñar con vuestro propio final.

 

Bonus: fotografía

Kaveh Kazemí

Revolutionaries The First Decade (2017)

El fotoperiodista iraní, que regresó a su país en 1978, recopila en este libro sus mejores obras. Se trata de fotografías magnéticas en blanco y negro que muestran la década marcada por la Revolución de 1979 (y la guerra entre Irán e Irak). Kazemí tiene una mirada perspicaz, un objetivo empático y un coraje inquebrantable que le permitieron capturar escenas familiares – no por ello menos impactantes – de los acontecimientos de aquellos años: protestas masivas, soldados de camino al frente, mujeres con chador arma en mano y máscaras de gas y letreros cubiertos con los nombres e imágenes de mártires. Imágenes con las que muchos jóvenes iraníes han crecido, sin por ello sentirse tan cercanos a ellas como el sistema desearía. La revolución está presente en el día a día de ambas generaciones, pero la de hoy no llegó a crecer con la violencia cotidiana de fondo y tuvo la oportunidad de acceder a una educación de calidad: quieren cambiar el país, pero a su manera. Desafían algunas costumbres sociales, también a su manera, sin por ello atacar a la religión. Viajan con mayor facilidad, se entretienen en público y en privado y, animados por un espíritu cultivado y multicultural, pusieron todas sus esperanzas en el acuerdo nuclear con Irán.