El candidato a la presidrncia argentina Mauricio Macri rodeado de medios de comunicación. Juan Mabromata/AFP/Getty Images
El candidato a la presidencia argentina Mauricio Macri rodeado de medios de comunicación. Juan Mabromata/AFP/Getty Images

Mejorar la política exterior, reparar el diálogo con los actores sociales y afrontar el conflicto con los fondos buitres, así como otros obstáculo de carácter específico, son algunos de los desafíos que le esperan al próximo presidente de Argentina, Mauricio Macri o Daniel Osvaldo Scioli.

En la primera vuelta de las elecciones presidenciales ningún candidato consiguió los votos suficientes para imponerse en la primera ronda. Mauricio Macri y Daniel Osvaldo Scioli se medirán, mano a mano, en el primer balotage de la historia argentina el próximo 22 de noviembre. La herencia política que dejan 12 años de kirchnerismo ininterrumpido es delicada, con distintos desafíos tanto en el plano local como internacional. Algunos de los principales retos que deberá afrontar el próximo presidente son indistintos, sin importar quien llegue a la Casa Rosada. Otros, son específicos de cada uno de los presidenciables, quienes, sumergidos en la estructura de sus propios partidos, deberán superar obstáculos condicionados por su particular realidad. Pase lo que pase en noviembre, se abre en Argentina un nuevo ciclo político.

 

Tareas comunes: política exterior, 'fondos buitre' y diálogo social

La exterior fue posiblemente la más errática de las políticas del ciclo kirchnerista. El ministerio de Asuntos Exteriores había sido hasta hace unos pocos años una isla de profesionalismo dentro del poco profesionalizado aparato estatal nacional. La administración del Gobierno Nacional en Argentina nunca se caracterizó por los concursos públicos para el acceso a los cargos y la búsqueda del burócrata más capacitado. El amiguismo, la connivencia política y la devolución de favores siempre primó al momento de asignar funcionarios. La Cancillería, que hasta ahora se había mantenido al margen de estas prácticas, cayó en desgracia con la llegada del matrimonio Kirchner. A este deterioro en la calidad de gestión exterior se le sumó la hipercentralización en la figura presidencial del manejo de cada micro detalle de la política exterior.

El primer resultado fue la aparición de increíbles conflictos como, por ejemplo, el empeoramiento en las relaciones con Uruguay o el estancamiento total del Mercosur. Vale la pena recordar que en la retórica oficial la relación con Brasil y la integración regional fueron, en teoría, una prioridad política y estratégica nacional. Pero en la práctica, el constante levantamiento de barreras al comercio entre los países miembros del bloque no hicieron más que poner en estado crítico a Mercosur. El bloque se ha transformado en un foro político, donde los líderes no ahorran declaraciones espectaculares sobre la importancia de la unión de los pueblos del Sur. Sin embargo,  a la hora de la verdad no avanza hacia una verdadera integración económica o comercial. El próximo presidente de Argentina deberá recomponer los lazos comerciales con Brasil, principal socio de la unión aduanera. Sectores industriales brasileños presionan por una apertura del país a nuevos mercados fuera de Mercosur, en buena medida impulsados por la carrera de obstáculos impuesta por Argentina al comercio bilateral. Será ...