Relaciones Internacionales acaba de entrar en escena, pero lo ha hecho con fuerza y ha llegado para quedarse.

© vege/Fotolia
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Es sabido que en nuestro país la historia de los estudios universitarios de Relaciones Internacionales a un nivel diferente al de postgrado es breve. Hasta 2009 no se impartían en nuestras universidades licenciaturas -estas ya casi olvidadas antecesoras de los grados- en esta nuestra disciplina. Se trataba, naturalmente, de una anomalía en el contexto europeo y, en general, internacional debido en principio a la historia política contemporánea de España. Una anomalía que empezaba a ser abiertamente perjudicial para un país inmerso en una acelerada internacionalización política y económica. Esta singularidad llegó a su fin cuando el 4 de septiembre de 2009, el Grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Pontifica Comillas ICAI-ICADE se inscribió, como primero en España, en el Registro de Universidades, Centros y Títulos (RUCT) del Ministerio de Educación. En otoño de ese mismo año, empezaron a impartirse las clases de primer curso de Relaciones Internacionales también en la Universidad Complutense y la Universidad Europea de Madrid.

El camino hasta ese momento no había sido fácil. Recuerdo la oposición, no siempre abierta pero sí rotunda, de determinados sectores de algunas facultades de Ciencias Políticas y de Derecho, cuya presión en contra de estudios de grado en Relaciones Internacionales llevaron a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) a negar, en un primer momento, la verificación positiva de esta novedosa propuesta. Se aducía que Relaciones Internacionales no era generalista sino un área de especialización de Políticas o de Derecho y, por tanto, no tenía cabida en los grados europeos. Tuvimos que emplearnos a fondo y presentar a la Agencia los ejemplos de otros 90 grados en Relaciones Internacionales que en diversos países participantes del Espacio Europeo de Educación Superior llevaban impartiéndose desde hacía décadas. Y explicar, como si fuera desconocida, la historia propia de nuestra disciplina, independiente al menos desde finales de la Primera Guerra Mundial, que ha vivido durante los últimos cien años un desarrollo intenso y brillante en países de referencia en cuanto a lo universitario se refiere como son Estados Unidos, Reino Unido o Canadá.

También recuerdo el desconocimiento, mezclado con una cierta incredulidad, entre gestores de empresas españolas muy internacionalizadas. Donde encontramos comprensión y entusiasmo fue en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y muy especialmente, en la Escuela Diplomática, que apoyó el proyecto expresamente a sabiendas de la necesidad de una formación integral e interdisciplinar en lo internacional para aquellos que representen los intereses españoles, sean públicos o privados, en otras partes del mundo.

Internacionalistas preparados para el mundo real

La razón principal que llevó a Comillas ICAI-ICADE a la decisión de proponer una formación sólida, amplia, profunda al mismo tiempo que aplicada en Relaciones Internacionales fue la convicción de que esta era imprescindible para permitir la participación exitosa y sostenible de España en el proceso de globalización. Un proceso que a marchas forzadas achica nuestro mundo y aumenta los momentos y elementos de contacto y relaciones transnacionales hasta tal punto que poco o casi nada de lo relevante en política, empresa o seguridad puede explicarse hoy en día en clave, exclusivamente, nacional. Nuestro país necesitaba y necesita internacionalistas. Como universidad de la Compañía de Jesús, lo internacional está en el propio ADN de la institución y ejemplos de otras universidades propias como Georgetown, donde Relaciones Internacionales juega un papel mayúsculo, no hacían más que confirmar la decisión institucional de luchar por un Grado en Relaciones Internacionales en España, como servicio útil a nuestra sociedad.

El diseño de los estudios había de responder también a la utilidad de la formación al servicio de los intereses comunes. Debía estar, pues, orientado a formar profesionales de las relaciones internacionales, es decir, personas que saben y saben hacer. Una formación interdisciplinar de visión integradora en Política, Economía, Derecho, Seguridad, en su dimensión siempre aplicada al entorno internacional, basada sobre un sólido fundamento teórico que convirtiera al egresado en observador y analista del escenario internacional, capacitado para incidir en la toma de decisiones. Y complementada transversalmente por el estudio histórico, sociológico y cultural de las principales áreas geopolíticas del mundo. Sobre lo que hubo también consenso unánime fue que la propia estructura del plan de estudios debía ser internacional.

De ahí el requisito obligatorio de cursar el 2º año de carrera en una universidad socia en el extranjero, principalmente anglosajón, y de aprovechar los veranos entre 2º y 5º curso para facilitar experiencias internacionales adicionales, bien sea de carácter académico, bien de prácticas.

Una importante decisión de principio fue combinar el Grado en Relaciones Internacionales necesariamente con el Grado en Traducción e Interpretación, en el formato de un doble grado de cinco años. Desde una función más instrumental, el segundo capacita para comunicar en tres lenguas extranjeras y poder poner en valor la formación propia de Relaciones Internacionales en cualquier parte del mundo y al servicio de actores no necesariamente españoles.

Resultados que superan las expectativas y llevan a nuevas propuestas

La alta demanda que ha generado esta oferta formativa desde el primer año y que no ha hecho otra cosa que crecer año tras año confirma que era oportuno y necesario implementarla en España. Lo demuestra también el aumento de las universidades que nos dedicamos a este tipo de formación de nivel de grado: de tres en 2009 hemos pasado a siete en 2012 y a 13 en 2014-2015 (entre ellas las cuatro universidades de la Compañía de Jesús), con una oferta de plazas de nuevo ingreso que supera los mil. Curiosa aunque no sorpresivamente, 10 de las 13 universidades se encuentran en la capital, Madrid.

En la actualidad, la Fundación BBVA sitúa nuestro grado como 2º en el ranking de Grados en Relaciones Internacionales de España. Y la Universidad de Navarra, que de momento no ha empezado a impartirlo, lo ubica en la primera posición.

La demanda numéricamente elevada va acompañada de candidaturas de una enorme calidad que ha permitido a RRII-TI situarse dentro del conjunto de Comillas ICAI-ICADE en tan sólo dos años entre las tres titulaciones con mayor calidad de expedientes de ingreso. La misma tendencia la atestiguan en las cuatro universidades públicas con grados en Relaciones Internacionales- UCM, URJC, UC3 y UAM (Estudios Internacionales en el caso de los dos últimos)- las altas notas de corte, en general entorno o por encima del 10/14.

Aunque son muchos y cada año más los candidatos, el perfil de los alumnos sigue siendo homogéneo y similar desde 2009. Se trata de jóvenes interesados por relacionarse con personas de otros entornos culturales, por lo que pasa fuera de nuestras fronteras. Si bien son pocos los que definen a los 17 años perfiles profesionales muy concretos (el diplomático sigue siendo para muchos adolescentes el perfil más reconocible), sí sienten una vocación por lo internacional y están enormemente motivados con los estudios que les esperan.

Muchos ya han vivido un año o más en el extranjero, generalmente por el destino laboral de sus padres. Dominan el inglés muy por encima de la media y tienen sólidos conocimientos previos en francés o alemán. Y demuestran en las pruebas de admisión que siguen la actualidad internacional a través de los medios. Con frecuencia son personas que no tienen un plan B, Relaciones Internacionales “es exactamente lo que busco”.

Si el perfil del alumnado no ha sufrido variaciones sí lo han hecho en estos seis años el plan de estudios y la combinación de Relaciones Internacionales con otras titulaciones. Por el perfil de la formación y el nivel de inglés de los aspirantes se ha optado por un plan verdaderamente bilingüe, con cerca del 80% de la docencia en inglés. Otra adaptación de alcance ha sido la orientación del plan de estudios hacia perfiles profesionales concretos, mediante menciones de especialización de más de 30 ECTS (medio máster) en el 4º y 5º curso. Es la manera de añadir a la virtud de amplitud de este grado (por su perfil interdisciplinar) la de la profundidad en un área que se corresponde con un ámbito profesional (economía y negocios; derecho y diplomacia; política exterior y seguridad internacional). Pero la novedad más relevante la constituye, sin duda, la utilización del grado en Relaciones Internacionales como segunda titulación, que aporta un valor añadido a otros perfiles profesionales como el jurista o el gestor empresarial. De ello resultan, en 2013, los dobles grados en Derecho y ADE, respectivamente, con Relaciones Internacionales. Constatamos que se trata de una tendencia general en España, 9 de las 13 universidades ofrecen dobles grados (con Derecho, ADE, Ciencia Política, Periodismo, Comunicación, Economía o Traducción e Interpretación/Lenguas Modernas).

Para Comillas, esto ha significado un aumento de 40 a 240 el número de estudiantes que empiezan anualmente Relaciones Internacionales. En 2018, uno de cada cinco alumnos de nuestra Universidad estará matriculado en esta titulación.

¿Dónde estamos?, ¿qué retos nos esperan?

Todo ello ha tenido como efecto colateral que Relaciones Internacionales ya no sea una desconocida en España por parte de los empleadores sino que sus egresados se hayan convertido en objetos deseados. La primera promoción en 2014 refleja la versatilidad de conocimiento y capacidades, tanto por la variedad de los trabajos que ejercen como por dónde lo hacen. El ámbito político-diplomático, en embajadas o consulados españoles en Asia o ante la ONU o extranjeros en Madrid, la Comisión Europea o la OSCE. En comercio exterior o banca. Pero también en gestión cultural internacional o cuestiones de seguridad y defensa. Otros deciden seguir formándose en postgrados en SOAS, Georgetown, Johns Hopkins o el Collège d’Europe, donde son admitidos tras procesos muy selectivos siendo “de los primeros españoles que nos llegan”. Los internacionalistas españoles empiezan a abrirse camino, a ponerse en el mapa en los centros neurálgicos de las relaciones internacionales y demuestran ser altamente competitivos en un mercado laboral global.

¿Cuáles son los retos que afrontamos como universidades que formamos en Relaciones Internacionales? En primer lugar, creemos definitivamente que nuestra disciplina y los estudios relacionados aportan un valor imprescindible a nuestra sociedad. Ello implicará trasladar la solidez de la formación de grado que vamos alcanzando también al postgrado, con programas de máster que sean realmente de especialización dentro del ámbito de la política internacional y las relaciones internacionales, no de áreas afines. Y formar en programas de doctorados específicos, la siguiente generación de académicos internacionalistas, la primera que pueda iniciar y finalizar una formación académica integral (grado, máster, doctorado) en España. Un paso necesario y natural será independizarnos definitivamente de las disciplinas a las que relaciones internacionales ha estado equivocadamente vinculado (a veces subordinado) en nuestro país. La creación, en 2013, del Departamento académico independiente de Relaciones Internacionales, dentro de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de Comillas ICAI-ICADE, ha sido un paso significativo en la dirección correcta. Una adaptación del área de conocimiento “Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales” a la nueva realidad será imprescindible al igual. También sería deseable una asociación de las 13 universidades con títulos oficiales de grado en Relaciones Internacionales en una conferencia de decanos, al estilo de otras disciplinas como Sociología, Psicología o Educación.

Concienciémonos también de que los estudios en Relaciones Internacionales, quizás más que otros, tendrán que modificar sus planes de estudios con bastante frecuencia. Y es que el escenario internacional está en constante y rápido cambio, surgen nuevos actores, nuevos escenarios, nuevas cuestiones que exigirán la introducción de nuevas asignaturas, de nuevos itinerarios. Lo mismo reza para los másteres de especialización disciplinar, cuyos ciclos de vida, por la propia vitalidad del sistema internacional, serán cortos. La formación de grado y postgrado en Relaciones Internacionales estará, pues, caracterizada por un gran dinamismo, reflejo del enorme potencial que tiene este ámbito de formación universitaria en España. Y es que Relaciones Internacionales acaba de entrar en escena… pero lo ha hecho con fuerza y ha llegado para quedarse.