El Índice anual de globalización A.T.
Kearney
/
FOREIGN POLICY muestra que este
fenómeno
ha sobrevivido a la guerra de Irak, a un brusco bajón económico
y al fracaso de las negociaciones comerciales. Por primera vez, un
tigre
asiático como Singapur lidera nuestro
ranking de globalización
política, económica, personal y tecnológica, mientras
España cae del puesto
24 al 26. Vea quién ha mejorado, quién ha empeorado y por qué.

 

 

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El prestigioso economista Joseph Stiglitz ha calificado el año 2003
de "desastre para la globalización". En un aspecto tiene
razón. La guerra de Irak y sus consecuencias crearon profundas fisuras
entre Estados Unidos y sus aliados, por un lado, y la gran mayoría de
países que se opuso a la guerra, por otro. El Consejo de Seguridad de
la ONU, el órgano más importante en asuntos relacionados con
la paz y la seguridad internacional, quedó dañado cuando la coalición
decidió emprender una campaña militar sin sus bendiciones. La
guerra llegó a provocar boicoteos y rumores de posibles embargos comerciales.
En los peores momentos de la controversia sobre Irak, algunos restaurantes
alemanes colocaron carteles que decían: "Lo sentimos, ya no servimos
Coca-Cola debido a la situación política actual". El deseo
de manifestar las discrepancias políticas en las cajas registradoras
también se vio en Estados Unidos. Un sondeo realizado en 2003 reveló que
casi la mitad de los estadounidenses preferían no comprar artículos
franceses. Incluso se dijo que el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Andrew
Card, había asegurado que "con el vino de Virginia tengo suficiente".

Desde el punto de vista económico, el año no empezó mucho
mejor. Las inversiones extranjeras disminuyeron y el comercio permaneció la
primera mitad del año estancado. En su reunión de Cancún,
México, la Organización Mundial de Comercio (OMC) no logró ponerse
de acuerdo para reducir los fuertes subsidios agrarios en Estados Unidos y
Europa. La expansión del libre comercio, que podía haberse disparado
de forma espectacular, se desinfló, y no dejó clara ninguna posible
vía de avance. En el ámbito de la salud pública, la epidemia
de SARS retuvo a los viajeros internacionales y dejó al descubierto
unas diferencias inquietantes en el control sanitario internacional. Como consecuencia,
el turismo en Asia bajó enormemente, hasta un 50% en algunos países.

Sin embargo, la edición anual del Índice de globalización
A.T. Kearney/FOREIGN POLICY demuestra que esa fuerza polifacética llamada
globalización tiene capacidad de resistencia. En la segunda mitad de
2003, los lazos que se habían roto se fueron recomponiendo. El comercio
mundial, que había aumentado menos de un 1% en el primer trimestre,
aumentó más de un 5% en la segunda mitad del año. La ayuda
mundial al desarrollo creció enormemente. Según los cálculos
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), la ayuda oficial al desarrollo alcanzó una cifra sin precedentes,
69.000 millones de euros. El mayor incremento procedió de EE UU, que
aumentó su ayuda exterior en más de un 20%.

La capacidad de resistencia de la globalización indica que es un fenómeno
cuyas raíces van más allá de las crisis políticas
cotidianas. El Índice pretende medir todas sus dimensiones y, para ello,
no se limita a los titulares, sino que observa varios indicadores que abarcan
el comercio, las finanzas, el compromiso político, la tecnología
de la información y los contactos personales, para determinar las puntuaciones
de 62 países. Estos 62 Estados, en total, representan el 96% del PIB
mundial y el 85% de su población. El Índice mide 12 variables,
divididas en cuatro indicadores: integración económica, conexión
tecnológica, contactos personales y compromiso político. Las
clasificaciones resultantes ofrecen un panorama significativo de qué países
están globalizándose y qué países no. Pero, además,
un examen de los datos obtenidos permite ver varias circunstancias interesantes,
por debajo de las tendencias de conjunto.

EL CÍRCULO DE LOS GANADORES
La suerte de los irlandeses se ha terminado, puesto que el segundo país
del año pasado, Singapur, le ha arrebatado el primer lugar después
de que Irlanda lo ocupase durante tres años consecutivos. Una de las
claves del ascenso de Singapur es que ha incrementado su compromiso político.
En 2003, la ciudad-Estado tendió puentes mediante el aumento de su aportación
financiera a las misiones de paz de la ONU en un 41%. En mayo de 2003, Singapur
consolidó su primer puesto en la clasificación al firmar un acuerdo
bilateral de libre comercio con EE UU, el primero de ese tipo entre Washington
y un país asiático. Mientras tanto, la sólida economía
irlandesa se desplomó y el crecimiento del PIB pasó del 6,9%
en 2002 a un 1,8% en 2003. Y hubo más cambios. Finlandia retrocedió del
quinto al décimo lugar. EE UU subió del séptimo al cuarto
y se convirtió en el primer gran país que ocupa uno de los cinco
primeros puestos. Los países con mucha población (y un gran mercado
interior) suelen estar peor clasificados porque no dependen tanto del comercio
exterior ni las inversiones extranjeras.

 

Nuevo suspenso de España


Fuente: Base de datos
2004 de la Unión
de Telecomunicaciones.

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El año en que José María Aznar quiso colocar a España
en el mapamundi con la guerra de Irak dejó al país paradójicamente
un poco más alejado de la globalización. Pese a la foto de
la Cumbre de las Azores y a su presencia en el Consejo de Seguridad de
la ONU, España fue menos global en 2003 y bajó dos puestos,
del 24 al 26, en el Índice, en parte por el descenso de la inversión
directa extranjera ante la aparición de paraísos de los negocios
como China o los países de Europa central y del Este. Es el peor
puesto de todos los entonces 15 socios de la UE, sólo por delante
de Italia y Grecia. El envío de tropas a Irak llevó a España
a perder la mitad de la puntuación del año pasado en el apartado
de mantenimiento de la paz. El único campo en el que obtuvo un aprobado
raspado
fue el de la conexión tecnológica. Más de
diez millones de españoles son ya usuarios de Internet, lo que significa
un aumento algo mayor que la media europea occidental (aunque se partía
de una cifra más baja, con una penetración de la Red inferior
al 20% en 2002). Según la consultora Nielsen/Net Ratings, Google
fue el buscador más popular del país, con 7,5 millones de
visitas individuales, seguido de MSN. España se convirtió también
en la potencia turística virtual de Europa, ya que se multiplicaron
las reservas a través de la Red, gracias al incremento de más
del 50% en el número de administradores de Internet y de servidores
seguros.

 

 

Clasificaciones

En los cuadros, los países que están en los 10 primeros
puestos de cada categoría están sombreados en color naranja,
y los 10 últimos
puestos están sombreados de azul.

Fuente: Base de datos 2004
de la Unión de Telecomunicaciones.

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El ‘efecto UE’


Fuente: Conferencia de Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo. Sólo incluye las entradas
de capital.

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Es posible que las mayores economías europeas sigan todavía
a marcha lenta, pero la Unión Europea (UE) –o, mejor dicho,
la perspectiva de pertenecer a ella– tiene un enorme impacto
económico en la región. Los inversores vigilan muy de
cerca qué países de Europa central y del Este tienen
posibilidades de incorporarse al club político y económico.
Los países que se preparaban para acceder en 2004 –como
la República Checa, Hungría y Polonia– vivieron
una avalancha de privatizaciones y acuerdos de fusión en 2002.
En 2003, la oleada de inversiones se trasladó a países
más baratos que quizá entren en la próxima ronda,
como Croacia, Rumanía y Ucrania. Estos tres países mejoraron
en el Índice de globalización gracias, en gran parte,
a tener mayores niveles de inversión. Croacia subió cinco
puestos, y Rumanía y Ucrania avanzaron cuatro. El tráfico
comercial de cada uno de estos países aumentó entre un
26% y un 36%, y la inversión
directa extranjera (IDE) creció en más del 50% para Croacia
y a más del doble en Ucrania. Ahora bien, esta zona puede sufrir
un bache en un futuro próximo: los nuevos miembros como la República
Checa, Eslovaquia y Eslovenia cayeron en el Índice de globalización
de este año; en cada uno de ellos, la IDE disminuyó en
más de dos tercios, debido a la pérdida de competitividad
derivada de la incorporación a la UE. Ser miembro del club europeo
es beneficioso, pero hay que pagar el precio.

 

 

Fuera de juego en América
Latina


Fuente: Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Incluye las entradas y salidas.

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América Latina siguió en el furgón de cola del Índice,
a pesar de sus denodados esfuerzos por lograr una mayor integración
con el resto del mundo, más pendiente de lo que sucedía
con la invasión de Irak. La inversión directa extranjera
en la región cayó más de un 20% desde 2002, pese
a que la zona se benefició de la devaluación del peso
argentino y el real brasileño y a que, por primera vez en 50
años, se produjo un superávit de cuenta corriente. Panamá siguió siendo
por cuarto año consecutivo el primero de la región en
el puesto 24, seguido por Chile, que subió tres, gracias a la
IDE y al crecimiento de Internet, mientras Brasil, con Lula al frente
del Gobierno, se situó como el país menos integrado del
continente. Pero la caída más espectacular fue la de
Argentina, que retrocedió 13 puestos a causa de la crisis económica.
La inversión extranjera en este país fue la más
baja desde la creación del Índice de globalización
en 1998, y un 98% inferior a la registrada en 1999. Aunque el tráfico
telefónico aumentó, hubo una fuga masiva de empresas
de telecomunicaciones, entre ellas, Vodafone, BellSouth, Verizon, France
Telecom y AT&T.

 

 

Esquizofrenia en EE UU

La superpotencia mundial se globalizó un poco más en
2003 y subió tres puestos en el Índice. Sin embargo,
un vistazo rápido a sus resultados revela un enfoque muy poco
científico. EE UU alcanza niveles estratosféricos en
el apartado tecnológico y es el primer país en número
de administradores y servidores seguros de Internet. Pero se queda
muy atrás en categorías como el comercio, la inversión
directa extranjera y la adhesión a tratados internacionales.
En parte, se debe a su vibrante mercado interior. Dado que muchos productores
estadounidenses pueden dedicar atención exclusiva a satisfacer
a los clientes nacionales, EE UU depende menos del comercio exterior
que países exportadores más pequeños. En cierto
sentido, la economía estadounidense es todo un mundo. Asimismo,
la Administración Bush ha actuado a menudo con el mismo distanciamiento
en asuntos políticos y diplomáticos. No hay más
que ver el escepticismo de Washington ante los tratados internacionales
que, en 2003, la Casa Blanca siguió despreciando.

Quien abre su país a las fuerzas de la globalización invita
al terrorismo? Muchos analistas sostienen que cuanto más globalizado
está un Estado, más susceptible es a los atentados terroristas.
Los países con fronteras abiertas y estrecho contacto con el mundo exterior
pueden permitir que los terroristas entren y circulen con facilidad. Es una
teoría interesante, pero no encaja. Si comparamos las Pautas del Terrorismo
Mundial 2003 del Departamento de Estado de EE UU con el Índice, se ve
poca relación entre el grado de integración global de un país
y el número de atentados en su suelo. En general, los países
integrados no son más vulnerables ante el terrorismo que otros con menos
lazos con el extranjero. De hecho, son más capaces de combatir esta
amenaza si se incorporan a redes internacionales. India, por ejemplo. En 2003,
Nueva Delhi, objetivo de grupos militantes que actúan en Jammu y Cachemira,
decidió ratificar el Convenio internacional para la represión
de la financiación del terrorismo. Secar las fuentes de este dinero
es una de las mejores herramientas de la globalización para contener
el terrorismo.


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El motor chino


Fuente: Banco Mundial.

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En 2003, cuando otras economías empezaban a fallar, Pekín
continuó con su aceleración; su PIB creció nada
menos que un 9,1%. Hoy nadie duda de que su economía es uno
de los motores del crecimiento mundial. La demanda insaciable de materias
primas del país ha fortalecido los vínculos comerciales
con sus vecinos y con los productores de todo el mundo. La parte de
las exportaciones mundiales que corresponde a China, que era del 1,9%
en 190, alcanzó el 6% en 2003, el primer año completo
en el que el país fue el principal mercado para las exportaciones
de Corea del Sur y Taiwan. La globalización parece contar con
amplio apoyo en China. Un estudio realizado en 2003 por el Pew Center
descubrió que el 90% de los chinos pensaba que un comercio en
aumento y unos vínculos empresariales eran "muy buenos" o "bastante
buenos" para el país. Sin embargo, Pekín no tiene
un puesto adelantado en el Índice. Muchos indicadores se miden
per cápita, y China, con su inmensa población, está luchando
para mejorar su calificación.

 

¿La globalización hace más libre?

En vista de todo lo que se ha hablado últimamente sobre la extensión
de la democracia, hemos revisado la cuestión de cómo se llevan
la libertad y la globalización. Al comparar el Índice con la
clasificación anual de países que hace Freedom House sobre derechos
políticos y libertades civiles, hemos descubierto que se llevan bastante
bien: hay una firme relación positiva entre la globalización
y la libertad política. Además, ésta es quizá una
de las mejores formas de mantener la honradez de los gobernantes, porque los
países más globalizados tienen niveles de corrupción mucho
menores, según Transparency International. Comprometer a países
de los que ocupan los últimos puestos del Índice, como Irán
y Egipto, puede ayudar a impulsar los derechos políticos y las libertades
civiles de sus ciudadanos. Y una integración mayor puede hacer que adopten
normas internacionales de transparencia más estrictas. Como es natural,
toda regla tiene su excepción. Singapur, el país más globalizado,
alberga una economía moderna y abierta que convive con un estricto control
de los medios por parte del Gobierno y unas libertades individuales limitadas.
En el otro extremo, Suráfrica posee un nivel alto de libertad política
y, sin embargo, un grado de globalización mediocre. Hacerse global no
garantiza nada, pero puede suponer un empujón para muchos países.


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Rusia se queda atrás

La puntuación de Rusia en globalización retrocede ocho
puestos en el Índice de este año. El crecimiento ruso
ha acabado por depender de las inversiones en crudo y gas, y la transformación
parcial del país en un petroestado hace que su economía
se haya vuelto vulnerable a las vicisitudes de dichos mercados. Algunas
fuentes consideran que la contribución del sector energético
a la producción industrial representa aproximadamente el 35%
del PIB y el 50% de los ingresos por exportación del país.
La ofensiva legal del Kremlin contra el gigante del petróleo
Yukos y los sangrientos atentados terroristas de las fuerzas chechenas
han desanimado a muchos inversores extranjeros. También están
debilitando la economía rusa la corrupción y la ineficacia.
Según algunos cálculos, el mercado negro constituye entre
el 20% y el 40% de la economía rusa. La privatización
y la desregulación están estancadas. Rusia no ha hecho
aún las reformas necesarias para incorporarse a la Organización
Mundial de Comercio (OMC), y la aportación del comercio al PIB
cayó en picado entre 1999 y 2003. Por el contrario, en Ucrania,
que también busca la entrada en la OMC, la contribución
del comercio al PIB aumentó un 12% en el mismo periodo.

 

 

Canadá se conecta


Fuente: Netcraft Secure Server Survey, diciembre de 2004.

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El término outsourcing (externalización o subcontratación
de diferentes actividades productivas, sobre todo en el área
de servicios a otras empresas) evoca imágenes de centros telefónicos
de apoyo en Bangalore, Hyderabad y Nueva Delhi. Pero al tiempo que
India se convertía en la oficina de atención al cliente
del mundo (y uno de los focos de debate sobre los costes y las ventajas
de la globalización), Canadá se ha ido quedando discretamente
con un gran pedazo del pastel. En los últimos años, una
parte cada vez mayor de la industria del outsourcing se ha establecido
en este país, que inauguró 56 nuevos centros de soporte
en 2002 y 2003. Canadá ha podido aprovechar sus costes laborales –algo
más bajos–, su dominio del inglés y sus vínculos
culturales para atraer centros de apoyo de Estados Unidos. También
ha ayudado su proximidad: empresas estadounidenses que se resisten
al trastorno de establecer una oficina en India están mucho
más dispuestas a trasladarse al país vecino. El aumento
del número de centros de soporte en Canadá refleja el
creciente perfeccionamiento tecnológico del país, que
le ha ayudado a conservar su sexto puesto en el Índice de globalización.
Canadá, que es la sede de Research in Motion –la empresa
que inventó el BlackBerry–, ocupaba el sexto puesto en
conexión tecnológica en 1999, y ahora está el
segundo. Asimismo, en número de servidores seguros per
cápita
,
sólo tiene por delante a Estados Unidos. Los usuarios de Internet
pasaron de la cuarta parte a la mitad de la población entre
1998 y 2003, y ahora existen aproximadamente 500 ordenadores personales
por cada 1.000 canadienses, frente a los 376 de 1999.

 

 

Irán, el último
de la lista


Fuente: Banco Mundial.

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Pocos países se encuentran hoy ante tantos precipicios políticos
como Irán. Los titulares informan de los esfuerzos de varios
Estados europeos para negociar con Teherán el final de su programa
de enriquecimiento de uranio. Pero la diplomacia
viajera
de una serie
de funcionarios extranjeros no es una verdadera apertura al mundo y
no atrae inversores. Irán vuelve a ocupar este año el último
puesto, por quinta vez consecutiva. Su economía sigue lastrada
por las sanciones de EE UU y la escasa confianza de los inversores.
Al mismo tiempo, las frecuentes campañas del régimen
contra Internet hacen que los lazos tecnológicos del país
con el mundo exterior sean casi nulos. Teherán tiene menos servidores
seguros per cápita que ningún otro país, excepto
Bangladesh. Y el régimen no contiene a sus habitantes sólo
en la Red. Es el último país en cuanto al contacto personal
de sus ciudadanos con el resto del mundo. El número total de
entradas y salidas por turismo, como porcentaje de la población,
fue sólo del 7%, inferior incluso al 10,5% de Senegal. En cambio,
las llegadas y salidas por turismo de Arabia Saudí ascendieron
al 47,2% de la población. Está claro, Irán no
avanza.

 

¿Algo más?
Acceda a las fuentes de información y la
metodología  empleadas para
elaborar elÍndice anual de globalización   A.T.
Kearney/ FOREIGN POLICY aqui o en la página web del Consejo
de Política Empresarial
Global de A.T..
Kearney, en www.atkearney.com.El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte
de que los desequilibrios comerciales y los enormes déficit fiscales
de Estados Unidos podrían debilitar
la economía mundial en U.S. Fiscal Policies and
Priorities for Long-Run Sustainability
(FMI,
Washington, 2004). Paul A. Laudicina, de A.T. Kearney, asesora
a las empresas sobre cómo afrontar las
turbulencias de la globalización en World Out
of Balance: Navigating Global Risks to Seize Competitive Advantage
(McGraw-Hill,
Nueva York, 2005). Neil Smith critica el intento del Gobierno Bush
de extender el neoliberalismo en el mundo en The Endgame
of Globalization
(Routledge,
Nueva York, 2005).

En los últimos años, tanto la edición española
como la estadounidense de Foreign Policy han ofrecido extensas
informaciones sobre las tendencias de la globalización
económica, política y cultural. Al historiador británico
Niall Ferguson le preocupa que la mundialización pueda venirse
abajo sin una superpotencia en ‘Si Estados Unidos no mandara’ (agosto/septiembre
de 2004). En ‘Five Wars of Globalization’ (enero/febrero
2003), Moisés Naím
advierte de que los gobiernos seguirán perdiendo la lucha
contra el tráfico ilegal de drogas, armas, propiedad
intelectual, personas y dinero mientras no adopten nuevas estrategias.
El sociólogo e
investigador stadounidense Andrew Papachristos describe cómo
la política de deportación
de Estados Unidos, Internet y la globalización están
acercando la violencia de las bandas latinoamericanas a las ciudades
europeas en ‘Bandas globales’ (marzo/abril de 2005).

 


Copyright 2005, A.T. Kearney, Inc., y el Carnegie Endowment for International
Peace. Todos los derechos reservados. A.T. Kearney es una marca registrada de
A.T. Kearney, Inc.
FOREIGN POLICY es una marca registrada
de Carnegie Endowment for International Peace.

El Índice anual de globalización A.T.
Kearney
/
FOREIGN POLICY muestra que este
fenómeno
ha sobrevivido a la guerra de Irak, a un brusco bajón económico
y al fracaso de las negociaciones comerciales. Por primera vez, un
tigre
asiático como Singapur lidera nuestro
ranking de globalización
política, económica, personal y tecnológica, mientras
España cae del puesto
24 al 26. Vea quién ha mejorado, quién ha empeorado y por qué.

 

 

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El prestigioso economista Joseph Stiglitz ha calificado el año 2003
de "desastre para la globalización". En un aspecto tiene
razón. La guerra de Irak y sus consecuencias crearon profundas fisuras
entre Estados Unidos y sus aliados, por un lado, y la gran mayoría de
países que se opuso a la guerra, por otro. El Consejo de Seguridad de
la ONU, el órgano más importante en asuntos relacionados con
la paz y la seguridad internacional, quedó dañado cuando la coalición
decidió emprender una campaña militar sin sus bendiciones. La
guerra llegó a provocar boicoteos y rumores de posibles embargos comerciales.
En los peores momentos de la controversia sobre Irak, algunos restaurantes
alemanes colocaron carteles que decían: "Lo sentimos, ya no servimos
Coca-Cola debido a la situación política actual". El deseo
de manifestar las discrepancias políticas en las cajas registradoras
también se vio en Estados Unidos. Un sondeo realizado en 2003 reveló que
casi la mitad de los estadounidenses preferían no comprar artículos
franceses. Incluso se dijo que el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Andrew
Card, había asegurado que "con el vino de Virginia tengo suficiente".

Desde el punto de vista económico, el año no empezó mucho
mejor. Las inversiones extranjeras disminuyeron y el comercio permaneció la
primera mitad del año estancado. En su reunión de Cancún,
México, la Organización Mundial de Comercio (OMC) no logró ponerse
de acuerdo para reducir los fuertes subsidios agrarios en Estados Unidos y
Europa. La expansión del libre comercio, que podía haberse disparado
de forma espectacular, se desinfló, y no dejó clara ninguna posible
vía de avance. En el ámbito de la salud pública, la epidemia
de SARS retuvo a los viajeros internacionales y dejó al descubierto
unas diferencias inquietantes en el control sanitario internacional. Como consecuencia,
el turismo en Asia bajó enormemente, hasta un 50% en algunos países.

Sin embargo, la edición anual del Índice de globalización
A.T. Kearney/FOREIGN POLICY demuestra que esa fuerza polifacética llamada
globalización tiene capacidad de resistencia. En la segunda mitad de
2003, los lazos que se habían roto se fueron recomponiendo. El comercio
mundial, que había aumentado menos de un 1% en el primer trimestre,
aumentó más de un 5% en la segunda mitad del año. La ayuda
mundial al desarrollo creció enormemente. Según los cálculos
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), la ayuda oficial al desarrollo alcanzó una cifra sin precedentes,
69.000 millones de euros. El mayor incremento procedió de EE UU, que
aumentó su ayuda exterior en más de un 20%.

La capacidad de resistencia de la globalización indica que es un fenómeno
cuyas raíces van más allá de las crisis políticas
cotidianas. El Índice pretende medir todas sus dimensiones y, para ello,
no se limita a los titulares, sino que observa varios indicadores que abarcan
el comercio, las finanzas, el compromiso político, la tecnología
de la información y los contactos personales, para determinar las puntuaciones
de 62 países. Estos 62 Estados, en total, representan el 96% del PIB
mundial y el 85% de su población. El Índice mide 12 variables,
divididas en cuatro indicadores: integración económica, conexión
tecnológica, contactos personales y compromiso político. Las
clasificaciones resultantes ofrecen un panorama significativo de qué países
están globalizándose y qué países no. Pero, además,
un examen de los datos obtenidos permite ver varias circunstancias interesantes,
por debajo de las tendencias de conjunto.

EL CÍRCULO DE LOS GANADORES
La suerte de los irlandeses se ha terminado, puesto que el segundo país
del año pasado, Singapur, le ha arrebatado el primer lugar después
de que Irlanda lo ocupase durante tres años consecutivos. Una de las
claves del ascenso de Singapur es que ha incrementado su compromiso político.
En 2003, la ciudad-Estado tendió puentes mediante el aumento de su aportación
financiera a las misiones de paz de la ONU en un 41%. En mayo de 2003, Singapur
consolidó su primer puesto en la clasificación al firmar un acuerdo
bilateral de libre comercio con EE UU, el primero de ese tipo entre Washington
y un país asiático. Mientras tanto, la sólida economía
irlandesa se desplomó y el crecimiento del PIB pasó del 6,9%
en 2002 a un 1,8% en 2003. Y hubo más cambios. Finlandia retrocedió del
quinto al décimo lugar. EE UU subió del séptimo al cuarto
y se convirtió en el primer gran país que ocupa uno de los cinco
primeros puestos. Los países con mucha población (y un gran mercado
interior) suelen estar peor clasificados porque no dependen tanto del comercio
exterior ni las inversiones extranjeras.

 

Nuevo suspenso de España


Fuente: Base de datos
2004 de la Unión
de Telecomunicaciones.

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El año en que José María Aznar quiso colocar a España
en el mapamundi con la guerra de Irak dejó al país paradójicamente
un poco más alejado de la globalización. Pese a la foto de
la Cumbre de las Azores y a su presencia en el Consejo de Seguridad de
la ONU, España fue menos global en 2003 y bajó dos puestos,
del 24 al 26, en el Índice, en parte por el descenso de la inversión
directa extranjera ante la aparición de paraísos de los negocios
como China o los países de Europa central y del Este. Es el peor
puesto de todos los entonces 15 socios de la UE, sólo por delante
de Italia y Grecia. El envío de tropas a Irak llevó a España
a perder la mitad de la puntuación del año pasado en el apartado
de mantenimiento de la paz. El único campo en el que obtuvo un aprobado
raspado
fue el de la conexión tecnológica. Más de
diez millones de españoles son ya usuarios de Internet, lo que significa
un aumento algo mayor que la media europea occidental (aunque se partía
de una cifra más baja, con una penetración de la Red inferior
al 20% en 2002). Según la consultora Nielsen/Net Ratings, Google
fue el buscador más popular del país, con 7,5 millones de
visitas individuales, seguido de MSN. España se convirtió también
en la potencia turística virtual de Europa, ya que se multiplicaron
las reservas a través de la Red, gracias al incremento de más
del 50% en el número de administradores de Internet y de servidores
seguros.

 

 

Clasificaciones

En los cuadros, los países que están en los 10 primeros
puestos de cada categoría están sombreados en color naranja,
y los 10 últimos
puestos están sombreados de azul.

Fuente: Base de datos 2004
de la Unión de Telecomunicaciones.

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El ‘efecto UE’


Fuente: Conferencia de Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo. Sólo incluye las entradas
de capital.

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Es posible que las mayores economías europeas sigan todavía
a marcha lenta, pero la Unión Europea (UE) –o, mejor dicho,
la perspectiva de pertenecer a ella– tiene un enorme impacto
económico en la región. Los inversores vigilan muy de
cerca qué países de Europa central y del Este tienen
posibilidades de incorporarse al club político y económico.
Los países que se preparaban para acceder en 2004 –como
la República Checa, Hungría y Polonia– vivieron
una avalancha de privatizaciones y acuerdos de fusión en 2002.
En 2003, la oleada de inversiones se trasladó a países
más baratos que quizá entren en la próxima ronda,
como Croacia, Rumanía y Ucrania. Estos tres países mejoraron
en el Índice de globalización gracias, en gran parte,
a tener mayores niveles de inversión. Croacia subió cinco
puestos, y Rumanía y Ucrania avanzaron cuatro. El tráfico
comercial de cada uno de estos países aumentó entre un
26% y un 36%, y la inversión
directa extranjera (IDE) creció en más del 50% para Croacia
y a más del doble en Ucrania. Ahora bien, esta zona puede sufrir
un bache en un futuro próximo: los nuevos miembros como la República
Checa, Eslovaquia y Eslovenia cayeron en el Índice de globalización
de este año; en cada uno de ellos, la IDE disminuyó en
más de dos tercios, debido a la pérdida de competitividad
derivada de la incorporación a la UE. Ser miembro del club europeo
es beneficioso, pero hay que pagar el precio.

 

 

Fuera de juego en América
Latina


Fuente: Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Incluye las entradas y salidas.

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América Latina siguió en el furgón de cola del Índice,
a pesar de sus denodados esfuerzos por lograr una mayor integración
con el resto del mundo, más pendiente de lo que sucedía
con la invasión de Irak. La inversión directa extranjera
en la región cayó más de un 20% desde 2002, pese
a que la zona se benefició de la devaluación del peso
argentino y el real brasileño y a que, por primera vez en 50
años, se produjo un superávit de cuenta corriente. Panamá siguió siendo
por cuarto año consecutivo el primero de la región en
el puesto 24, seguido por Chile, que subió tres, gracias a la
IDE y al crecimiento de Internet, mientras Brasil, con Lula al frente
del Gobierno, se situó como el país menos integrado del
continente. Pero la caída más espectacular fue la de
Argentina, que retrocedió 13 puestos a causa de la crisis económica.
La inversión extranjera en este país fue la más
baja desde la creación del Índice de globalización
en 1998, y un 98% inferior a la registrada en 1999. Aunque el tráfico
telefónico aumentó, hubo una fuga masiva de empresas
de telecomunicaciones, entre ellas, Vodafone, BellSouth, Verizon, France
Telecom y AT&T.

 

 

Esquizofrenia en EE UU

La superpotencia mundial se globalizó un poco más en
2003 y subió tres puestos en el Índice. Sin embargo,
un vistazo rápido a sus resultados revela un enfoque muy poco
científico. EE UU alcanza niveles estratosféricos en
el apartado tecnológico y es el primer país en número
de administradores y servidores seguros de Internet. Pero se queda
muy atrás en categorías como el comercio, la inversión
directa extranjera y la adhesión a tratados internacionales.
En parte, se debe a su vibrante mercado interior. Dado que muchos productores
estadounidenses pueden dedicar atención exclusiva a satisfacer
a los clientes nacionales, EE UU depende menos del comercio exterior
que países exportadores más pequeños. En cierto
sentido, la economía estadounidense es todo un mundo. Asimismo,
la Administración Bush ha actuado a menudo con el mismo distanciamiento
en asuntos políticos y diplomáticos. No hay más
que ver el escepticismo de Washington ante los tratados internacionales
que, en 2003, la Casa Blanca siguió despreciando.

Quien abre su país a las fuerzas de la globalización invita
al terrorismo? Muchos analistas sostienen que cuanto más globalizado
está un Estado, más susceptible es a los atentados terroristas.
Los países con fronteras abiertas y estrecho contacto con el mundo exterior
pueden permitir que los terroristas entren y circulen con facilidad. Es una
teoría interesante, pero no encaja. Si comparamos las Pautas del Terrorismo
Mundial 2003 del Departamento de Estado de EE UU con el Índice, se ve
poca relación entre el grado de integración global de un país
y el número de atentados en su suelo. En general, los países
integrados no son más vulnerables ante el terrorismo que otros con menos
lazos con el extranjero. De hecho, son más capaces de combatir esta
amenaza si se incorporan a redes internacionales. India, por ejemplo. En 2003,
Nueva Delhi, objetivo de grupos militantes que actúan en Jammu y Cachemira,
decidió ratificar el Convenio internacional para la represión
de la financiación del terrorismo. Secar las fuentes de este dinero
es una de las mejores herramientas de la globalización para contener
el terrorismo.


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El motor chino


Fuente: Banco Mundial.

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En 2003, cuando otras economías empezaban a fallar, Pekín
continuó con su aceleración; su PIB creció nada
menos que un 9,1%. Hoy nadie duda de que su economía es uno
de los motores del crecimiento mundial. La demanda insaciable de materias
primas del país ha fortalecido los vínculos comerciales
con sus vecinos y con los productores de todo el mundo. La parte de
las exportaciones mundiales que corresponde a China, que era del 1,9%
en 190, alcanzó el 6% en 2003, el primer año completo
en el que el país fue el principal mercado para las exportaciones
de Corea del Sur y Taiwan. La globalización parece contar con
amplio apoyo en China. Un estudio realizado en 2003 por el Pew Center
descubrió que el 90% de los chinos pensaba que un comercio en
aumento y unos vínculos empresariales eran "muy buenos" o "bastante
buenos" para el país. Sin embargo, Pekín no tiene
un puesto adelantado en el Índice. Muchos indicadores se miden
per cápita, y China, con su inmensa población, está luchando
para mejorar su calificación.

 

¿La globalización hace más libre?

En vista de todo lo que se ha hablado últimamente sobre la extensión
de la democracia, hemos revisado la cuestión de cómo se llevan
la libertad y la globalización. Al comparar el Índice con la
clasificación anual de países que hace Freedom House sobre derechos
políticos y libertades civiles, hemos descubierto que se llevan bastante
bien: hay una firme relación positiva entre la globalización
y la libertad política. Además, ésta es quizá una
de las mejores formas de mantener la honradez de los gobernantes, porque los
países más globalizados tienen niveles de corrupción mucho
menores, según Transparency International. Comprometer a países
de los que ocupan los últimos puestos del Índice, como Irán
y Egipto, puede ayudar a impulsar los derechos políticos y las libertades
civiles de sus ciudadanos. Y una integración mayor puede hacer que adopten
normas internacionales de transparencia más estrictas. Como es natural,
toda regla tiene su excepción. Singapur, el país más globalizado,
alberga una economía moderna y abierta que convive con un estricto control
de los medios por parte del Gobierno y unas libertades individuales limitadas.
En el otro extremo, Suráfrica posee un nivel alto de libertad política
y, sin embargo, un grado de globalización mediocre. Hacerse global no
garantiza nada, pero puede suponer un empujón para muchos países.


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Rusia se queda atrás

La puntuación de Rusia en globalización retrocede ocho
puestos en el Índice de este año. El crecimiento ruso
ha acabado por depender de las inversiones en crudo y gas, y la transformación
parcial del país en un petroestado hace que su economía
se haya vuelto vulnerable a las vicisitudes de dichos mercados. Algunas
fuentes consideran que la contribución del sector energético
a la producción industrial representa aproximadamente el 35%
del PIB y el 50% de los ingresos por exportación del país.
La ofensiva legal del Kremlin contra el gigante del petróleo
Yukos y los sangrientos atentados terroristas de las fuerzas chechenas
han desanimado a muchos inversores extranjeros. También están
debilitando la economía rusa la corrupción y la ineficacia.
Según algunos cálculos, el mercado negro constituye entre
el 20% y el 40% de la economía rusa. La privatización
y la desregulación están estancadas. Rusia no ha hecho
aún las reformas necesarias para incorporarse a la Organización
Mundial de Comercio (OMC), y la aportación del comercio al PIB
cayó en picado entre 1999 y 2003. Por el contrario, en Ucrania,
que también busca la entrada en la OMC, la contribución
del comercio al PIB aumentó un 12% en el mismo periodo.

 

 

Canadá se conecta


Fuente: Netcraft Secure Server Survey, diciembre de 2004.

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El término outsourcing (externalización o subcontratación
de diferentes actividades productivas, sobre todo en el área
de servicios a otras empresas) evoca imágenes de centros telefónicos
de apoyo en Bangalore, Hyderabad y Nueva Delhi. Pero al tiempo que
India se convertía en la oficina de atención al cliente
del mundo (y uno de los focos de debate sobre los costes y las ventajas
de la globalización), Canadá se ha ido quedando discretamente
con un gran pedazo del pastel. En los últimos años, una
parte cada vez mayor de la industria del outsourcing se ha establecido
en este país, que inauguró 56 nuevos centros de soporte
en 2002 y 2003. Canadá ha podido aprovechar sus costes laborales –algo
más bajos–, su dominio del inglés y sus vínculos
culturales para atraer centros de apoyo de Estados Unidos. También
ha ayudado su proximidad: empresas estadounidenses que se resisten
al trastorno de establecer una oficina en India están mucho
más dispuestas a trasladarse al país vecino. El aumento
del número de centros de soporte en Canadá refleja el
creciente perfeccionamiento tecnológico del país, que
le ha ayudado a conservar su sexto puesto en el Índice de globalización.
Canadá, que es la sede de Research in Motion –la empresa
que inventó el BlackBerry–, ocupaba el sexto puesto en
conexión tecnológica en 1999, y ahora está el
segundo. Asimismo, en número de servidores seguros per
cápita
,
sólo tiene por delante a Estados Unidos. Los usuarios de Internet
pasaron de la cuarta parte a la mitad de la población entre
1998 y 2003, y ahora existen aproximadamente 500 ordenadores personales
por cada 1.000 canadienses, frente a los 376 de 1999.

 

 

Irán, el último
de la lista


Fuente: Banco Mundial.

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Pocos países se encuentran hoy ante tantos precipicios políticos
como Irán. Los titulares informan de los esfuerzos de varios
Estados europeos para negociar con Teherán el final de su programa
de enriquecimiento de uranio. Pero la diplomacia
viajera
de una serie
de funcionarios extranjeros no es una verdadera apertura al mundo y
no atrae inversores. Irán vuelve a ocupar este año el último
puesto, por quinta vez consecutiva. Su economía sigue lastrada
por las sanciones de EE UU y la escasa confianza de los inversores.
Al mismo tiempo, las frecuentes campañas del régimen
contra Internet hacen que los lazos tecnológicos del país
con el mundo exterior sean casi nulos. Teherán tiene menos servidores
seguros per cápita que ningún otro país, excepto
Bangladesh. Y el régimen no contiene a sus habitantes sólo
en la Red. Es el último país en cuanto al contacto personal
de sus ciudadanos con el resto del mundo. El número total de
entradas y salidas por turismo, como porcentaje de la población,
fue sólo del 7%, inferior incluso al 10,5% de Senegal. En cambio,
las llegadas y salidas por turismo de Arabia Saudí ascendieron
al 47,2% de la población. Está claro, Irán no
avanza.

 

¿Algo más?
Acceda a las fuentes de información y la
metodología  empleadas para
elaborar elÍndice anual de globalización   A.T.
Kearney/ FOREIGN POLICY aqui o en la página web del Consejo
de Política Empresarial
Global de A.T..
Kearney, en www.atkearney.com.El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte
de que los desequilibrios comerciales y los enormes déficit fiscales
de Estados Unidos podrían debilitar
la economía mundial en U.S. Fiscal Policies and
Priorities for Long-Run Sustainability
(FMI,
Washington, 2004). Paul A. Laudicina, de A.T. Kearney, asesora
a las empresas sobre cómo afrontar las
turbulencias de la globalización en World Out
of Balance: Navigating Global Risks to Seize Competitive Advantage
(McGraw-Hill,
Nueva York, 2005). Neil Smith critica el intento del Gobierno Bush
de extender el neoliberalismo en el mundo en The Endgame
of Globalization
(Routledge,
Nueva York, 2005).

En los últimos años, tanto la edición española
como la estadounidense de Foreign Policy han ofrecido extensas
informaciones sobre las tendencias de la globalización
económica, política y cultural. Al historiador británico
Niall Ferguson le preocupa que la mundialización pueda venirse
abajo sin una superpotencia en ‘Si Estados Unidos no mandara’ (agosto/septiembre
de 2004). En ‘Five Wars of Globalization’ (enero/febrero
2003), Moisés Naím
advierte de que los gobiernos seguirán perdiendo la lucha
contra el tráfico ilegal de drogas, armas, propiedad
intelectual, personas y dinero mientras no adopten nuevas estrategias.
El sociólogo e
investigador stadounidense Andrew Papachristos describe cómo
la política de deportación
de Estados Unidos, Internet y la globalización están
acercando la violencia de las bandas latinoamericanas a las ciudades
europeas en ‘Bandas globales’ (marzo/abril de 2005).

 


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