Los efectos del cambio climático están violando sistemáticamente los derechos fundamentales, por lo que ya es hora de que se incorporen definitivamente en el debate sobre el clima. La próxima parada: la cumbre de París del próximo diciembre.
El cambio climático fue una prioridad el mes pasado para el principal organismo de derechos humanos de la ONU. Tras los inmensos esfuerzos de un pequeño grupo encabezado por Bangladesh y Filipinas, el Consejo de Derechos Humanos dedicó al tema toda una jornada al comienzo de su programa de trabajo.
Algunos firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático están reflexionando también sobre el tema desde el punto de vista de los derechos humanos, y existen nuevas iniciativas para mejorar la integración estratégica entre las dos dimensiones, que deben reforzarse mutuamente.

Cada vez son más los Estados, expertos de la ONU, ONG y otros que están dando pasos para dinamizar esta agenda, con la esperanza de que cualquier nuevo acuerdo internacional que se alcance en París -la próxima y crucial cumbre del cambio climático, que se celebrará en diciembre- pueda defender los derechos y verse reforzado por ellos.
Ocho años de trabajo del Consejo de Derechos Humanos en asuntos relacionados con el clima y una serie de resoluciones al respecto han establecido sin lugar a dudas que los cambios en el clima perjudican diversos derechos humanos protegidos por la comunidad internacional.
De hecho, varios análisis recientes destacan que 45 países tienen ya en cuenta las consecuencias del cambio climático en los derechos humanos y se han referido explícitamente a ellas en sus informes nacionales a la Revisión Periódica Universal, el proceso de examen de sus pares sobre la situación de los derechos humanos en los Estados miembros de la ONU.
Entre los derechos humanos que sufren las consecuencias del cambio climático están el acceso al agua, el derecho a los alimentos, la salud, la vivienda y un entorno saludable, e incluso el derecho de autodeterminación y el derecho a la vida.
Las violaciones de tales derechos se producen, por ejemplo, cada vez que una grave sequía impide a una familia tener agua potable. Cuando la reducción de las temporadas de cultivo hace que haya menos para comer. Cuando unas olas de calor extraordinariamente fuertes incrementan los índices de mortalidad. Cuando unas tormentas e inundaciones cada vez más salvajes destruyen los hogares y los medios de subsistencia.
Las repercusiones se observan en todos los continentes, y agravan las desigualdades y las injusticias porque afectan, sobre todo, a los que ya se encuentran en situación vulnerable: los ancianos, las mujeres y los niños y los pobres, que además son los menos responsables del daño causado a los derechos humanos fundamentales.
La amplitud de estas injusticias reafirma nuestra convicción de que el cambio climático es tal vez el obstáculo más serio para que ...
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