La desaceleración económica, las paces con Japón, una ley medioambiental… son algunas de las tareas que la futura cúpula china tiene pendientes.

En pocas semanas, el Partido Comunista de China (PCCh) renovará sus puestos de mayor responsabilidad, llevando a lo más alto del poder a una nueva generación de políticos chinos. Se trata de una transición que tiene lugar cada diez años y en la que las distintas facciones del Partido y otros grupos de interés intentan hacerse con los cargos más importantes. A pesar de estas luchas internas por el poder político, lo cierto es que más de uno echaría a correr ante los difíciles retos que los nuevos líderes tienen por delante. Desde las primeras semanas tendrán que tomar importantes decisiones para evitar la desaceleración de la economía, reducir las desigualdades sociales y poner fin a la crisis del caso Bo Xilai; al mismo tiempo, y pensando en el largo plazo, deberían sentar las bases de un desarrollo más equilibrado y sostenible, creando un sistema del bienestar en un país todavía en vías de desarrollo, pero que para el 2022 podría convertirse en la primera economía del mundo
Hacer frente a la desaceleración económica
El desafío más importante, y sobre el que girará toda la política china, es de carácter económico. Hasta ahora, Pekín ha logrado sobrevivir a la crisis internacional a base de fuertes inversiones en infraestructuras, los generosos créditos concedidos por los bancos públicos, el control del sector inmobiliario y las puntuales ayudas del Gobierno a las empresas dedicadas a la exportación.
En este 2012, sin embargo, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se ha desacelerado (un 7,6% entre abril y junio, la peor cifra en tres años) y son muchos los que creen que el modelo de desarrollo chino de las últimas décadas ha tocado fondo. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que a finales de este año el Gobierno aprobará nuevas medidas para hacer frente a la desaceleración económica. Serán los nuevos dirigentes chinos los que tendrán que decidir la fórmula y la cuantía de este estímulo, intentando poner de acuerdo a los gobiernos locales (que no siempre escuchan a Pekín) y sentando las bases para un cambio de modelo económico que permita al país dar un salto en la escala productiva, crear productos de mayor valor añadido y aumentar el consumo interno.
Poner fin al caso Bo Xilai
El inminente cambio de poder en China ha traído consigo nuevas tensiones dentro del Partido, la más visible de todas con Bo Xilai como protagonista, el antiguo miembro del Politburó (donde se sientan los 24 ó 25 líderes más importantes del PCCh) que fue destituido de todos sus cargos en marzo de este año. Este escándalo ha dejado claro que las transiciones políticas no son fáciles en el gigante asiático y que dentro del Partido sigue habiendo numerosas discrepancias sobre el camino económico y político a seguir.
Después de las condenas a Gu Kailai (la mujer de ...
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