Aquel Mayo francés, que prometió una revolución, la de los hijos de la sociedad opulenta, fue permeando en muchos comportamientos. Según el relato de Vila-Matas, es de lo poco que quedará, en un futuro lejano, de un pasado confuso. Para Fernando Vallespín, aquella emancipación de las pasiones ha terminado en un mero hiperconsumo, ahora globalizado. La rebelión sigue pendiente.