El ex presidente serbobosnio Radovan Karadzic está pasándolo mal en La Haya. ¿Qué otros importantes criminales de guerra siguen sueltos?

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Omar Hassan Al-Bashir
Presidente de Sudán

ISAM AL HAJ/AFP/Getty Images

Delito y situación actual: La Corte Penal Internacional (CPI) lo acusa de tres delitos de genocidio, cinco de crímenes contra la humanidad y dos de asesinato. Su imputación está pendiente de ser tratada en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Recompensa: Ninguna.

Por qué el mundo le persigue: El nuevo hombre más buscado por la CPI es el primer presidente en ejercicio de la historia acusado de genocidio por el tribunal. Bashir, que subió al poder mediante un golpe de Estado en 1989, es considerado uno de los máximos responsables de las más de 35.000 muertes confirmadas (y parece que de otras 300.000 más) ocasionadas en Darfur por la campaña de limpieza étnica de las tropas gubernamentales y la famosa milicia árabe yanyawid. Muchos también lo responsabilizan del sufrimiento de los dos millones y medio de ciudadanos sudaneses que continúan desplazados por el conflicto y que en los campos de refugiados han sido víctimas de violaciones y torturas respaldadas por la milicia y el Gobierno. Bashir rechaza todas las acusaciones. Afirma que forman parte de una “conspiración histórica” para dividir a Sudán en Estados más pequeños, no reconoce al tribunal y niega haber hecho ningún mal.

Joseph Kony
Líder del grupo rebelde ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en sus siglas en inglés).

STUART PRICE/AFP/Getty Images

Delito y situación actual: En mayo de 2005, la CPI le acusó de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Se dice que durante estos últimos años ha estado oculto cerca de la frontera con Sudán y la República Democrática del Congo.

Recompensa: 1,7 millones de dólares (algo más de 1 millón de euros), ofrecidos por la CPI.

Por qué el mundo le persigue: Kony, uno de los criminales de guerra más tristemente famosos del mundo, lleva 20 años liderando al LRA en su lucha contra el Gobierno ugandés. Utiliza niños soldado para librar su guerra “espiritual”, que incluye amputar los labios y las extremidades a sus víctimas. Gran parte de las matanzas han tenido lugar en el norte de Uganda, donde nació, y donde se le considera responsable de la muerte de decenas de miles de personas y de la huída de otros dos millones. Con la esperanza de poner fin al reino de terror del LRA, en 2006 el presidente de Ugandés, Yoweri Museveni, ofreció a Kony y sus seguidores una amnistía general. Ese mismo año ambas partes acordaron una tregua. Pero como la orden de detención de la CPI sigue en vigor, Kony y Uganda están en una situación sin salida: el líder se niega a disolver su Ejército mientras el tribunal no retire los cargos. En abril, Kony rehusó continuar con el proceso de paz, alegando que necesitaba “más tiempo para consultar a los ancianos y meditar sobre las acusaciones”. Con todo el mal que ha hecho, puede que medite sobre ellas durante mucho tiempo.

Ratko Mladic
General serbobosnio durante la guerra de Bosnia.

STR/AFP/Getty Images

Delito y situación actual: El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) le busca desde 1995 por 15 cargos penales, incluido genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de las leyes o costumbres de guerra.

Recompensa: 6 millones de euros (5 millones de Estados Unidos y 1 millón de Serbia).

Por qué el mundo le persigue: La reciente detención de Radovan Karadzic ha devuelto a las portadas al máximo jefe del Ejército serbobosnio, al que se busca por una larga lista de atrocidades cometidas durante la guerra de los Balcanes. El principal delito de Mladic es el asesinato, en 1995, de cerca de 8.000 hombres y niños musulmanes, perpetrado en Srebrenica en el marco de la campaña regional de limpieza étnica del Ejército serbobosnio. También se le busca por el bombardeo de Sarajevo ese mismo año, por someter a miles de civiles bosnios musulmanes a violaciones y torturas y por destruir casas, negocios y edificios religiosos. Pero, por lo visto, ser uno de los fugitivos más buscados del mundo no ha hecho que Mladic huya de la escena de sus crímenes –parece ser que se oculta en Serbia a la vista de cualquiera y que en 2001 se le vio por el centro de Belgrado.

Aribert Heim
Médico nazi del campo de concentración de Mauthausen (Austria).

Foto de dominio público

Delito y situación actual: Está acusado de asesinato por la justicia alemana.

Recompensa: 495.000 dólares (ofrecidos por el Centro Simon Wiesenthal y los gobiernos alemán y austriaco).

Por qu el mundo le persigue: Heim, conocido como Doctor Muerte o el carnicero de Mauthausen, está acusado de haber realizado experimentos horripilantes con los prisioneros de su campo de concentración, entre otros la extirpación de órganos sin anestesia o la inyección de veneno y gasolina en el corazón. Tras ser capturado en 1946 por el Ejército estadounidense, permaneció sólo dos años detenido antes de ser puesto en libertad sin haber sido juzgado. Siguió trabajando como ginecólogo en Alemania hasta que los rumores sobre un inminente procesamiento hicieron que en 1962 se fugase a Suramérica. Si sigue vivo, Heim sería uno de los criminales de guerra más ancianos, con 94 años. Los investigadores del caso creen que están estrechando el cerco en torno al famoso nazi en algún lugar cerca de Chile, donde vive una de sus hijas. Gracias a la ayuda del Gobierno argentino, aún hay esperanzas de encontrarlo –y quizá de que viva lo suficiente como para enfrentarse a la justicia.

Félicien Kabuga

Empresario ruandés multimillonario.

State.gov

Delito y situación actual: En 1998 el Tribunal Penal Internacional para Ruanda le acusó de genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de la Convención de Ginebra.

Recompensa: 5 millones de dólares (aportados por el Gobierno de EE UU).

Por qué el mundo le persigue: Kabuga es más conocido como el hombre que puso el dinero para el genocidio de 1994 en Ruanda, en el que medio millón de personas fueron masacradas por las tropas gubernamentales y las milicias hutus. Parece que Kabuga, cofundador y presidente de los Fondos de Defensa Nacional, usó su organización para suministrar al gobierno ruandés machetes y otras armas utilizadas en su campaña de terror. También dio dinero a la infame emisora de radio que incitó al odio y la violencia contra la población tutsi. Incluso después del genocidio, Kabuga siguió apoyando a grupos hutus violentos, incluida la milicia congoleña de los interahamwe. En la actualidad, a sus 60 años, sigue prófugo, aunque el tribunal de la ONU lo sitúa en Kenia, donde, según dicen, se ha asegurado la protección del Gobierno, pero en mayo un polémico informe afirmó que podría esconderse en Noruega.

Bosco Ntaganda
Jefe del Estado Mayor del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo armado de la República Democrática del Congo.

GIANLUIGI GUERCIA/AFP/Getty Images

Delito y situación actual: En 2006 la CPI decretó una orden de detención que hizo pública en 2008, por crímenes de guerra que consistían en el alistamiento, reclutamiento forzoso y utilización activa de niños menores de 15 años para actividades militares.

Recompensa: Ninguna (aún).

Por qué el mundo le persigue: Apodado Terminator, Ntaganda ha estado metido de lleno en el conflicto congoleño desde 1999, cuando combatió del lado de los rebeldes apoyados por Ruanda durante la guerra múltiple en la que estaban involucrados ocho países africanos. Se le busca por haber reclutado niños durante los enfrentamientos de 2002 y 2003 en la provincia norteña de Ituri, cuando era jefe de operaciones militares de la Unión de Patriotas Congoleños (UPC). Sin embargo, su estela de destrucción no acaba ahí. En 2006 se convirtió en jefe del Estado Mayor del CNDP, al que se responsabiliza de actos violentos contra civiles en las regiones orientales del país. Un alto el fuego entre varias facciones congoleñas el pasado enero ha hecho resurgir los llamamientos para que se entregue a Ntaganda, pero hasta el momento los líderes del CNDP se han negado, afirmando que las autoridades deberían centrarse en llevar a peces más gordos ante la justicia.