¿Cuál es el impacto de las actuales amenazas geopolíticas de la UE sobre los procesos de adhesión de los países balcánicos?
Corren tiempos difíciles para la Unión Europea. De la crisis de la eurozona a los conflictos en Ucrania y Siria, pasando por la tormenta migratoria, durante los últimos años la UE ha vivido en una constante lucha contra las amenazas que se ciernen sobre sus logros más significativos. En el momento de escribir este artículo, las fronteras de Schengen se ven sometidas a la presión del creciente número de refugiados, Grecia se enfrenta a una crisis humanitaria por esta razón -cuando apenas acababa de esquivar una salida de la eurozona-, Gran Bretaña se encuentra dividida internamente sobre la cuestión de abandonar la Unión o permanecer en ella, los gobiernos de Europa central coquetean con el iliberalismo, y la política europea respecto a los países vecinos apenas puede seguir el paso a los desafíos a la seguridad que tiene en su entorno más cercano.

No se puede decir que esta sea una Unión segura de sí misma, una inspiración para futuros Estados miembro, aspirantes a adherirse y países externos. Y, sin embargo, a pesar de este frágil ecosistema, existen todavía algunas naciones en Europa que quieren pertenecer a ella; los Estados de los Balcanes occidentales no se sienten disuadidos por este clima de incertidumbre y están todos ellos llamando a la puerta de la UE. Algunos, como Montenegro y Serbia, están ya en conversaciones para su adhesión, mientras que los candidatos Albania y Macedonia aguardan ansiosos la luz verde para poder comenzar las negociaciones y, recientemente, Bosnia ha solicitado también su entrada.
Al margen de si estos países registran avances en el terreno político o económico, o de si se sienten comprometidos con la condicionalidad y la puesta en práctica de reformas que prevé la UE, todos declaran su lealtad a la Unión, y parece existir un consenso entre las élites locales en el sentido de que su futuro está ligado a Europa. Pero la Unión a la que aspiran es muy diferente del mito europeo de los 90 y del 2000 en el que creían los países del centro y este de Europa.
Merece la pena echar un vistazo al nuevo panorama europeo, fijándonos en cómo esto afecta a la agenda para la ampliación en lo que respecta a los Estados de los Balcanes occidentales.
La UE actual está dominada por el intergubernamentalismo, a costa de la visión federal, y la balanza se inclina hacia las instituciones de carácter intergubernamental como el Consejo Europeo y el Consejo de Ministros. Cada vez más, los Estados nación europeos se muestran reticentes a ceder más poder a las instituciones federales, las voces de extrema derecha se oyen cada vez más fuerte y los gobiernos parecen menos dispuestos al reparto de poder y la solidaridad. El nuevo intergubernamentalismo es más nacionalista, euroescéptico ...
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